Abril 27, 2004

Escapismo ilustrado

He notado, sin haber sentido, que he aprendido sin ellas a ser feliz, y que, ahora, cada vez que ellas se me arriban, todo son lágrimas y llueve a cántaros sin un techo encima.

Mi paraguas está roto… tiene una varilla salida, le falta el pitorrito de arriba, y tiene el palo torcido, oxidado y carcomido.

Con esto quiero decir, que vuelvo a llorar, lo siento, quiero alejarme de ellas y ellas me llevan mar a dentro. Donde nadie puede oírme, ni ayudarme, ni besarme. Antes no quería llorar, luego quise llorar por dentro, ahora por no hacer nada… por no pensar, ni lo intento.

El silencio se ha roto, y no sé como pegarlo. He perdido mi billete, he perdido mi vuelo. tus maletas se van, con las mías… yo, me quedo.

Todo lo que escribo me impide llorar, y hace llorar a todo aquel que se lo envío. No lo entiendo. El que quiere llorar soy yo, y no puedo.

El Mare Imbrium está en la Luna, y como ya te dije, lo llenó una sola musa, lo llenó una sola nube, pequeñita, muy mimosa. Con ojos infinitos, y pestañas melancólicas. Con una manos que… con unas manos quien… con una manos de… con unas manos, sí.

Mi propia princesa me ha encerrado en su torre, mientras vuela con el dragón, lejos, muy lejos, no sé donde.

Las olas… el viento… y su seductor apareamiento… Se sienten sucios y cohibidos, como amantes de aparcamiento. Y yo en tu apartamento, encerrado, leyendo, un libro de escapismo para los más desaprensivos. Sin saber nunca que siento, aún habiéndolo sentido.

Voy por la mitad del libro, y poco he aprendido, voy a mitad de enamorarte, y a la mitad de estar perdido. Señalo las hojas con una tirita de silencio, así cuando todos hablan, sé por donde voy leyendo, y cuando todo se calla, dejo de leer y atiendo.

Si tú te mueves me impaciento, y el cuarto se hace más pequeño. Y el escapismo ilustrado… mira sino me concentro no aprendo, o me quedo aquí dormido, o me muero en el intento, de escapar de tus adentros.

Fugarme del mar al desierto.


Taciturno no tiene escapatoria, si me observas o me lloras o en mí piensas.

Escrito por taciturno a las 02:32 AM | Comentarios (0)

Abril 21, 2004

Tulipán Blanco

Ya sé a lo que se refería mi amigo Gonzalo con lo de ser fiel a una mujer que jamás fue tuya. Regalarle nubes, nubes que vuelan sin evaporarse, nubes que riegan campos infinitos de blancos tulipanes, nubes que se evaporan si lloras, nubes que lloran si te evaporas, y nubes que desaparecen por llorar, como por arte de magia.

Un mar de lluvia se formó a partir de una sola nube, y una sola nube volcó sus aguas en una sola flor de seda.

La flor blanca, la seda negra, el cielo gris… mi alma en pena, mi alma en pena…

Podría explicarte mil veces lo que he sentido y lo que te he querido demostrar y hacer sentir, pero jamás podría explicarte lo que siento ahora.

Nada en la nada… a ver si flotas.

Un silencio puede ser mentira sino dices que es un silencio y lo gritas.

Un grito tardío no encuentra paredes que lo reboten, no encuentra eco que lo sustente, no encuentra oídos que lo soporten.

Un cigarrillo en el andén puede hacer que pierdas el tren. Que sepas que ese mismo cigarrillo estaba en tu cochera, con otra flor, con otra nube, con otro loco que cae y que sube. Pero se fue. Ahora sólo cae y se levanta.

Se alejó para no volver, porque el tren sólo pasa una vez… Porque el ayer no se cambia hoy, y porque hoy ya da igual lo de ayer…

Se feliz princesa, buenos días y buenas noches, que sepas que en el Mar de Lluvia el agua está helada, y la seda negra la tapa, porque el sol se acerca, y siempre tuvo miedo a que se evaporara y que nunca jamás lloviera… y nunca jamás volviera.

Pero habrá lluvia y mar, habrá agua, habrá sal. Habrá flores y nubes blancas, habrá días grises, fríos, sin mantas. Habrá sedas negras que nos apartan… Y habrá princesas que nos maltratan, por simple miedo a ser maltratadas. Y maniatadas dan patadas, al aire que las espanta, a los espíritus de su garganta, a sus pesadillas, y a sus flores blancas…

Taciturno.

Su pecado fue querer estar solo, por simple miedo a la soledad.

Escrito por taciturno a las 02:54 AM | Comentarios (0)

Abril 13, 2004

Hagamos un cambio

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Hagamos un cambio. Dos besos. Dos abrazos. Una mirada sincera. Un apretón de manos.

Una anécdota divertida mía por otra tuya. Un momento que quieras olvidar y no puedes, y otro mío, que no puedo quitarme de la cabeza.

Algo sobre ti que nadie sepa, y a cambio te contaré mi secreto.

Un silencio en tus labios y un grito en mis oídos.

Háblame por siempre lo que nunca te callaste, y cállate un instante, para sentirlo siempre.

Dime que sí negando lo que es obvio, y dame un no por respuesta en preguntas que sólo se puedan afirmar.

Dame la vida con un beso y quítamela con otro. Para darme más y más besos demostrando la vida eterna.

Dame un vaso medio vacío que yo te lo lleno por la mitad.

Dime que no te pasa nada, para contarme todo lo que te ocurre en realidad.

Haz que llueva si estoy seco y dame el sol cuando me moje. Apágalo si es de noche y esparce la luna si sólo quedan sombras entre nuestros sueños.

Hagamos un cambio. Dos besos. Dos abrazos. Una mirada sincera. Un apretón de manos.

Dime que me quieres y me odias. Dime que no me necesitas cuando no puedes vivir sin mí.

Hazme saber que te quiero y te odio. Y te diré que te necesito siempre que sin ti no puedo estar.

Dame agua ardiente y fuego helado. Dame una fruta amarga por chocolate dulce.

Escribe un poema por un cuento. Y cuéntame la historia de verso en verso.

Pero lo primero y ante todo. Antes de que digas nada, antes de que empieces algo.

Dame sólo un par de besos y después de eso ya veremos. Hablaremos.

Adiós mi vida, nos vemos.

Escrito por taciturno a las 08:12 AM | Comentarios (1)

Abril 06, 2004

Sucumbir a Selene

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Sucumbir a Selene

Se cae.
Y ya nadie puede amarrarla.
Cae la noche. Se cae. Se cae.
Mientras alguien grita su gracia.
El eco responde al viento.
Se cae su cuerpo.
Se cae su alma.
Y mientras la noche cae,
el silencio seca sus lágrimas.
Y la luna, con su brillar,
brilla más fuerte para salvarla.
Por ello ahora se caen las dos,
se caen la luna y la noche al alba.
Y las nubes negras conspiran,
con matar al sol y resucitarlas.
Pero ahora que el sol ha muerto,
¿Quién le dará su luz tan blanca?

Desde entonces cada noche,
la luna cae de color de plata,
y la noche junto a la luna,
piden al viento besos con alas.


Taciturno cae si caen los que él quiere... A mi hermana Laura

Escrito por taciturno a las 11:40 AM | Comentarios (0)

Lucía

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Lucía


Podía sentir los latidos en su sien.
Toda la superficie de su cuerpo
se mezclaba con el horizonte de las sábanas.
Sus piernas comenzaban un contacto entre ellas
que se perdía en las yemas de los dedos de los pies.
Su pelo largo tapaba marginalmente
unos ojos cerrados y una boca entreabierta,
de la que nacía una niebla
con periodos simultáneos al roce de su dedo.
La luna se dejó ver en su ventana,
empapando las sábanas de luz,
mientras la niebla aparecía
cada vez con más frecuencia.

Estaba sola.

Cuando escuchó que toda su alma
se transmitía por el aire,
sintió como si su cuerpo se paralizara.
Pero no emitió ningún gemido.
No se oyó ningún susurro.
Fue el aliento lo único que cayó en ese instante,
condensándose en los labios
y enfriándose según bajaba por sus senos.
Para finalmente congelarse
en esa pequeña cavidad
a un palmo de la entrepierna.

Era tristemente feliz.

Y una lágrima salió en busca de su vida,
fundiendo el aliento,
que goteaba ya en el ombligo.
Esa noche subieron las mareas.
Pero no fue la luna.
Y esa que entonces era una niña,
que quiso ver el sol y no pudo verlo,
miró a la luna y dejo de serlo.

Era cada vez más solitaria y aún menos feliz.

Y entre jadeos y melancolía
que sólo la luna pudo entender,
vi como una niña sin compañía,
se convertía en una mujer.


Taciturno no olvida, pero perdona... A la que fuese mi amiga Lucía...

Escrito por taciturno a las 03:50 AM | Comentarios (0)

Abril 04, 2004

Solicitud de eclipse

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El sol,
solo,
sin luna,
y sin alcohol.

Meciendo la cuna
de la depresión.

Donde un sol,
solo,
sin luna,
y sin alcohol,
busca algo que ha perdido,
y que nunca encontró.

Un sol sólo.
Sin luna alguna.
¿Alguna luna para
un sol solo?

Taciturno. A mi amigo kevin

Escrito por taciturno a las 09:55 PM | Comentarios (0)

Abril 02, 2004

Cuando Baudelaire llamó a mi puerta

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A veces, para aplacar
tu cólera misteriosa,
prodigas, con seriedad,
los mordiscos y los besos;

Me desgarras, mi morena
con una risa burlona,
y en mi pecho luego pones
tu mirar dulce de luna.

Les fleurs du mal

Escrito por taciturno a las 02:34 AM | Comentarios (0)

Desde un túnel de cristal

Desde un túnel de cristal te veo, te deseo, y no te puedo tocar.

No me oyes gritar, pero lo hago.

Me ahogo si nado y ya nadar no sé, porque ni los pies ni las manos saben lo que hacen. Las lágrimas llegan al borde del vaso de mi propia agonía, y la palabra melancolía no sé ya qué significa, porque te veo caminando, tú te giras y no ves nada, y en la nada nado, como estrella en el espacio, porque los peces han muerto en un agua envenenada y no existen hadas fugaces que puedan rescatar esto, y me desprecio.

Al igual que tu cuerpo es un monumento que ni pintadas ni el tiempo, han podido alterar, y si te miro a los ojos pienso: qué bonito fue soñar...
Pero ahora que estoy muerto, e intentando caminar, me siento un segundo y pienso, para qué querer despertar, si el mundo es tierra y polvo, y el mar agua con sal, y nada de eso hace que la existencia carezca de sentido más completo que verte pasear, pisando hojas del suelo, que yo intento no tocar, para que conserven el aliento de un paso en el cemento que una chica pudo dar, en una dirección contraria a la tristeza del hangar, donde el tren partió sin rumbo y sin vías donde volar, donde chocará con las plantas enredaderas de la pared del final, más allá de los horizontes, de las montañas y el cielo negro, que tus pupilas tiñeron del más oscuro lamento, donde las nubes ardieron como cerillas del tiempo, y las horas que pasan, sobrevuelan el sentimiento de las noches de verano que recuerdo y las de invierno que duermo…

Porque el frío o el calor me resbalan por el cuerpo sin que pueda ni sentirlo ni olerlo. Porque yo sólo recuerdo el caminar de un muñeco, como marioneta enferma, tras la amada de sus sueños que jamás se dio la vuelta, porque para ella es el desprecio de una mirada entreabierta o de un espejo roto o de una mentira cierta.

Salta por la ventana, y mira lo que se acerca. Mis pupilas se derriten por los faldones de piedra… mientras tus sueños me acunan y tus llantos me despiertan…

Por favor amada mía, gírate, date la vuelta, mírame a los ojos, dime, abrázame, quema mi absenta.
Que los susurros nocturnos, cogen mis lágrimas y mi silencio y les dan la vuelta. Y sin que te des cuenta, detrás de ti poco a poco… Muero… Muero… Muero…


…Despierta…

Tácito

Escrito por taciturno a las 02:08 AM | Comentarios (0)

Abril 01, 2004

Infinitamente contigo, infinitamente mentira

Anoche junto a ti dormía, y como dormía, contigo soñaba, y soñaba que contigo dormía.

Infinitamente contigo, infinitamente mentira.

Y qué valor tiene la vida cuando das y das caricias mientras sueñas con un beso, pero el beso nunca llega por no ser correspondida, si ahora yo te observo y te declaro mis caricias y tu beso se ha perdido entre las letras y las líneas.

Y de qué sirve llorar nada, si las lágrimas se funden como sueños en la almohada y lo único en la cara son ojeras de despecho maquillando la sonrisa y las astillas en el pecho.

Desde hace cuanto tiempo soy consciente de que el tiempo pasa, si lamentos y sollozos se pierden en la esperanza de poder ver el amor. Y el cuaderno ya se rompe y no puede con el dolor de vivir en la tardanza.

Hoy camino en círculos de sentimientos ya vividos, y todo vuelve a salir mal, como antes ya pasó. Y la historia se repite, y la vida sigue y sigue, y el círculo no se rinde, y la espiral me desanima a ir a un centro de agonía del que no voy a salir.
Porque lo sé, que de ese mare yo no salgo, que ahí me entierro y ahí acabo, que no hay alternativa a esta derrota sin piedad por el reflejo de los sueños que tuvieron una cita con mis peores pesadillas y de allí salio un fruto en forma de poesía que por las hojas se perdió.

Taciturno de turno

Escrito por taciturno a las 11:12 PM | Comentarios (0)

Última canción desesperada

Camino, hace frío, o se deshace el calor, mientras pienso en tus abrazos, en tus labios, y en los líos de tu pasión, camino y lo noto, casi tiritando, mientras la niebla cae al suelo o mi ciudad se eleva al cielo, quién sabe. Es mi incógnito.

Paz interior personal en armonía con la bacanal exterior mundial, mi oscuridad, mi silencio, y mi frío. Ajena a tu ruido, tu luz, y tu calor. Mi miedo compulsivo a tener miedo, y mi seguridad de tenerlo, en el peor de los momentos, porque soy sincero, y a veces correcto, y otras un insecto que peca de bueno… Soy incrédulo cuando predigo lo que pasó, y olvido lo que pasará, si te digo una vez más que te quiero y te odio como a las demás, que vienen y van, como un vagón de metro oxidado por el tiempo.

He pasado por delante de parejas despidiéndose, y comiéndose a besos. Un lugar de despedidas del que fuimos despedidos por no tener más besos que darnos ni saber donde iban los besos que no nos dimos, y hoy lloramos, juntos o separados. ¿Acaso importa? Sabes que no, y que nadie nos preguntó, y que la persona que surgió con nuestro amor fue atropellada, y se arrastró como pudo hacia el arcén donde murió de frío y de miedo. Y hoy es frío y miedo lo que siento, por no tenerte cerca después de tanto tiempo viendo como te alejas, de mi vida y mis recuerdos, sin poder hacer más que pensar en los sentimientos que hubo y ya no hay, pero de los cuales algo queda, las miradas y las escenas de abrazos interminables por lo pasillos laberínticos de ruinas impenetrables… soledad compartida.

Nos despidieron del paraíso, y perdimos el camino de regreso y las excusas y lamentos para que nos admitieran de nuevo, y hoy perdidos en el tiempo, nos miramos aturdidos por no entender los sentimientos que un día fueron y ahora no son, y que el latido de un corazón ya no registra en sus sueños.

Ahora esquivo los lugares en los que nos besamos, y siento que no puedo cruzar por ningún lado. Mire donde mire recuerdo, y duele. Me siento arrinconado en las esquinas por cuerpos como los nuestros declarándose cariños e ignorando todo lo que les rodea, abstraídos en un mundo que parecía no acabar nunca… que ilusos fuimos. Ahora siento que las palabras que recito perdieron el aliento hace tiempo y que por mucho que te olvide siempre quedará un recuerdo, bueno y pequeño. Sólo es aquello que un día provocó la felicidad en mi gesto, y que hoy en sonrisas y lamentos ve sus desconciertos, porque de nada sirve convertir en tormento lo que hace meses que no llueve y ya está casi desierto. Creo que debo estar contento, por lo que supuso el tiempo a lado de alguien que no quería que pasaran los momentos, ni los instantes. La que adornó las paredes de mi vida con sus cuadros y dejó libros llenos de historias apilados en mis estantes. Hoy te escribo de nuevo, sin nada que decirte porque no sé si te quiero, pero sé que el recuerdo permanecerá latente en el esfuerzo de congelarse escrito en algún rincón del lienzo, que por un lado se rompe y por el otro parece estar nuevo, que por un lado te grita, y por el otro susurra silencio.

Taciturno se acuesta solo, taciturnas le observan...

Escrito por taciturno a las 03:41 AM | Comentarios (0)