un segurata en apuros

No soy un tipo de discoteca, normalmente me encuentro mas en mi ambiente en bares y terrazas.

Pero claro cuando nos reunimos algunos amigos siempre se acaba por visitar alguna de estas discotecas de moda, sobre todo durante las vacaciones.

Siempre las comparo con una carnicería de un supermercado, o mejor con una de estas donde solo venden carne y se sirve casi todo uno mismo, que son enormes y venden al por mayor, (en Sevilla existen un par de estas).

Se entra se da uno un paseo por la pista y las mesas y se escoge pieza, solo que estas piezas están vivas, y son personas.

Este año redescubrimos una discoteca de verano que no visitábamos desde hace algunos años, pues esta allí desde hace ya tiempo, aunque cambiando de nombre de vez en cuando.

Me gusto el ultimo cambio que le han dado, hoy la han decorado con unas cortinas blancas, muchos cojines sueltos, lámparas de papel con adornos de hena, y muchas, muchas, velas, dándole un toque oriental muy conseguido.

Por primera vez no salí de una discoteca con olor a tabaco, pues de tanto en tanto los camareros ponen varitas de incienso en las mesas, o unos polvitos en las velas, que acentúan el ambiente oriental y te impregnan de un olor muy agradable. En los primeros momentos parecía como si estuviésemos en una iglesia de Sevilla en plena semana santa.

Pero el mercado de carne sigue siendo el mismo de toda la vida, los tíos detrás de las mujeres como perros en celo, y las mas de las mujeres provocando y exhibiéndose como en un mercado de esclavas, aunque lo hagan por voluntad propia.

Las cosas y los sitios pueden cambiar, pero los hombres y las mujeres seguimos siendo los mismos y con el paso de las generaciones no cambiamos nuestros hábitos de apareamiento aunque nos creamos los seres superiores del mundo.

Bueno algún cambio si que note. Alguna vez en los servicios de las discoteca he presenciado escenas de sexo que ya querrían algunas pelis porno tener. Pero en esta tienen unos vigilantes de paisano en las puertas que controlan la entrada y salida del personal, (creo mas bien que pensando en las drogas, pero también cortan las demás actividades extras).

En cambio en los grandes aparcamientos exteriores la gente no se corta, y son la fantasía de un mirón, pues solo tiene que pasear a partir de ciertas horas y no dará abasto para ver todo lo que por allí se ve.

En fin la vida sigue, o mejor el sexo sigue,(y que no nos falte).

CEDRIK