Junio 28, 2004

EL CABALLERO

A veces pensamos que esta juventud está perdida (a la vez que nos hacemos viejos y olvidamos como fuimos), pero no, no lo está.

...Ayer tarde mi esclava y yo nos encontrábamos en un sexshop de Gijón, su ciudad, buscando un vibrador que satisfaga (el de las pilas se forra de esta), su absoluta falta de control sobre sus deseos sexuales, es algo así como tener una perra en un celo constante que deja de cuando en cuando, siendo “cuando” el momento de dormir.

... El caso es que al salir, a la putita presumida de mi esclava, que había ido con sus taconcitos y de valiente, hasta el sexshop caminando media hora, se le ocurrió que podíamos tomar el autobús hasta su casa porque... le dolían las patitas, así que en una parada próxima y a eso de las 22:00 pm nos dispusimos y tomamos el autobús número diez que nos trajo del barrio de La Arena hasta el barrio del Llano.

...Nos sentamos frente con frente de una chica jovencita de entre 16 y 18 años, puede que menos, vestida de rosa y con aspecto formalito.

...Observo que en el autobús viaja bastante chavalada, es domingo, supongo que vienen de algún barrio donde haya movida juvenil, después me explicó mi esclava que venían de una discoteca de “crios”.

...Al fondo del autobús viaja una banda de cuatro chavales, le dicen algún piropo más soez de lo que sería deseable a la chavalita de rosa que va sentada frente a nosotros, la cual no hace mucho caso, se limita a sonreír y mira para otro lado.

...Parece que la distancia y la indiferencia de la chica hace cierta mella en los chavales del fondo (nosotros vamos al principio del autocar), y “pasan de ella”, no ocurriéndoseles mejor cosa que dedicar sus risas y “piropos” a una chica que va en la parte trasera y que les queda más a mano, la chica lleva camisa blanca y piercing en su ceja derecha, tiene aspecto de haber tomado más de una copa , y a saber que cualquier otra cosa.

...¡Que portento de moza! D. Pelayo no creo que tuviese tanta bravura como la rapaza del piercing, la moza habiendo observado y sufrido en carne propia el comportamiento de los chavales, comenzó a increparles nombrando a una buena parte del santoral cristiano, entre los cuales incluyó a la Virgen, a Dios, creo que a Jesucristo y me parece que también dedico un pío recuerdo al patrón de la ciudad de Gijón y que en la actualidad ejerce de portero celestial, el Sr. San Pedro, todo ello mientras explicaba para el grupo de chavales y resto de pasajeros (usuarios que diría y a buen seguro dice cualquier día el ministro del ramo, usuarios y usuarias, dirá), sus habilidades pateando testículos, caras y culos, los chavales que no piden disculpas, mientras la moza explica al pasaje su absoluta carencia de miedo, pero que se callan ante la bravura de la moza (es que los dejo acojonaditos), y a todo esto yo, flipando con la movidilla, sabiendo que la sangre no llegará al río.

...Ante el éxito con la del piercing en la ceja, los chavales vuelven a la carga con la chica de rosa que iba delante de nosotros, la mocita no tan brava como la anterior y con más compostura se ve por unos segundos un tanto azorada.

...Yo tenia la idea, de que entre los chavales de esas edades ya se había perdido todo atisbo de caballerosidad y de decencia (tampoco era cosa de intervenir en la tontería de unos críos que la sangre no llegaba al río ni iba a llegar), pero hete aquí que para mi sorpresa, en los asientos intermedios y a mis espaldas, surge una voz varonil (de alguien que comienza a ser hombre), y ofrece a los cuatro moscones de la trasera una buena ensaladita de hostias sin consagrar de proseguir con su actitud de “faltosus” y que si no saben beber y que si patatín, y que los va a despachar de cuatro en cuatro porque va con prisa y no tiene ganas de perder el tiempo con semejante escoria, ante la mala gaita del valiente, los cuatro (¡que eran cuatro eh!), se callan como putas pilladas en renuncio, sin bragas, a deshora y hasta piden disculpas.

... El valiente defensor de la doncella (a lo mejor no lo es, pero por su recato y compostura bien le vale el calificativo), le habla a ella y la tranquiliza, ella agradece pero está pelín preocupada por lo que suceda en el bus cuando baje su defensor, a lo que el caballero-rapaz le dice (parecen conocerse algo, de vista o poco más), que no se preocupe, que el seguirá montado en el bus hasta que ella se baje y que no tenga miedo que como los que van a tras los desayuna sin agua ni nada y remata “por ti voy yo donde haga falta” (igual está enamorado, no lo se, en todo caso la chica era guapina).

...A esas alturas de la película me tuve que bajar del autocar, pero parece que la cosa ya estaba un tanto calmada.

...El caso es que me quede pensando que la juventud no es como a veces la vemos, nada está perdido, sigue habiendo jóvenes educados que ceden el asiento a los mayores en el bus, sigue habiendo los que te tratan de usted (que para mi desgracia lo hacen a menudo sobre todo cuando soy yo el que recibe tan digno trato por parte de ellos), y sigue habiendo caballeros capaces de desayunarse a cuatro de una sentada por defender la honra de una señorita, claro que sigue también, como siempre y por desgracia, habiendo estúpidos malcriados, que no saben donde tienen el hocico y necesitan de la manada para proteger su cobardía... pero lo importante es el caballero, sigue habiendo caballeros capaces de rifarse el cuero por causas nobles.


Escrito por SOLDADO a las Junio 28, 2004 10:14 PM
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