Por: Newton
La arquitectura en Venezuela ha lo largo del siglo XIX, y muy especialmente hacia el último cuarto del siglo, se caracterizo por una sencilla exquisitez bajo los periodos presidenciales de unos de los políticos más representativos de la historia política de Venezuela: Antonio Guzmán Blanco.
Es increíble como en los 3 períodos en los que gobernó Guzmán Blanco conocidos como el Septenio (1870-1877), el Quinquenio (1879-1884) y el Bienio (1886-1888), aunque éste último no lo completó, logro impulsar gran cantidad de desarrollos urbanísticos y obras arquitectónicas muy puntuales dentro de Caracas, aunado todo ello a una efectiva implementación de políticas de Estado para la ejecución de un plan general de modernización de Caracas. Por supuesto, todo fue pensado para que los ciudadanos de la época fuesen educados por los paisajes tan generosamente concebidos y construidos por el Estado. Esto lleva una reflexión mas profunda: ¿porque ahora todo esta lleno de vendedores informales, por que tanta desidia? El palacio legislativo, la antigua sede de la Universidad Central (hoy la Academia de Historia) y tantas calles aledañas a tan importante centro histórico, turístico y comercial, todo abandonado.
Solo la plaza Bolívar se ha conservado como un oasis dentro de toda esta red, que en algún momento Guzmán Blanco imagino llena de bulevares y parque evocadores de viejos encantos. Esa plaza que hoy en día es tema de discusiones y peleas, en el siglo XIX represento un acontecimiento político-civil de gran relevancia, el orden “afrancesado” era la regla y por supuesto todo lo que ese actitud representaba era bienvenido dentro de un pueblo que necesitaba educarse a través de las cosas refinadas. Muchos acusan a Guzmán Blanco de querer convertir Caracas en una pequeña Francia pero gracias a esos desarrollos (El calvario, teatro municipal, los ferrocarriles, etc.) Caracas, y específicamente su centro, adquirieron un rasgo de ciudad, nunca superado sino hasta el advenimiento de la modernidad y toda su estética funcionalista.
Hay que destacar que el centro de Caracas actualmente no es el mismo de antaño, habiendo ocurrido un desplazamiento importante mas hacia el este (lo mas parecido al centro actualmente es Plaza Venezuela) la plaza Bolívar y todo el conjunto de edificaciones, perdieron todo sentido en una sociedad que siempre esta dispuesta a olvidar lo que no esta de moda. Es así como la incapacidad de las autoridades de mantener una vigencia de sus plazas e instituciones públicas. Una plaza impecablemente limpia pero un palacio totalmente cerrado para el publico, son esas incongruencias que impiden una apreciación mas profunda de nuestros valores arquitectónicos y urbanísticos, sin la menor intención de buscar en la gente una motivación para explorar sus calles e iglesias, respetando nuestras instituciones, sin dañar el patrimonio, simplemente buscando la manera de apartar usos de la calles indebidos de las calles (buhoneros) para que el transeúnte pueda , sin sobresaltos, caminar en ambientes bien iluminados y con seguridad personal para con su vida.
Suena repetitivo y, a veces retórico, pero el centro nadie lo aprecia porque ya no queda nada de él que pueda rescatarse. Solo quedan obras desconectadas de la realidad circundante y no porque no supieron adaptarse, sino porque nunca se les presto el debido mantenimiento. Imagino que algún día, como todo, desaparecerán…
Laboratorio de investigaciones medicas A. N. Richards, Universidad de Pennsylvania, Laboratorio de investigaciones biológicas, Filadelfia (Pennsylvania)
Por: Newton
Este edificio reúne las características mas importantes dentro de la reflexión arquitectónica que Louis Kahn logro expresar y construir, basándose en aspectos como el sentido de la composición de vacíos y llenos manifestados en planta a través de la separación de los espacios servidos y sirvientes. Esto consistió en la creación de un modelo de servicios que se con conecta al resto de los edificios a través de largos pasillos, definiendo de esta manera, su intención de la circulación vertical, las instalaciones y los ductos de ventilación, no interfieran con el desarrollo de los trabajos científicos, y por supuesto, para darle mas calidad espacial al conjunto sin llegar a ser disconexo.
En este sentido la integridad expresiva de los pilares como indicadores de las funciones que allí se realizan, determinaron una separación conceptual lógica entre los espacios sirvientes como un apoyo a los laboratorios distribuidos en las otras 3 torres de ocho pisos. Por supuesto, el sistema constructivo basado en la técnica del prefabricado pero sin perder la visión del la idoneidad del material, logra reforzar ese sentido espacial (básico en la esencia de la arquitectura) revelando una diferenciación entre los laboratorios y sus sistemas de trabajo, es decir, la función logra aquí tener una apreciación coherente con la forma empleada.
Esa aparente sincronicidad donde ninguno de los edificios opaca o delata al otro hace que la apariencia de la edificación se torne sobrio y serena pero sin perder la luminosidad necesaria para el desarrollo de las actividades científicas, marcadas estas por una iluminación donde los vanos son perforaciones exactas para que resalten esos llenos y vacíos que se manifiestan en la diferenciación de las funciones del laboratorio
Estas relaciones espaciales se refuerzan todavía mas cuando logramos ver el sistemas de elementos portantes de todos los elementos, tanto de módulos de servicios y laboratorios, que logran resaltar el carácter funcional pero al mismo tiempo reflexivo, de una obra extrañamente flotante.
Estos laboratorios lograran articular, mediante la oposición entre espacios servidores (núcleos de comunicación vertical y sistemas de acondicionamiento) y espacios servidos (laboratorios y estudios), un impresionante edificio donde las torres murales, de apariencia medieval, contrastan con los espacios acristalados de la modernidad más estricta, al comparar los interiores de sus edificios con los exteriores, mucho menos dramáticos.
Casa de Los Arcaya
Por: Newton
La situación urbana de las ciudades en Venezuela se inicio relativamente en la época colonial bajo un proceso de ocupación lento que tomo más de dos siglos marcado por las relaciones un poco difíciles que siempre han estado presentes entre el campo y la ciudad.
Esta ocupación fue irregular hacia los extremos por esa misma incapacidad de los primeros colonos de establecer las primeras fronteras, y ante la resistencia de los habitantes originales, no quedo otra solución que recorrer la costa alternativamente en busca de territorios mas nobles para el establecimiento de las primeras “ciudades”.
Esta relación entre el campo (vista como un ente desarticulado, vacío y poco denso) y la ciudad naciente como una entidad capaz de civilizar a ese contexto es uno de los puntos básicos en la construcción de la realidad urbana que se ha mantenido hasta el presente. En la colonia era realmente difícil saber cual que era lo urbanizado y lo urbanizable puesto que los primeros asentamientos no pasaban de unas cuantas casas distribuidas sobre una trama reticular que contenía las funciones principales (iglesia y la autoridad local) y al mismo tiempo era contenida por las funciones agrarias que abastecían a los mismos habitantes. Es por eso que nuestras ciudades fueron basadas en una estructura agraria precaria pero fundamental para el sostenimiento de esos habitantes aislados de la madre patria.
La penetración y ocupación del territorio progresivamente fue tomando apariencia de aventura, con grandes peregrinaciones desde oriente hasta occidente para finalmente establecerse en la península de paraguaya, considerado un sitio seguro y además un puerto confiable para el contacto con España y el consecuente intercambio comercial. Claro esta, el establecimiento de los buscadores de oro dio el impulso necesario para que posteriormente, ante la necesidad de autoabastecerse, fueran creándose nuevas maneras de explotar el territorio basándose en la pesca, el agro y las casas comerciales. En este punto, la casa guipuzcoana jugo un papel importante en la aceleración de la economía colonial, tanto en la parcelación de la tierra colectiva de los indígenas como la misión, cada vez más urgente, de evangelizarlos para su explotación.
Estas políticas fundacionales se vieron energizadas por la promulgación de la Ley de Indias y el desarrollo del sistema de encomiendas. Sin embargo los asentamientos seguían ámbitos de grandes imprecisiones y seriamente indefinidos donde las haciendas pasarían a llenar un vacío, tanto en lo económico como en el sistema de relaciones sociales, destacándose por ser una unidad habitacional amplia y fresca, necesaria para el desarrollo de la explotación agrícola en forma de pequeños “feudos” rurales fundados en las márgenes de ríos con poca afluencia, ideales para la instalación de los primeros molinos, necesarios en la irrigación de las tierras y la instalación de los primeros grandes cultivos para su exportación. Evidentemente, este aspecto de la ruralidad fue mas una adaptación a las condiciones del clima que algo impuesto como política
Como era de esperarse esto trajo un afluyente de nuevos colonos, inversores y esclavos negros pues ya el territorio, aunque precariamente, ya estaba siendo dominado a través de los viajes de exploración hecho por aventureros (en su mayoría alemanes) y ante la seguridad de que la tierra tenía riquezas incalculables por ser explotadas. Es así como las haciendas se convirtieron, no solo en unidades habitacionales para el desarrollo económico sino que también desarrollaron una tipologia arquitectónica digna del nuevo ambiente físico