Ana Caína por la tangente: Septiembre 2003 Archives

Septiembre 29, 2003

Feos.

Tal vez sea que tengo el gusto estropeado, o que mi galopante miopía hace que yo coloque las manchas borrosas que percibo a mi manera y armoniosamente. Pero incluso con las lentillas puestas me van los feos. Es un hecho, una verdad indiscutible, algo demostrable. Me gustan los ojos enfrentados y caídos, las figuras escuchimizadas, las cabezas anormalmente grandes, Albert Pla.
Esto que parece una de las múltiples “tontás de la carlota” ,como dirían en mi familia, es una desgracia. Porque si me paro y analizo, pardiez : todo el mundo me critica por esta peculiaridad de gusto. Me intentan mostrar el camino de la verdad y la belleza a mí, pobre alma dejada de la mano de Dios y telecinco. Pero es que no se enteran: yo quiero un feo. No tiene que serlo demasiado; me conformo con cuatro rasgos básicos que pasen el control de calidad delimitado por la Asociación de Madres y Abuelas Criticonas Ojo Avizor. No pido un feo completo. Hasta en eso soy humilde.
Llevo toda mi vida y parte de la anterior persiguiendo a mi feo ideal; un feo revenido, con entradas, borderil y que abulte poco. Un feo a mi imagen y semejanza. Ya de pequeña rulaba por las cuestas con niños a los que los civiles gritaban “pollo pelado” o “¿para qué está el carril bici, mentecato?”. Iba con feos, me crié con ellos, crecí a su lado. En el instituto, cuando toca la fase lolitesca, ¿me fijaba yo en el apuesto treinteañero suplente del jersey arreglao pero informal y los chascarrillos eyeyeyeyy, “soyElProfeGuay”? No. Yo me fijaba en Luis Alberto. Un calvo chiquitajo ojeroso con acento cerrado malagueño (“Zeñoreh: ehto fue el cardo de curtivo de la revolución industriah”). Pero no lo podía evitar; aquella caprichosa curva de su cabeza, ese andar zigzagueante, la maraña de caos y papeles arrugados que iba dejando a su paso. Era un tipo fascinador, y, como pasa bastante a menudo, era un feo inteligente. El feo de mis sueños. Le mandé a final de curso un poema que ruló por medio I:E:S Los Manantiales, donde le declaraba mi admiración suprema y mi pseudo-enamoramiento de moza en edad de merecer. En estas madrugadas que raspan la garganta a veces lo recuerdo y me monto películas en las que me cruzo con él en la feria del libro, o en la cinemateca, o en una calle solitaria un domingo por la tarde (la opción más probable, ya que para ir a por tabaco no suelo pasar ni por la feria del libro ni por la cinemateca). Cierro los ojos y lo estoy viendo. “Vaya, te has convertido en una mujer muy atractiva” (¿Qué pasa?¡¡¡ Es mi fantasía!!! ¿Alguien se cree acaso que Amanda Quick sea rubia, tetona y vaya siempre con un camisón de raso y una flor de la pasión detrás de la oreja?). “A ti estos años te han sentado muy bien”. Él, bajando la cabeza con una sonrisa torcida de dibujo animado triste, murmura: “Tal vez a mí, pero no a mi vida.” Un terrible accidente; su mujer y sus hijos, fallecidos. Entre pitos y flautas acabamos en un bar ciegos de vino dulce, y la noche acaba con una jornada intensiva de guarrerías tras la cual nos dormimos sin hablar ni decir mentiras sentimentales. Al día siguiente se larga, no lo vuelvo a ver pero puedo contarlo todo con pelos y señales aquí.

Pero me desvío. Lo que quiero decir es que yo, en un bar por ejemplo, que es donde la gente ficha visualmente actuando en consecuencia, me fijo primero en los frikis, y luego en los feos. Esto no quiere decir que no hable con guapos; si conozco a un guapo y me cae bien su hermosura supuesta y canonizada deja de importarme. Pero cuando la cosa es así de vista yo voy a lo seguro. Y lo seguro es que de 100 donceles guapos 90 son idiotas, mientras que de 100 feos la proporción es menos frustrante. De acuerdo que guiándome por esta afirmación hay cierto margen de riesgo de que me toque un feo idiota, pero al menos en ese caso puedo decirle que se calle y observarlo, y atribuir a su poco agraciado físico una manera de ser apasionante. Con un guapo pasa algo de esperar: depresión, avalancha de complejos y pensamientos suicidas que incluyen anuncios y programas de sobremesa.
Sé que todo lo que estoy escribiendo es escandaloso y políticamente incorrecto hasta lo increíble, en estos tiempos inciertos que vivimos en los que hay que ser siempre superalgo, pero por detrás de parecerlo. Por eso me lo paso mejor escribiéndolo.

“Estoy encorvado, estoy humillado en gran manera, ando enlutado todo el día.” Salmo 38:6 (Libro de los Gedeones Internacionales Polacos).

Septiembre 25, 2003

Septiembre 15, 2003

Septiembre 14, 2003

Septiembre 13, 2003

Motas de polvo.

Recién levantada me quedo así en modo pause, pestañeando poco y lento, fumando el cigarro de después del desayuno y mirándome la mancha que acaba de caerme en la camiseta. Ahora mismo la gente debe estar haciendo cosas de por la tarde, yendo a tomar café (el segundo o el tercero), saliendo a dar una vuelta, haciendo las compras de fin de semana, merendando gratis en el Carrefour. Y yo mientras observo las motas de polvo que flotan extraordinariamente despacio, a su ritmo ellas, por todo mi cuarto.
Seguramente muchas de estas motas no son mías; sólo unas advenedizas que pasaban por mi ventana sin un rumbo establecido, la encontraron abierta y pasaron a ver qué se cocía; las pobres sólo me encontraron a mí medio dormida todavía y poniendo canciones lloricas de Janis Joplin. Venir para esto, pensarán, ellas que salieron del asiento de un coche festivo de los que punchipunchean de madrugada por la carretera. Habrá infinidad de motas ajenas, motas que alguien se sacudió del pantalón, motas que tal vez eran muy queridas. Polvo de picnic, valiosos recuerdos de un paseo en coche que sus protagonistas confundieron casi con una road movie, de pura emoción. Motillas, puntos diminutos a los que nadie da importancia a no ser que salgan en el fondo de algún cuadro de Velázquez.
Tal vez tenga la mota de algún famoso, o de alguien a quien conozco y no veo hace mucho tiempo. Quizás tenga alguna mota de Ud, sí , Ud, el que lee justo ahora. Incluso puede ser que en mi cuarto se esté dando la IV Concentración de Motas Importantes Españolas y yo no lo sepa. En el fondo sólo me parecen lo que son: ruido en mi fotografía, rozaduras, algo que dé un poco de trama a este momento tan estúpido, cuando me despierto y parece que si me asomo ahí fuera el mundo se habrá mudado a otro planeta sin avisarme.

Septiembre 10, 2003

Septiembre 09, 2003

Espatulandra: Libro segundo.

Libro II . Tras una escena de negocios entre Tulio y Tercero de Pascua, en la que éste último hace una relación abreviada de los monstruos, dragones y vendedores ambulantes contra los que la caballería se ha enfrentado a lo largo de su apócrifa odisea, todo el mundo se va a dormir a sus respectivas chozas, dejando el palacio lleno de polvo y souvenirs de Jauja. A la mañana siguiente Espatulandra es despertada por su aya, a quien le llora y patalea por su desgracia, enterándose de la cruel y desconocida verdad sobre su amado.

esparenata.jpg


“Ea, que ya gorgojean los plumíferos en las frondas alcornoqueras, muchachona,
ea, moza, desataráscate y pitarrosa levanta el posón del almohadillado adaptado al uso;
presto, que la mañana ya descorcha botellines de sidrina en los horizontes lapislazúlicos”.
En hablando así desduerme Renata a su sita bostezosa, y la espergula: “¡Espatulandra!”.
La así llamada remolona morronea pimentosa entre almohadines y acojinantes sábanas.

“Tanto doselaje, tanto doselaje”_rechuflea gurrumida _”y por qué?
Con trapajo y cortinaje quiere Tulio aplatanarme, que sin seso y sin mesura yo tan pánchula sea suya,
Me requiebra farandulero ¡ansioso por tentarme, dermatológicamente hablando!.
Oh cuitada de mí, en mala hora regresamos, jurrugulo mi destino, micciono sobre mis hados”.

“Hola, hola, ¿qué es ello?”_salta la otra, pañuelesca_ Jerifalta vas a ser, bien reinona y de tronío,
se acabó el rular por cuestas, el sin peine pendonear y el guerrerío.
Olvídate pues, Ohminiosa, del protásico frusfrús de la batalla;
te toca ya palacete, lunar falso y pelucón, cu-cú en las abanicosas danzas.
“Ni abanibí ni aboehbéh”_clama blasfema ,aunque melodiosa, Espatulandra.
Y seguidamente, confesosa, narra sus cuitas por capítulos a Renata,
Con todas las letras, con apartes cerroubetenses, con notas a pie de página.
Oradorando engolada sus asuntos propios resbalaja cierto nombre.
_“Teóphilo Philisteophitecus, mozalbete marchoso y dicharachero,
macho de letras, musical, listo y famoso. A él es a quien quiero”.

_”¡¡¡ Amenes y Pordiosadas , santamadrería del bello aprecio!!!!
¡No conoces de qué parlas, o breve pareces de entendimiento!
Pues ¿no sabes, rafalante, que ese mozo fisiofante
Se arrejunta el mes que viene y con la parienta palante?”

_“Incierto es eso, detrítica sirvienta! Mientes, marrasquina, criadilla dudia!”
_”Lo juro, lo juro y lo juro “_jipia Renata gimiente_”por sobre lo más sagrado.
Que otro que no sea Tulio no tendrás bajo el refajo”.
_”¿Quién, dime, quién? ¿Qué moza me lo pascuelea?”
_”Su nombre es Cirila Blauber, germana, fácil y atea.
Conocióla en un festejo de los que trepanan honras.
No vi yo mayor pendejo que esa lamia chupagorras.
Embaucó al lerdo muchacho con sinfín de pestañeos;
Hablóle de cultas cosas, que leyó en algún tebeo”.

Así siseó Renata, y tras soltar tan sin par cotorreo,
Fulminítica Espatulandra cae presa del achuste,
De vómitos y rumíos, de ictericia y de mareo.
“¡Mal trueno le deje sordo!”-chilla chusca la dolente.
“¡¡Fliquisarme de ese modo, con una parda indecente!!”.

Septiembre 08, 2003

Exclusiva: lo que Caína no contó del verano.

Haciendo la competencia a ORT Agencia Informativa y enseñando mucho las muelas con sonrisa pantojiana, “que eso es lo que les jode”, concedo una exclusiva jugosa con una confesión escandalosa sobre un día del agosto que hasta hace escasos días hemos estado padeciendo.
Los datos oficiales apuntaban a que en verano sólo había recorrido con mi abuela las obras de Benalmádena Costa buscando farmacias de guardia y algún sitio donde se pudiera robar hierbabuena sin ser vista. En este post desmiento esa afirmación. Pasé algunos días en casa, sola, y en uno de estos días me sucedió algo que varió mi visión del mundo, de la vida y de la muerte ya para los restos.
Y es que conocí a unos polacos.
Cómo fue: Yo iba en busca de desconocidos a los que fotografiar y paré en un bar a comprar tabaco. Allí, un tipo con gorra y una extraña manera de expresarse me pidió cigarrillos. No sé cómo ni por qué, pero una hora después él y otros dos polacos estaban en el sofá de mi casa sacando su ropa sucia de una mochila para poner lavadoras.
Sí; yo, Caína, un trozo de carne sin sentimientos (buenos), di cobijo a tres desconocidos extranjeros, dos de ellos gedeones , y uno de los cuales me estuvo contando su pasado como macarra mafioso en su país.

Sebas.jpg
Sebas, el gedeón de oscuro pasado.

Me sentí salvaje, hablando con un tipo musculoso que había robado tantos coches y había dado tantos mamporros a gente inocente que no le pagaba a su jefe. Me sentí más salvaje cuando ese mismo tipo duro que pronunciaba las erres con gran énfasis se ofreció a lavarme los platos.
Después de hacer las cosas de la casa los dos gedeones me pillaron por banda y obligáronme a participar en una mesa cuadrada de debate metafísico. Agradecidos por tener un sitio donde dormir me regalaron este extraño libro:

NTgedeones.jpg

Y me lo dedicaron:

NTdentro.jpg

Gracias a Don Vertical Numerado he sabido recientemente más cosas del movimiento gedeón. Lo que más me impresionó fue eso de que este Nuevo Testamento es el que tienen los americanos en las cárceles, en los moteles, en los prostíbulos, en toda clase de sitios interesantes. Sólo por eso tengo mi libro en la mesilla de noche, y algunas veces me convenzo de que me llamo José, soy puertorriqueño y me quedan treinta y seis horas, y lo leo y lo disfruto.

“Dios, tú conoces mi insensatez, y mis pecados no te son ocultos” Salmo 69:5 (Y añadiría que no le son ocultos porque siempre tengo que acabar cascándolo todo aquí, maldita sea).

Septiembre 07, 2003

Plásticamente feliz.

gokennygo.jpg

Así es como me siento gracias a los verticales. Como siempre, atentos y farandularios me honran con regalos y dádivas de incalculable valor (sin contar con la herencia que ya de antemano sé que me legarán). Haré un recuento de los presentes con que anoche me sorprendieron:

1.Hot Ken y su harén.Desde el día que Tercera Vocal me dijo aquello de "mira esta bolsa" ya nada será lo que era. Ahora comparto casa con tropecientas en'soperras siliconadas y un semental Kenny que no va a dar abasto. Ya imagino estas noches, en las que me iré adormeciendo con ese interminable "ñiqui, ñiqui" que hacen sus piernas de plástico duro al rozarse.

americanlover.jpg

Estoy muy contenta, aunque no tanto como este muchacho, a quien capté en pleno éxtasis (de cuya razón aún no estoy segura; puede tratarse de jocundidad hormonal o quizá sea algarabía heterogay. La verdad es que me lo imagino más gritando "¡Neeeenaaa!" que diciendo un chulesco "Hey hey hey muñecas, aquí está vuestro dueño").

2. El monedero de mis sueños.
Cuando los verticales me dijeron que se iban España arriba les pedí que me trajeran algo, pero nunca pensé que darían en el clavo de tal manera.

regalo1.jpg

Es el complemento ideal, que además de ser útil da una nota de distinción a quien orgulloso lo porta. He pensado de todas formas guardarlo y hacerme fabricar otro igual, falso, por si me lo roban. Es el lado negativo de llevar cosas tan exclusivas y elegantes.

3. Merceditas.
Sin palabras totalmente, como la fecha de caducidad. Pincha
aquí para guipar con detalle.

Apreciados verticales: En público y sin vergüenza ninguna declaro amarles. Tanto es así que prometo sacar de donde pueda y ponerme a ahorrar para ese viaje a Las Vegas que será la culminación de este sentimiento, con nuestra boda comunitaria.
A dejar de comer se ha dicho.

Expresado por Ana Caína a las 11:24 PM | Comments (13) | TrackBack

Septiembre 05, 2003

Septiembre 04, 2003

Segunda parte del primer extracto espatulándrico.

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Tras el marabuntal rugido de bienvenida Tulio, chonabón y agladiolado,
se dirige de nuevo a la Ohminiosa, que en astúrgico callar se autoestudia los nudillos.
“¡Desmelénate, Espatulandra, deposita en tierra tus bellezas varias, variopintas y traperas!
Despotrica y baja del potro pétrea, y deja que eche una córnea sobre ésas tus orejuelas
que al viento transparéntanse, firibulosas. Yo te saludo chidoso y aseguro a todo riesgo
que nunca lució tu homóplato tan bello y ectocrático como hoy (heme aquí que curiosete) yo lo admiro”.

espatulio.jpg

Subtimidácea y troquelada la doncella sólo muestra los dientes en amago, negro y rey, de sonreír;
Otro amor recastoso y mocetil avala sus tragilíneos aconteceres.
“Se venden jamones por piezas”_musita arrinconante Espatulandra con sus memorias,
y deja a Tulio Ropero y le da la espalda
excusándose en loor de sanidad y encoquetada misantropía.

No es ni será Tulio el que hace de su inocente corazonzuelo nada menos que un churrasco.
No un Ropero de Torpes, no un energúmeno tiquismiquis, sino otro,
aquel cuyo mirar refulge cual secreción bucal bajo el sol de la mañana.
Oh, amorruscante cascabeleo interráneo, voluptuoso dellegar de los sentidos,
repiqueteo flirteante y saleroso llevado a cabo allá por los rebujillos campiñeros,
cuando en adolecer de dolencia adolescente ramploneaban observando
triscanillas reflungosas en la noche, acoquinando
melodías escandinavas con un gozo infantilero y reblandillo.
Oh sirenaico doncel, oh estuche de monerías, oh imberberechuelo adonis,
cuyo nombre de Espatulandra no oseznan las cuerdas vocales armonizar.


Septiembre 03, 2003

Grandes cantares de todos los tiempos: Espatulandra la Ohminiosa.

espatulandra.gif

(Extracto del Libro I. Capítulo tres o cuatro, página 146 de la edición normal y 1 de la edición de bolsillo. Tras una breve historia genealógica que nos pone en antecedentes de la excelsa familia a la que pertenece la heroína, el batallín regresa al castillo).

Casquivanamente dirígese, geraniosa, funicular, a través de reticulares estructuras, y eficientemente
Mira en derredor: desparramantes y embombonados secuaces aseguran sus encías.

“!Retrota, retorta, retorno!”_espasmoda Espatulandra reojando a su caballo.
“¡Retrota, trotare, reversibles de vuelta henos aquí!”_esofaga desde la inmensidad fropunda de bien templados,
presbitélicos hogares de alaridos alcalainos, donde allá en un pedrisquillo festinean los cuadrúpedos.

A su velluda vera retozante, trastabilando la terrenal base,
Su primo Tercero de Pascua, ovoide y alevosón, preside fotoasindético la escena;
¡Ay digestividad hiperbólica que orna su marcialépico porte, ay, traidor, malagüerista!
¡Infrabiáceo e impostor, volteretero!
Ay membrillante Ohminiosa, ay morena sin patía, de arrebol en la amejillonada faz,
Que nada conoces ni subtítulo alguno aprehendes de sus prepotempotrados rifirrafes!

Más allá, Tulio Ropero de Torpes, amplio y pardusco, perderoncho,
Expande un abrazo destornilláceo sobre todos ellos. “Fermosa llegas”_aventura_
“aun a pesar de ésos tus efluvios guerreros que acogen bajo tu brazo
perjúmenes proporcionales paralelamente a tu extensa caballería;
En poliomíticas aventuras, sin ser lechuguinos, os habéis visto emparedados,
Y el porqué yo me lo pregunto en glasposo dudar no rasporizable ahora.
Bienllegados a pesar de todo, pasad y posad, y principalmente usad el felpudo”.