Viernes 31 de Enero del 2003

APETITO POR LA DESTRUCCIÓN

No hay forma de tratar con la humanidad, cuando su actitud se orienta hacia la destrucción. No hay forma de tratar con los hombres, esas entidades que sólo buscan la competencia, imponerte sus ideas, sin dejarte la posibilidad de desarrollar las propias. Yo mismo estoy metido en el fango, porque pretendo que la mía es la única verdad, y a ella me atengo.
Soy miserable, pusilánime, intolerante. Soy humano.
Y mi humanidad me lleva a tomar una decisión. Temporal, si se quiere. Traicionera y contradictoria, tal vez...
Me volveré dictador. Aniquilaré a las odiosas criaturas que osan contradecir e importunar mis designios. Ríos de sangre se derramarán sobre la faz de este planeta, hasta que la última hoja del último árbol también perezca. Hasta que el último de los correcaminos acabe cayendo exhausto tras huir de nada. Hasta que el último de los coyotes, karma de su existencia, se desplome a tan sólo un metro de su presa. Hasta que el último de los bebés nacidos muera de hambre. Hasta que la palabra Dios carezca por completo de significado. Hasta que la palabra Demonio sea sinónimo de inexistencia...
Sólo se salvarán algunas de las grandes obras que, pese a toda su imbecilidad, la humanidad ha sido capaz de crear, como ser...
Rayuela.
Héroes.
Sleepy Hollow.
Wings of Desire.
Nada Memorable.
El Señor de los Anillos.
Crónicas Marcianas (aún a pesar de ése prólogo...).
Porque, más allá de su infinito poder de destrucción, algunos especimenes de la humanidad poseen o poseyeron una característica que los redime: su capacidad de creación.
Y eso sí que es algo.

Sin embargo, coincido en cierta medida con GOLLUM, cuando sostiene que alguna vez quiso pertenecer a la humanidad, pero ya no. Podría desaparecer para siempre, pero creo que todavía no es el momento. Porque, antes de despedirme de la humanidad, quiero dejarle un legado. Algo que hace al sintagma "todo es construcción...", y que, sin saberlo, los idiotas que pululan en algunos lugares están contribuyendo a crear.
Y es entonces cuando comprobás que la humanidad, al fin y al cabo, sirve para algo...

Martes 28 de Enero del 2003

HUMANIDAD

¿Por qué se puede llegar a odiar a la humanidad? Resentimiento.

Hoy, yo estoy resentido contra la humanidad. Le había dado otra oportunidad, pero ella insistió en su actitud. Y volví a enojarme.

¿La guerra contra Irak? No, esa no es la causa. La humanidad siempre vivió de guerra en guerra, unas movidas por la codicia, otras por la locura, otras por la necesidad. No, la guerra no es razón para que pierda toda fe en la humanidad.

¿La contaminación ambiental? No, no. Por favor, no seamos ingenuos. La humanidad está condenada a destruir el planeta. Desde que el hombre es hombre ha fabricado herramientas y ha modificado su entorno. Y no hay comité de ética científica que pueda detenerlo. El hombre hace todo lo que su tecnología le permite, y no cesa de desear todos los días un poco más.

¿La idiotez? "La idiotez humana no tiene límites". Y eso es una verdad tan vieja como la humanidad misma. No, tampoco es razón suficiente.

La causa de mi malestar no tiene una palabra que la describa. Lo que me hace odiar a la humanidad es una característica peculiar de ella que está entre la mezquindad, la pusilanimidad, la avaricia, la soberbia, la traición y la miserabilidad. Cada ser humano es, en el fondo y por sobre todas las cosas, mezquino, pusilánime, avaro, soberbio, traidor y miserable.

Y yo, como buen idiota, me emperro a veces en creer que no es así. Busco ejemplos que contradicen esta suposición, y los encuentro: mis amigos, los pocos que poseo. "Tengo suerte", suelo pensar, "de que entre mis amigos estén mis padres, mis hermanos, y esos desconocidos que un día me cayeron bien y con los que trabé los fuertes lazos de la amistad". Pero, fuera de ellos, la humanidad no cambia.

Donde quiera que voy veo humanos escudados en una patota de humanos, dispuestos a encontrarte rápidamente un casillero en el que guardarte, un uniforme con el que vestirte, un título que ponerte. Humanos incapaces de reconocer ante sí a sus iguales. Humanos que sólo pueden ver webloggers, intelectuales, tolkienianos, almaceneros, diseñadores, peronistas, abogados, hippies, nerds, bosteros, conchetos, anarcos, maricones, histéricas, idiotas, provocadores, ajedrecistas, mujeres, pusilánimes, tacheros, psicópatas, chabones, viejas, negros, peatones, fascistas, esquizofrénicos y un larguísimo etcétera. Humanos que se olvidan de que allí enfrente sólo hay personas.

Humanos que no te dan oportunidad de presentarte, porque ya creen conocerte con sólo saber cómo vas vestido, o qué música escuchás, o qué libros leés, o sobre qué temas hablás, o con qué gente te juntás. No me animo a llamarlos prejuiciosos. Eso sería pensar que hay un GRUPO de humanos que prejuzga. Y no lo hay. Es toda la humanidad.

No, no son prejuiciosos: son humanos. Son todos. Todos los humanos hacen lo mismo, y lo hacen todo el tiempo.

No hay forma de tratar con la humanidad. Y eso provoca resentimiento. Porque, de veras, alguna vez quise pertenecer a ella. Ya no

Lunes 27 de Enero del 2003

EL ODIOSO DIEZ

(dedicado a los borgeanos, y a los que gustan de post largos e intelectuales)

Hoy seré (relativamente) breve. Había pensado en hacer una (nueva) apología de los textos de Borges (porque su autor, ya se sabe, poco me importa). También estuve tentado de decirle a Matrix que Borges salió de Palermo y llegó a Irlanda, y a Suiza y a muchas otras partes. De todos modos, supongo que eso no habría favorecido al difunto escritor.

Pero no voy a hacer nada de eso. El odio es un sentimiento muy profundo, a menudo inexplicable y difícil de combatir. Sólo el tiempo cura el odio, y espero que eso ocurra entre mi amigo y (los textos de) Borges. Y confío en que ocurrirá, porque nunca falta ese click inesperado que, un día cualquiera, nos hace ver todo de otra manera.

Sí me detendré en el odio como sentimiento universal. El odio suele ser perjudicial pero es, sin embargo, la más humana de las pasiones, más incluso que el amor, la compasión, el rencor o el respeto. El odio es, después del miedo, el segundo reflejo de cualquier criatura amenazada. El odio es motor de muchas acciones, es lo que subyace a muchos objetivos de vida (venganzas, invasiones, cruzadas).

Observen a su alrededor, entre propios y extraños, en los libros y en los comentarios de cualquier blog: hay siempre más gente odiándose que tratándose con cariño, o con respeto.

Yo mismo, en alguna ocasión, sostuve que cada humano únicamente se llevaba bien con apenas un décimo de la humanidad, y que odiaba al resto.

Hay personas que jamás llegan a conocer a su décimo de humanidad amigable.

...ODIO...

Muy bien, Don GOLLUM...
Los versos "(...) A mí se me hace cuento que nació Buenos Aires, / la juzgo tan eterna como el agua y el aire...", fragmento mínimo de un poema de Borges, fueron el detonante de mi odio sempiterno hacia ese engendro. Tan sólo con palabras, se erige en atentado blasfemo hacia las leyes de la causalidad, del encadenamiento y concatenación lógica de los acontecimientos, históricos y personales. ¿Cómo osa pretender la existencia desde siempre y para siempre de una ciudad que, se sabe, fue fundada en 1536 por Don Pedro de Mendoza? Él no tiene la capacidad ni los fueros para decidir cuándo comenzó la existencia de algo que lo supera; no puede pretenderse Rey del Mundo, Demiurgo Supremo, porque Borges y su obra no son más que un punto (sucio) sobre la faz de este planeta.
Hay otra cosita que me hace odiar a Borges, y es su petulancia y sus aires de superioridad. ¿Quién es él para decir que el Cementerio de la Chacarita posee un status inferior al de la Recoleta? Yo juraría que el quía jamás salió del circuito Barrio Norte - Recoleta - Palermo. Y es el caso que la Señora Muerte, como bien lo dijo GOLLUM, no hace distinciones. Lástima que no se acordó de Borges antes, en su más tierna infancia. Nos habría ahorrado la lectura de un montón de palabras vanas, intrascendentes y estúpidas.
Sé que a algunos les caerá mal todo esto. Pero es la verdad. Desde la primera vez que lo leí, lo odié. Lo odié con el odio más odioso que puedan imaginarse. Y lo sigo odiando, y cada vez que leo su apellido, cada vez que oigo nombrarlo, una nueva gota de odio hace nido en mí. Y será así hasta el final de mis días. Y ningún intelectualoide de café, o petulante, conseguirá que mi idea de lo que es Borges se modifique. Es una simple, lisa y llana cuestión de piel.
Les digo más: Si yo fuera Hitler, ya habría ordenado quemar toda su obra.
¿Y qué?

Jueves 23 de Enero del 2003

DE CIUDADES CANCERÍGENAS, MUERTE, LIBERTAD DE EXPRESIÓN Y RESPETO

(dedicado a los que gustan de post cortos)

Reconozcámoslo: La Plata, como la mayor parte de las ciudades argentinas, llenas ellas de dameros y diagonales, fue en parte diseñada. Pero, ¿decidió ese arquitecto urbanista que el kiosco de la esquina estuviese ahí? ¿Dispuso, también, dónde debían instalarse los supermercados chinos? ¿Dijo este diseñador, acaso, dónde tenía que vivir yo, cómo debía ser la casa de mis abuelos, cuántos pisos debía llevar el edificio de departamentos? Todo esto, además, sin contar con el detalle de que las ciudades (emulando al cáncer, lo más parecido a una ciudad en el mundo natural) crecen incontrolablemente, se deforman y retuercen, apartándose del trazado original, extendiéndose más allá de toda frontera racional que cualquier hacedor de ciudades podría haber calculado jamás.
El plan original, sin embargo y mal que me pese, permanece. En eso debo darle crédito, matriz que todo lo invade. El plan subsiste, al igual que subsiste el objetivo de vida en el alma de las personas: queda en estado latente, a la espera de ser recuperado en algún momento, si ello fuera posible.
De hecho, ¿es posible alcanzar el objetivo de nuestras vidas? Si cada paso que damos genera nuevas e impredecibles consecuencias, ¿no queda tal objetivo (si existió) obturado por una maraña de imprevistos? La matriz me pone en situación de aclarar para qué estoy en este blog, o en otros, para qué vagabundeo en internet, para qué dejo comentarios, para qué posteo en Placebo. Y la respuesta es: si alguna vez hubo una intención detrás de todos esos actos, ya no la recuerdo. Se perdió.
Leí hace poco en Frustrated Dreams (un blog depresivo, para describirlo velozmente), que su autor dudaba sobre la posibilidad de continuar o no escribiendo, que no sabía para qué seguir escribiendo. El paso siguiente a esa duda es esta otra: ¿para qué seguir viviendo? Sin que esta pregunta sea una incitación al suicidio de Mr. Frustrated Dreams (todo lo contrario), nos pone en situación de darnos cuenta que nada de lo que hacemos vale realmente la pena. Todo lo que hacemos, en última instancia, carece de sentido. Y, aún cuando pudiéramos recuperar el objetivo primigenio de nuestras vidas... ¿no carecería éste también de sentido?

¿Por qué este ataque repentino de nihilismo? ¿Qué es lo que hace que todas nuestras acciones parezcan fútiles? La Muerte, esa señora que nos iguala a todos bajo seis pies de tierra, o en el fuego de una hoguera, o en el fondo del mar. La Muerte, mujer caprichosa que, como si no le bastara con ser implacable, además se jacta de su imprevisibilidad. ¿Quién sabe a ciencia cierta cuando va a morir? Ni siquiera el condenado a muerte tiene ese privilegio (siempre se puede atragantar con una galletita y morirse ahogado antes de la ejecución). En fin, si vamos a morir mañana, o dentro de 90 años, ¿para qué esforzarse? No sé, pero en eso estamos, esforzándonos...

En fin, he derivado en la filosofía cursi (barata y con zapatillas de lona, en mi caso), aunque no por ello menos válida. Y aún me queda referirme a la libertad de expresión. Veamos.
Coincido en general con el planteo mátrico, aunque quizás disienta en un aspecto: si bien es cierto que se puede distinguir absolutamente al "psicópata" del verdadero titular de un nickname, es cierto que una campaña prolongada de usurpación, en la que el psicópata lograra escribir más veces que el original, acabaría por convencer a todos que el original es el psicópata. En fin, tampoco hay que olvidar que mañana (o pasado) tanto Matrix como Gollum pueden aparecer por ahí diciendo incoherencias sin que nosotros hayamos movido un dedo. No es, al día de hoy, mi principal preocupación, pero tampoco debe tomárselo tan a la ligera.
Sobre la "respetabilidad" de ciertos miembros de la "comunidad webloggera", etc., etc., sólo puedo decir que el respeto es algo que se forja día a día, con cada una de las cosas que hacemos (por eso, aún, a mí nadie me respeta; lo que, por otra parte, me tiene muy sin cuidado). En fin, no creo que el atributo de "respetable" sea algo que se consiga de una vez y para siempre. Ni siquiera una trayectoria hace el respeto. Respeto es algo que alguien siente hacia otro en un momento determinado de tiempo. Por ejemplo, yo, ahora, respeto a Matrix, a HighToro, a Aro72, al Ministro, a Siouxie, a Gloria, pero... ¿quién garantiza que lo siga haciendo mañana?

Mis más sinceros respetos. Suyo
[1. ...c5 (Defensa Siciliana)]

PS: Lo suyo con Borges, querido Matrix (y lamento ser yo quien se lo diga) es un prejuicio. Que te caiga mal la palabra "borgeano" o "borgeseano" en boca de intelectualoides petulantes (como yo, por ejemplo) no quiere decir que Borges lo sea. De hecho, y pensándolo mejor, ¿a quién le importa Borges? Bien muerto está. Lo único que me interesa de Borges es Ficciones, El informe de Brodie, El hacedor... Y que ese Borges haga lo que quiera...

Miércoles 22 de Enero del 2003

SOBRE LA CONSTRUCCIÓN DE CIUDADES E IDENTIDADES

Perfecta construcción de arquitecto... la ciudad de La Plata, capital de la provincia de Buenos Aires. Un cuadrado cortado por dos diagonales principales y otras diagonales más pequeñas. Con una plaza cada tantas cuadras, rodeada por ocho esquinas... Podríamos seguir así, enumerando detalles de construcción de una ciudad que no fue producto del azar, como pareciera sostener GOLLUM respecto de cualquier ciudad.
Y no es así, muchas veces existe la planificación, por más que no sepamos entender el sentido de esa planificación. Y esto vale no sólo para las ciudades, sino también para cualquier acto de nuestra vida. Está bien que hay una zanahoria, un objetivo, que hace que el burro se mueva, pero precisamente es esa característica la que nos lleva a la causalidad. Todo tiene una causa, aunque a veces esté oculta, nada sucede porque sí, todo es planificación. Consciente o inconsciente, pero imposición de objetivos, al fin. Nada de azar.
Y creo que este es un buen momento para comenzar a contar el por qué de la aparición de GOLLUM, o de la mía, ya que algunas personas parecen pensar que somos el mismo tipo disfrazado con dos máscaras. GOLLUM, por favor. Ya moví 1. e2-e4...

POST SCRIPTUM:
Hay algo más que me gustaría decir. Mi amigo me comentó, vía e-mail, que una identidad llamada Singing Banzo le envió un mensaje solicitándole que borráramos un Shout Out que, aparentemente, había sido posteado por un psicópata que anda dando vuelta pos los blogs y dejando mensajitos que hacen quedar mal a "las personalidades respetables de la comunidad weblogera" (¿qué tienen de respetables?) y bla, bla, bla. Bueno, en tanto que administrador de este blog, y teniendo en cuenta cierta experiencia por la que pasé, les quería comunicar que también un psicópata tiene derecho a expresarse con libertad. No hay nada de malo en ello, está en cada uno de nosotros saber reconocer a una persona detrás de la máscara. Si alguien se siente ofendido o preocupado por algún comment que aparezca en esta página, no tiene más que replicar a ese comentario por el mismo medio (para eso están), aclarando (o no) la situación. Por mi parte, me dedico a postear acá, a hablar de las cosas que me interesa hablar, a tener una forma de intercambio con mi amigo y con los demás, sea hablando de ficción lisa y pura, sea tratando la más cruda de las realidades (como ahora). Si les gusta, perfecto. Si no les gusta, no tienen más que elegir una página web diferente para visitar, y tipear la URL ahí arriba, en la barra de direcciones. Al fin y al cabo, también eso hace a la construcción de lo que es así, sólo nuestra vida.
Entiéndanlo, no hay salida. Están atrapados bajo los designios de algo que los trasciende, y ustedes solamente tratan de adaptarse a eso, para sobrevivir. Entonces, acepten las consecuencias de lo que escriben en sus propios blogs o en donde sea, porque todo repercute para bien o para mal, siempre dependiendo de la personalidad de cada uno.

Ah, Tolkien está bajo unos cuantos metros de tierra. Lo mismo que Cortázar, Lovecraft, Poe y, por suerte, Borges (lástima que no pasa lo mismo con los ibros del quía).

Viernes 17 de Enero del 2003

FINAL FELIZ

Empecemos por el final. ¿Verdaderamente hay, en Tolkien, lo que se dice un "final feliz"? Desde la lógica del cuento de hadas, esto es, alcanzar el objetivo de la aventura, pues sí que hay un final feliz. Pero vayamos un poco más al fondo: los elfos abandonan la Tierra Media, y con ellos los magos, los hobbits que tomaron contacto con el Anillo y casi todas las demás criaturas fantásticas. La Tierra queda a merced de los hombres que, no lo olvidemos, "ante todo desean el poder". En definitiva, si bien "los malos se llevan la peor parte" (¿deberíamos incluir a Gollum entre "los malos"?), el Mal en sí, sin encarnarse en nadie, termina prevaleciendo. De hecho, ya había ganado antes de que la última batalla se hubiese librado. Los elfos abandonaban la Tierra Media porque su tiempo ya se había cumplido, no porque Sauron los echara. Aún antes de que el malvado se hiciera poderoso, todo aquel mundo maravilloso estaba inexorablemente condenado a terminar . Podía hacerlo de mejor o peor manera, pero acabaría.
Porque ALGO había ocurrido antes de Sauron, antes del Anillo y antes de muchas cosas. Algo ya había marcado el destino del mundo y había quedado olvidado por una suma grande de otras cosas que fueron ocurriendo. Todos olvidamos, por un instante, aquél acto antiguo. Pero ahí está, dando sus últimos coletazos en el medio de la gran batalla. Sin embargo, el final, el verdadero final, no es producto de ninguna de las cosas que ocurren en el transcurso de El Señor de los Anillos.
Entonces, si bien es cierto que nada sucede porque sí, no creo que todos "deban rendir cuentas" ni "atenerse a las consecuencias". Esto suena a Justicia divina, al Gran Hacedor. Prefiero pensar que, con cada uno de sus actos mundanos, los peronajes (y las personas) van tejiendo lentamente su destino final: algo hecho hoy, puede tener consecuencias diez (o veinte, o tresceintos) años más adelante.
En la versión tolkineana de este proceder, pareciera que los actos de "los malos" terminaran conduciéndolos al mismo final que el de todos los "malos" de hollywood (así, con minúsculas), es decir, acabar muertos y enterrados. Pero en la versión "real", la de nuestra vida diaria, cada pequeño acto forja nuestro destino de maneras impredecibles, sin que Tolkien pueda salvarnos... o eliminarnos.
Quizás por eso invocamos tan seguido al azar: las consecuencias no predichas de actos menores se nos asemejan a antojos de la suerte. A su vez, hacemos tantas cosas por día que jamás podremos controlar todas y cada una de las derivaciones de todas y cada una de nuestras idioteces. Pero, por sobre todas las cosas, con el correr de los segundos, el objetivo de nuestra vida tiene menos influencia de la que mi estimada matriz nos quiere señalar. Nuestro "objetivo" es sólo el motor de la máquina, la zanahoria del burro. Es lo que nos hace mover, pero nada más...
Todo es construcción, es verdad, pero no la perfecta construcción del arquitecto, dirigida con conciencia y siguiendo un plan divino; no, es la anárquica construcción de una ciudad, con sus casas sumándose sin control en torno a un eje desaliñado, con sus calles retorcidas diseñadas por el devenir del tiempo, con su desorden natural.

Nada sucede porque sí, todo es construcción pero... ¿dónde está Tolkien para darnos un final feliz?

Jueves 16 de Enero del 2003

"...HUBO REFLEXIÓN..."

Como se ve, el título es ilustrativo. Me permití citar esas dos palabrejas suyas, Don GOLLUM, porque, siguiendo su consejo, medité sobre un par de cositas. A saber:
Estoy convencido de que NADA SUCEDE PORQUE SÍ. En todo momento, hay un objetivo, un fin que cualquier bicho racional quiere alcanzar. Inclusive, a veces no importan demasiado los medios que se utilizan para llegar a la meta, ¿no le parece? Eso de arrancarle a Frodo el Anillo Único, por considerarlo propio, vaya y pase. Pero que encima reclame la propiedad del dedo de Frodo y también se lo arranque... hummm, creo que voy a vomitar.
Para mí que Gollum tenía bien claro el poder que le confería el Único, y por ese motivo no se resignaba a separarse de él. Perseguía el poder por el poder mismo, ni más ni menos. Supongo que ése era, de última, el objetivo del Istari Saruman, el Blanco. ¿Sabían que se encerró por años en Isengard para estudiar la ciencia de los Anillos, y terminó deseando hacerse con el poder supremo que emanaba de esos cachivaches? Pero Saruman fue reflexivo y paciente, claro. Sutil y engañoso. Sádico, más bien... Y todo al divino botón, porque su fortaleza de Isengard terminó hecha pomada a manos de Gandalf & Co., y él no tuvo mejor ocurrencia que escaparse del cautiverio al que fue confinado tras su caída. ¿Y saben lo que hizo? Se fue derechito para La Comarca, aprovechando que Frodo (y Gandalf otra vez, y Aragorn, y Gimli, el enanito del hacha, y Legolas el elfo, y Sam, y Pippin, y Eowyn, y...) se habían ido de paseo a la covacha de Sauron, a ver si podían "devolverle" lo que era suyo.
Pero es sabido: en la literatura clásica hay que terminar como corresponde, y cuando el hobbit (con un dedo menos y todo) y sus compadres vuelven a casita, se ocupan de mandar al viejo Mago a mejor vida, y chau poder.
¿Por qué siempre son los malos los que se llevan la peor parte? Al final, Mordor queda hecha popó du can, Gollum se cocina con anillo y todo, Sauron se esfuma andá a saber dónde, Saruman termina acribillado en La Comarca, y los Orcos kaput. ¿Por qué siempre los malos se llevan la peor parte, repito? Simple: NADA SUCEDE PORQUE SÍ, y al final todos tienen que rendir cuentas, o atenerse a las consecuencias de sus actos. Por una sencilla cuestión de causa y efecto.
Así que, redondeando lo que nunca cierra, este post será causa de su efecto: suscitar respuestas o comentarios por parte de mi coequiper y los lectores, espero. Y a la espera quedo, entonces. Porque, al fin y al cabo, "todo es construcción"..

Martes 14 de Enero del 2003

SOBRE GOLLUM

Segunda entrada:
No hay salida, pero hay entrada. El caso es que me voy dos segundos (me esfumo porque, se sabe, no hay salida por dónde irse) y ya me aparece un cero a la izquierda, otro a la derecha, uno arriba y (ahora) abajo. La Matriz se empecina en analizar una canción en inglés compuesta por un (hasta hace poco) adolescente rebelde, devenido en adultito rebelde, que acabará siendo un viejo rebelde, y que las mismas circunstancias de la vida lo han transformado (como a mí) en un ser amargado y tirste que (a diferencia de mí) lucra con su estado de coma.
El hecho es que hay algo cierto en los dichos mátricos, a saber: que Gollum provoca compasión y odio a la vez. Sin dudas, el mejor personaje de El Señor de los Anillos (de quien, por simpatía, he adoptado el nombre) es la desdicha con patas: él no quiso encontrarse el Anillo, no quiso caer en su influjo, no quiso perderlo, no quiso caer prisionero de Sauron, no quiso ser torturado, no quiso ser capturado por los elfos, no quiso errar sufriendo por toda la Tierra Media, no quiso ver el Anillo en manos de otros... Pero todo eso le pasó. Sólo una cosa le sale bien a Gollum: acaba recuperando SU Anillo (¿quién más, sino él y Sauron, pueden reclamar su legítima posesión?). Medítenlo.
Por lo pronto, en algún momento aclararé por qué he optado ser Gollum en el mal llamado "ciberespacio". Adelanto, sí, que no ha sido el azar quien lo ha querido así. No. Hubo reflexión. En el mundo de máscaras que son los "chats", las "webs" y los "blogs", he decidido que la mía fuese lo más representativa de lo que (casi) soy en el mal llamado "mundo real". Mediten también sobre ello, oh innominados lectores...

LIBERACIÓN

Gentileza del amigo Richard Coleman, les obsequio con esta frase de antología: Es así, sólo nuestra vida... Comprendí, que no hay salida.
No, no hay salida.

Lunes 13 de Enero del 2003

...LLUVIA DE VERANO...

Por cierto, está lloviendo, y puedo asegurarles que no hay nada que se compare a ver las gotas de lluvia que caen en picada desde un cielo gris plomo, hasta estrellarse contra el suelo y simplemente... morir.

POST SCRIPTUM: Típica tormenta de verano, duró lo que un suspiro. Puesta en escena light, liviana, pasatista, para un público poco exigente... Y, encima, hace más calor que antes. En fin... Au revoir.

...CER(O)EBRAL...

Lunes, día cero. Inicio del ciclo de 7 días, que morirá el Domingo. Ahora es el momento para explicar (o al menos intentarlo) una canción fabricada a base de calabazas que estallan. Quien quiera leer, que lea. Quien no lo quiera, que se muera, nomás.
There's no connection to myself / I'm your lover, I´m your zero... Más allá de lo hermosamente poético de esas palabras, en alguna parte aparece la imagen pecisa de Narciso, que adora hasta lo indecible su propio reflejo; su personalidad, su identidad, son tomados como puntos de partida para explicar todo aquello que lo circunda. La apoteosis del egocentrismo, que lo lleva incluso a compararse con Dios, caundo entona And God is empty just like me. Para él, en efecto, Dios no es Nada, pues él mismo se considera el Demiurgo, el Creador, la Causa y el Efecto de todas las cosas, el que mueve y designa los hechos del mundo.
Nosotros, claro, pensamos que este tipo está gagá, pero incluso por ese flanco se defiende (y hasta se justifica): Intoxicated with the madness, I'm in love with my sadness. Y saberlo solo, triste, quizás loco, nos mueve a experimentar sentimmientos contradictorios, como temor y compasión. Temor, ante su potencial locura (pensemos, sin ir más lejos, en un nuevo Adolf Hitler). Compasión, ante su tristeza infinita y su soledad, que lo llevan a ser, en el fondo, nada más y nada menos que una criatura desdichada. Un Zero.
Relacionando... ¿saben qué? Ahora que lo pienso, me temo que fue la compasión lo que me llevó a adoptar a Gollum. No sé, a veces me dan ganas de deshacerme de él, por lo tremendamente HDP que puede ser en ocasiones. Pero, como le pasaba a Frodo en el Libro (El Señor de los Anillos, del amigo John Ronald Reuel Tolkien, para el que lo sabe y para el que no), algo así como la lástima ante el sufrimiento de esa pobre bestia hace que le perdone la vida y no corte relaciones con él.
Supongo (bah, en realidad , porque esta mañana me gané una buena zurra gracias a un par de dichos suyos por ahí) que ya empezó a hacer de las suyas en los blogs... en fin.

La respuesta: un Zero es esto

Domingo 12 de Enero del 2003

...ZERO...

My reflection dirty mirror, / there's no connection to myself. / I'm your lover, I'm your zero, / I'm the face in your dreams of glass. (...) // Emptiness is loneliness, and loneliness is cleanliness, / and cleanliness is godliness, and God is empty just like me, / Intoxicated with the madness, I'm in love with my sadness. / Bullshit fakers, enchanted kingdoms, / the fashion victims chew their charcoal teeth. / I never let on, that I was on a sinking ship, / I never let on, that I was down (...)
Me estaba acordando. últimamente, de esta gran canción del señor Billy Corgan y sus calabazas que estallan (significado literal de smashing pumpkins). Es un tanto antigua, circa 1995, pero hay que admitir que uno se regodea con todo aquello que pueda sonar a tradicional. Particularmente, me gustan los versos que están en negrita. La traducción sería, en ese orden:
There's no connection to myself: No hay conexión conmigo mismo.
I'm your lover, I´m yourzero: Soy tu amante, soy tu cero.
And God is empty just like me: Y Dios está vacío, igual que yo.
Intoxicated with the madness, I'm in love with my sadness: Intoxicado con la locura, estoy enamorado de mi tristeza.
Los invito gentilmente a elucubrar explicaciones posibles de cómo alguien fue capaz de generar algo así. Yo le encuentro un sentido personal, que mañana (mañana) expondré. Hoy, antes de morir, no quiero perder la Belleza de estas palabras, tratando de explicarlas... sólo necesito sentirlas.

POST SCRIPTUM: ¿Qué es un ZERO?

Sábado 11 de Enero del 2003

ENTRADA TRIUNFAL

Y dijo Nadie: "Hágase la Creación". Y no pasó Nada.

Viernes 10 de Enero del 2003

...EL SEXTO SENTIDO...

Veo gente muerta. Caminan como personas normales. Creen que están vivos. No le cuentes a nadie mi secreto.". Palabras del niño Cole Sear, tapado hasta el cuello con una manta rosada. No pude evitar que una risa maligna se escapara de lo más profundo de mis entrañas, cuando contemplé la carita con que dijo "No se lo digas a nadie. A NADIE.", je. Realmente tenía miedo, el crío.
...Y pensar que, de chico, yo:
a) Torturaba animalitos.
b) Tenía tendencias piromaníacas.
c) Y, sí, a veces me hacía pipi en la cama.
...como para que cualquiera durmiera tranquilo...
Claro, la diferencia es que yo estoy bien vivo (por ahora, por ahora...).

Jueves 09 de Enero del 2003

POST SCRIPTUM A ...THE FIRST TIME...

Ah, me olvidaba. Ser original es, de algún modo, demostrar la mediocridad de los demás. Y ya ven: como yo soy un poquito más original que esa inmunda bestezuela, mi compañero de blog, fui yo quien se tomó el trabajo de rediseñar, sobre el template original, todas las características de este bonito "diario electrónico", a los fines de adecuarlas a nuestras (mis, por supuesto) preferencias cromáticas.
(Entre parentesis: Nótese, de paso, mi propia mediocridad... tener que apropiarme de un template ajeno y modificarlo a mi gusto. No es un buen comienzo, pero... en fin...)

...THE FIRST TIME...

Bueno, éste es el comienzo en sí de PLACEBO, en tanto que espacio de experimentación y des-construcción de dos identidades diferentes y complementarias: el amigo GOLLUM, tal vez presente en unos días o noches más, y yo, MATRIX...
Bienvenidos, ustedes (los que leen, claro, si es que saben leer) a este paraíso infernal.