Mayo 15, 2005

Boceto

Imaginar que la desesperanza habita en los pozos más profundos de la razón es como suponer que una cueva existe para dar hogar a la oscuridad. La razón flaquea frente al continuo goteo de la pena, ella insiste, araña y se alimenta de la vida.

Imaginad sus manos, sus surcos, la edad cincela sin control sobre el caos de la juventud, la edad enloquece y allá dónde una caricia dibujaba caminos ahora se desliza por arrugas, la edad busca matar a su prometeo. Esas manos sujetan un rostro, no vemos sus ojos, no su boca, su nariz sólo se intuye, y de los recovecos que crean sus dedos brotan lágrimas y un desesperante llanto.

Nunca habéis oído una pena como la suya, una teñida de amargura, nos contagia, duele, se alberga en esa parte de nuestro ser que está sentado en ese banco, nuestras manos en el rostro y a la vez una pregunta... ¿qué causa ese dolor?.

Escrito por Entrari a las 03:55 PM | Comentarios (1)

Mayo 08, 2005

Rutina

Cada mañana cuando cruzaba la puerta del centro él estaba allí. Fingir que la rutina que acompaña a un acto puede volver invisible nuestro alrededor no lo desmaterializa, no lo vuelve opaco. Nuestros pies conocen el camino, nuestros ojos se acostumbran a esquivarlo e incluso nuestros oídos prestan atención a lo trivial, “Por favor servicio de limpieza pasillo tres, servicio de limpieza pasillo...” La rutina es seguridad, la rutina nos otorga conocer y ponderar todas las opciones de aquella que al final siempre escogemos. La rutina es el índice del libro de una vida que no circulará más despacio porque sus hojas apenas difieran entre ellas.

Él estaba allí, sentado en un banco. Yo ya dentro del edificio buscando el ascensor, quizás hoy podría ir por las escaleras. Ascensor. Mis dedos ya buscan solos pulsar el botón de mi piso y después el de cerrar las puertas. Si tengo suerte nadie llama y puedo subir directamente. Hoy no, “Buenos días, ¿a cual sube?”.

En mi oficina me dedico a repasar los correos pendientes, notas e incluso las cuentas de material que el hospital aún debe. Lo peor son sin dudas las notas o los adjuntos a los presupuestos. Hay gente que comete la estupidez de caer en la idea que al ir sus palabras acompañadas de su grafía en un escaso texto, irrumpen en el terreno de lo divino e inmortal, por pobres y miserables que estas sean. Creen en la grandilocuencia del papel y la tinta como lo perpetuo y eterno como si sus razones fuesen mucho más grandes que las demás.

Ahogo mis pensamientos mientras sigo pasando hojas. Quedan seis horas. Cuando baje él seguirá allí. Es una certeza, allí llorando sobre el banco mientras sus manos sujetan su cabeza. Llorando mientras las lágrimas se escurren por los pliegues de sus arrugas.

Que triste es llorar porque no se recuerda por lo que se llora.

Escrito por Entrari a las 03:14 PM | Comentarios (0)

Diciembre 13, 2004

Existir

Thomas Sopz ya no dormía. Desde hace varios días su cama, ahora vacía, se mostraba inquieta ante su presencia, ante su sueño, ante su falta de descanso. Su dueño ya no era bienvenido solo.
Apenas eran las 3 de la mañana, la ventana cerrada, y detrás el mundo. No verlo no hace que sea menos duro saber que sigue ahí, con sus dientes y uñas, esperando tomar lo poco que queda aún de los jirones de su alma. De su cuerpo, por qué preocuparse, ya estaba condenado a ser una concha vacía porque cuando todo desapareciese nada quedaría de Thomas, él nació sin corazón, no se puede morir lacerado por algo que ignoras que puede hacerte daño.
Fue hacia su puerta, fuera menos dos grados de temperatura, dentro sólo tres. Respiró hondo y cerró tras de si, sin echar la llave, quizás con suerte si algún ignorante entraba a llevarse lo poco de valor que quedaba, pudiera denunciarlo a algún tipo de seguro, desconocía si su casero lo tenía, pero incluso en ese caso, ello pudiera hacer surgir la oportunidad de conseguir una excusa para no pagar otro mes de alquiler. Hacía frío, conocer una realidad no te prepara para ella.
Una ciudad cambia a esas horas, no un viernes o un sábado; martes de madrugada, las pocas almas que puedas encontrarte mientras caminas sin rumbo son anodinas, caras sin rostro pero con historia, al menos una que en su mayor parte tratan de olvidar. Una pequeña parte de ese submundo que amanece temprano, prepara las calles, camina sobre ellas domándolas con un paso arrítmico fruto del alcohol y vierten su ser en ellas mientras sabe diox sobre que caen, bancos y buzones los favoritos de una suerte que les ha abandonado. Algunos seres de este collage sin rostro ocupan esquinas, sus cuerpos vienen etiquetados mientras su voz resuena detrás de una mascara cuyas grietas, propiciadas por el paso de las horas, dejan entrever el miedo y la desesperación, sirenas cuyo canto sólo desea el poco dinero de tus bolsillos.
Sopz era parte de la parte del mundo que huye, que busca consuelo en la nada, que mira a su alrededor buscando el vacío, ignorando los huecos que llenan otras vidas mientras un paso se sucede a otro. Thomas apenas soportaba existir.

Escrito por Entrari a las 12:18 PM | Comentarios (1)

Julio 16, 2004

Estar lejos, no es estar perdido

No vale la pena mecerme en los brazos de la desesperanza. Avanzo sin rumbo desert1.jpg
aparente, no sé dónde estoy, pero si a dónde quiero llegar.
Ayer lloraste cuando en tu sofa te miré a los ojos y te dije que mi vida había cambiado, que ya nada volvería a ser igual.
"Has perdido el control, ¡has perdido el control de tu vida! ¡Ni tú mismo lo sabes!, ¿No te das cuenta?" decías mientras mezclabas palabras y lágrimas.
Me recosté, aún me hace un nudo en el alma tu llanto, aún lo hace tu risa, y sé que el tacto de tu piel desnuda apretaría tanto ese nudo que mi corazón moriría ahogado por las cuerdas que son ahora sus costuras. Pero estoy lejos, ya te dije que estoy lejos. No conozco dónde, y por eso sé que todo va a salir bien.

Escrito por Entrari a las 12:20 PM | Comentarios (3)

Junio 29, 2004

Thomas Sopz

Thomas Sopz era una de esas personas cuya vida está hecha a base de coser muy juntos pedacitos diferentes de noches juntas. Ahora estos se rasgaban e iban despidiéndose de su dueño, lentamente, pues la vida a su fin se deshace de su huésped en finos hilos de mesura hasta que esta por fin se acaba.
En esos momentos en los que uno ve su vida, Thomas recordó, echó su vista atrás porque el presente ahora carecía de interés.

Ella era una dama con quién había conocido el sol. Su vida radiaba luz cuando la sentía cerca, las viejas calles de Viena no eran sino enormes ríos de exuberante libertad por los cuales ambos corrían juntos. Allí conoció el amor, allí aprendió a escribir sólo para darle palabras al mundo que él, Thomas Sopz, había conocido de su mano y veía ahora a través de ella. Sus palabras y prosa eran vivas, tenían el poder de invocar la realidad que el sentía a su lado, y hacerla patente en cualquier lugar y en cualquier momento en forma de cartas que él le entregaba al verla.

Un día ella faltó a su cita. No avisó. Estuvo esperando toda la noche. En su mano una carta, en su corazón una grieta. Ella nunca volvió a aparecer. Thomas escuchó que esta había conocido a un caballero inglés a través del padre de la muchacha. Ahora estaban prometidos.
Cada noche siguió marchando por Viena como alma en pena buscando la ilusión perdida en rincones que ahora sólo ahogaban su alma. Cada calle era un puñal en su ser, y al poco estos empezaron a sesgar su corazón. En su habitación mezclaba prosa y alcohol en unas cartas que nunca dejó de escribir.
Una noche, su aletargada atención fue atraída por los gritos de fiesta en una casa burguesa. Se acercó a la ventana y allí estaba ella. No hay palabras para describir la emoción que causa encontrar algo tan amado cuando la ilusión de volver a hallarlo ha muerto. Aún si existiesen, Thomas Sopz no podría llegar a conocerlas porque sus ojos recayeron inmediatamente en la figura del hombre que estaba con ella, y en como la cogía.
Esa noche el alcohol haría el resto. El peso del mundo era demasiado para seguir teniéndolo en cuenta.

Al poco tiempo Austria entró en guerra con Servia y Thomas fue llamado al frente. El resto carece de sentido.

Allí tumbado en una trinchera, abrazado a su macuto dónde portaba ya amarillas las cartas que aún conservaba. Allí mismo fue donde Thomas Sopz exhaló su último respiro.
Su cuerpo fue traído como el de otros tanto caídos en batalla. Al tiempo su familia recibió una carta, ¿ironía de quién en sus últimos momentos se sintió a ellas más apegado que a su vida? En ella ponía que Thomas Sopz murió sirviendo a su país.

Lo que no sabían de Thomas Sopz es que su vida realmente acabó una noche, cuando atraído por sonidos de fiesta, se asomó a una ventana.

Escrito por Entrari a las 10:59 AM | Comentarios (0)

Junio 25, 2004

...VOLVÍ PARA QUE ME ENSEÑARÁS QUE PODÍAS VOLAR...

Esto... no es el comienzo de una historia, esto, es la historia de un final, la historia de como todas las cosas que creamos y aun siendo responsables de ellas para siempre las dejamos atrás a lo largo de nuestro camino.
de que la verdadera belleza no esta fuera, de que es invisible para las almas vacías, ciegas, de que solo vemos lo superficial, no vemos el auténtico valor. Nunca podremos ver bien sino con el corazón....rompiendo el espejo de nosotros mismos donde los mundos que descubres detrás son siempre bellos, frescos e infinitos.


Un instituto; un vestíbulo rebosante de vida, fuerza y color, de voces, de libros, de inquietudes, de sueños, de esperanzas.
Yo, cruzo el pasillo principal, buscándola a ella, entonces, a su lado, estabas tú, desconocida, una persona más entre tantas otras, no eras más que una chica semejante a mil chicas, estabas... pensativa, lejana, no pude más que fijarme en ti.
El destino, caprichoso, hizo, primero, un torpe cruce de miradas, después, despertó mí curiosidad..., nuestra curiosidad.
Mi curiosidad, mi parte ahogada de niño, siendo más fuerte que yo, me llevó a acercarme a ti, te dirigí una mirada directa, descarada, insolente, con un saludo comprometedor, buscando algo en tus ojos, tú, ingenua, me devolviste la mirada como llamada por el canto de la sirena sin saber que te estaba estudiando, analizando tu carácter, llamando a tu vida, a tus sentimientos, a tú personalidad...a través de tú mirada.

"... Los ojos, la mirada, son el espejo del alma ..."

Contemplé como una vez más la magia aparecía,...tus ojos... ¡ tus ojos ! , mientras tú me mirabas ingenua, tus ojos me hablaron, tus inocentes ojos me gritaron en silencio...

Por favor, ¡ ayúdame !..."

Escuche en tu mente tu suplica lejana, y perseguí tú voz inconsciente a través de tus ojos, que intentaste alejar de mí convirtiendo tú mirada en una mirada fugaz, pasajera..., pero continué buscándote, persiguiéndote entre los surcos de tú laberinto interior... . Al final, conseguí abrir las puertas cerradas de tú alma, de tú vida....

"... Seguí corriendo ..."

Seguí corriendo en el camino a través de tú vida, buscando el eco de tú voz sin respuesta, con la eternidad del silencio por la indiferencia de los demás. En medio del comino encontré una luz, tu luz, a lo lejos, pequeña y débil en la inmensa oscuridad de tus adentros, después de largos tiempos aquella débil luz
comenzó poco a poco a acercarse a mí, temerosa, desconfiada.

" Al final, pude encontrarte."

Pude ver tú verdadero yo... vi... vi un ángel caído en el suelo, de cabello rizado, rubio, ojos verdes, piel blanca, inocente, frágil, esclavizada por una cadena llamada soledad, y en su otro extremo como únicas compañeras, la angustia y la incomprensión.
Estabas agotada de luchar, de gritar sin esperanza, débil, demasiado débil para poder volar. Tus ojos me miraron de nuevo y me volviste a gritar en silencio:

" Por favor, ayúdame !"
...Y decidí quedarme...

Y entre en tú vida para siempre, te tendí al mano, ayudándote, te empecé a alentar con mis palabras, con mi comprensión, a hacerlo... A LEVANTAR EL VUELO !., y aceptaste el reto de ser libre, de romper tus cadenas, de quitarte el yugo.
Miraste al cielo y extendiste tus alas blancas para abandonar aquella tristeza, aquella soledad.

" ...Me juraste que nada se te opondría..."

Yo te decía: Adelante pequeña, puedes hacerlo L. í puedes hacerlo !.... Y pusiste tú voz en el cielo, toda una vida de sentimientos y sensaciones se concentraron en ese grito.
-1 PARA QUE TODOS LO OYERAN ESTA VEZ !, que habías encontrado un apoyo, una luz, un espejo...

"... Y conseguiste volar ..."

Volaste libre, lejos, grácil, pasaste de ser una estrella solitaria en el cielo de
medianoche a un rayo de luz que se disuelve en la mañana, entusiasmada, volviste
para enseñarme que podías volar, sentir pero... yo ya no estaba allí, yo, "tú
amigo", me fui sin avisar„.. arrastre con mis sentimientos a ti í a ella!, con mí conciencia, haciendoos daño, mis sentimientos siguieron solos, después, su curso, su camino. Yo que fui en busca de mí mismo, te abandoné y deje a otra persona allí, a tú lado, sin que te dieras cuenta, creyendo que aun estabas con migo.
Jugabas, reías, saltabas junto a esa felicidad llamada amistad... pero, al final ese extraño se acercó a ti, te cogió de la mano, asustado, derrotado por si mismo y agotado, viejo y ya sin fuerzas para poder volar, te confesó que ya solo podía volar alto...muy alto...y lejos... si era contigo, a tu lado, tu...mirada de lo inconcebible, niña
de mi alba, escuchaste sus palabras, palabras que no conocías de mí, que no
entendías. Te diste cuenta de que ya no era yo.
Me buscaste nerviosa, sin conseguir encontrarme...te quedaste allí sola ese día, con otra persona, confusa, distinta„.. pero persona.

"Yo (él)"

Despertaste del sueño, perdiste la esperanza, ¿! DEJASTE DE VOLAR !?, te encontraste otra vez con la oscuridad, con la soledad, cogiste de nuevo tu cadena y volviste a abrazar la angustia y la incomprensión, te encerraste en ti misma...
...Y sin más explicación, ella, se suicido en mi vida, hizo un sacrificio por nosotros... cuanto silencio se hizo entonces entre ella y yo, Es como si hubiese cerrado su puerta QUÉ PASO CON EL RUIDO !?, i¿ QUÉ PASO CON LA FELICIDAD !?...

...Con el tiempo, regresé, pero en el camino de tú alma a través de tú mirada encontré tus puertas cerradas por el dolor, marcadas de ira, de odio, de rabia....

" Volví para que me enseñaras que podías volar ".
...No lo conseguí, no volví a ver al bello ángel....
...Y todos los días grabo con mi mirada en la tuya una frase en tú puerta...
"Lo siento, lo siento. Lo siento..."

Escrito por David_Rol a las 07:27 PM | Comentarios (5)

Junio 24, 2004

André

André salió de su casa y cerró la puerta. Bajó la escalera y empezó a caminar por la calle después de cruzar la puerta del portal. Hoy sí brillaba el sol, había estado lloviendo los últimos tres días sin parar, pero por la mañana la luz llenaba las calles y dibujaba sombras sobre la ciudad como si todo lo anterior no hubiese pasado jamás Los pocos charcos desaparecerían en horas y todo volvería a la normalidad. Se sentía bien, realmente bien, sólo, pero con fuerzas para seguir adelante. Y todo desde ayer.
Sus pasos sobre los escalones que subían al parque captaron su atención, lo hicieron simplemente por lo maravillado que estaba por el hecho de querer seguir adelante. Ya no había pena ni tristeza, todo el dolor y el daño ya no existían. Los rayos del sol habían quebrado las nubes y su mundo estaba bien de nuevo. Sólo, pero seguía allí.
Entonces reparó en los pasos. Detrás de él, colándose por sus oídos, pequeños y grandes, pausados y veloces, pasos de todas clases. André sintió miedo, y ese miedo susurraba con una voz mucho más clara que el resto del mundo que percibía, ese miedo decía “Corre”. Y él lo hizo. Como nunca, sin rumbo, pero deseando dejar atrás el sonido de los pies que le seguían. ¡Y aún estaban ahí! Es difícil dejar atrás algo que no ves, algo invisible, algo que sólo eres capaz de oír, pero que sientes que son alfileres lacerando tu cabeza.
André siguió corriendo y las nubes empezaron a poblar el cielo de nuevo. Ya no había sombras, su mundo empezó a poblarse de grises tan rápido como él corría, y mientras más lejos estaba, el sonido se cambiaba por silencio acallando su atemorizada alma. Empezó a llover, cuando las primeras gotas empaparon a André este volvió a sentir el ahogo de la tristeza y todo su dolor perdidos, paró en seco. Miró a lo lejos y decidió que sería mejor volver a casa hasta que hubiese de nuevo sol. Nunca podría salir de allí con lluvia y con una carga tan grande en su mente.

Pero lejos de allí, toda su familia, compañeros y amigos preguntaban por André, el André que yacía ahora en una cama del hospital. El André en coma que soñaba y que había intentado quitarse la vida.

Escrito por Entrari a las 05:51 PM | Comentarios (0)

Junio 11, 2004

Doce horas

Me levanto de la cama y apenas recordaba mi último sueño. Deben de ser cerca de las siete de la mañana. 15 minutos, justo el tiempo necesario para hacer el recorrido hacia la cafetera y conectar el calentador. El café está horroroso.
Una ducha rápida, secarme con la toalla e ir corriendo a la habitación. ¿Me he afeitado?. Bueno, ya da igual. Desnudo miro encima de mi cama, he puesto la mochila ahí y no he reparado en ello. Da igual, mientras pienso que ponerme repaso si está todo dentro. Listo. Me pongo mi ropa interior, pantalones vaqueros… estos no… vale he de adelgazar un poco. Hace calor, una camiseta de color claro. ¿Dónde están las zapatillas? Debajo de la maldita cama. Mierda, ya han pasado 20 minutos. Llego tarde.
Cierro la puerta, bajo las escaleras, miro el buzón de pasada. Salgo del portal y el gato pedigüeño que tenemos todos los días maúlla con la esperanza de que mi presencia sea acompañada de comida. Hoy no. Cuando llevo recorrido la mitad del camino me doy cuenta de que me he dejado la mochila en casa. ¡Joder!
Doy la vuelta, corro, miro la hora… ¡Tarde! Ya le pediré un papel a alguien y un boli. Veo el autobús a lo lejos, la gente está subiendo. Saco de mi bolsillo el abono y hago un sprint… si, tengo que volver al gimnasio. Me pongo en la fila, espero a subir mientras respiro. La gente me mira. Me he puesto la camiseta del revés… procuro disimular, ¿se nota?, miro, ¡Se nota!... Cierro los ojos. Respiro hondo… ya no me acuerdo de mi sueño, pero sí de que aún me quedan al menos otras doce horas despierto.

Escrito por Entrari a las 02:28 PM | Comentarios (0)

Junio 05, 2004

Carta a M

Carta a M:

La vida es tenaz, persiste, se abre paso a través de las dificultades, eso me han dicho otros. Cuando te conocí, vi como esta se había abierto paso a través de tus muñecas, para ver por si misma ese mundo del cual nos hablan los demás.
Te conocí ayer, pero esa noche estuve a tu lado, cuando gota a gota de rojo carmín, la vida iba a buscando tus dedos para sentir la tersura de los caminos que habían hallado en pieles ajenas. Cuando acarició el aire que respiras, descubrió que el mundo olía a ocre y a desinfectante, mientras poco a poco, pintaba pasión y te asombrabas del lienzo que era tu baño.
Anoche reparé en ese camino dejado por tu vida en tu brazo izquierdo y pregunté. Tú me sonreíste mientras el azul de tus ojos se clavaba en los míos y me condenaste para siempre a verlos en las olas. -“No es nada”- Dibujaste esas palabras en el aire, yo en este papel.

Escrito por Entrari a las 01:46 PM | Comentarios (0)

Junio 04, 2004

Lluvia

Afuera llovía. De no haber sido por las tres horas que llevaba haciéndolo sin parar, incluso podía haber resultado algo que despertase una mirada hacia la ventana. Abajo en la calle, los niños corrían entre los charcos ajenos a la preocupación de estar completamente calados, una señora miraba al cielo debajo de la terraza de un bar, ajena a la incesante procesión de gente aferrada a su paraguas que regresaba a casa después del trabajo.

Escrito por Entrari a las 04:29 PM | Comentarios (1)