Abril 22, 2004

La Pasión de Cristo

No es fácil, pienso, llevar a la gran pantalla la historia de la pasión y muerte de Jesucristo. Porque a la hora de hacerlo uno tiene que plantearse qué es lo quiere hacer en realidad: si narrar una historia o intentar transmitir el dolor de una muerte horrorosa. Mel Gibson optó por lo segundo, y, al menos para mí, lo consigue con creces.

¿Demasiada violencia, sangre a borbotones, golpes por doquier? Pues sí, pero no injustificadamente.



Hay demasiadas películas sobre la vida y muerte de Jesús, y digo demasiadas porque la mayoría se limitan a contar una historia ya trillada en exceso. A mí no me transmite nada el ver a un Cristo con cara de circunstancias (expresión de dolor, cabeza levemente inclinada sobre los hombros) y un par de hilillos de sangre bajando por su cara exhortar a Dios desde una cruz en la que ni siquiera le han clavado, vestido con un taparrabos intacto y con el limpio torso al descubierto.

En cambio, Jim Caviezel, convertido en un cuerpo sanguinolento y despellejado, por muy crudo y desagradable que fuera, me hizo estremecerme, sentir el desasosiego, el dolor. Y, por las caras que vi al salir del cine, y por las innumerables personas que, aún sentadas, miraban los créditos con aire ausente y lágrimas en los ojos, puedo decir que no fui la única.

Por eso me parece que la serie interminable de golpes y latigazos, el duro ascenso al Gólgota y la escalofriante escena de la crucifixión están más que justificadas. Sin ellas, La Pasión de Cristo hubiera pasado a ser, como otras tantas, una película del montón, de las que repiten las cadenas Semana Santa tras Semana Santa cuando saben que nadie está viendo la tele.

Escrito por Narux a las 02:52 PM | Comentarios (0)

Marzo 24, 2004

Kill Bill

Ayer vi Kill Bill vol. 1 (ya era hora). Y voy a comentarla brevemente, aunque, la verdad, no sé muy bien cómo hacerlo.



Sinceramente, a mí me ha encantado. Claro que cuando uno es un fan de todo lo relacionado con Japón, hora y media de duelos a katana limpia, peleas larguísimas e increíbles (literalmente: in-creíbles) y escenas que beben de la más pura estética manga no es que molesten demasiado. Más bien al contrario.

El problema es cuando alguien no simpatiza con la causa japonófila, y mucho menos con las escenas de sangre fluyendo a chorros. Porque hay que puntualizar que Kill Bill consiste en eso: peleas, sangre, y peleas. El argumento es casi inexistente, y más vale que ni te fijes en él, porque hace aguas por todos lados a la mínima que intentes aplicarle un poco de lógica.

Mi consejo es que, de todas formas, la veáis. Como punto a su favor, la Thurman está magnífica en su papel de La Novia, y los demás actores también sobresalen. Como punto en contra, para los que gusten de argumentos enrevesados y profundos, que Kill Bill carece por completo de ello. Porque el argumento se reduce a la Thurman cargándose a todo el mundo, con breves pausas en las que explica por qué se los carga. Simplemente eso, y no intentes sacarle más chicha, porque no la hay.

Eso sí, si eres capaz de perdonar ese fallo, resulta una película bastante entretenida (y las escenas "en viñetas" están muy logradas). De las de aparcar tu mente en la puerta del cine y dejarla descansar durante un buen rato, lo cual muchas veces resulta de agradecer.

Escrito por Narux a las 09:09 PM | Comentarios (1)

Marzo 18, 2004

El Jurado (Runaway Jury)

Normalmente, cuando adaptan alguna de mis novelas favoritas a la gran pantalla me echo a temblar. Y no es para menos, después de ver cómo los de Disney cambiaban la genial historia de Jack London, Colmillo Blanco, hasta convertirla en un cuento para niños y cómo Madamme Doubtfire se convertía en la típica comedia.
El Jurado es uno de esos libros que me enganchó casi desde la primera página. En parte, lo reconozco, debido a mi ancestral odio contra la industria tabacalera, pero también por el interés que Grisham es capaz de dotar a un proceso en apariencia tan aburrido como es la selección de un jurado, y, sobre todo, por la misteriosa y gran personalidad de tres de los protagonistas de la historia: Nicholas Easter, Marlee y Rankin Fitch.


Marlee, Rankin Fitch, Wendall Rohr y Nicholas Easter

Nada más empezar la película me sorprendió que hubieran cambiado por completo el trasfondo. Jacob Wood ya no era un anciano muerto por cáncer de pulmón tras años de consumir productos de la tabacalera Pynex, sino un agente de bolsa muerto en un tiroteo en su propia oficina. Celeste Wood, por tanto, pasaba de ser una vieja viuda a una joven viuda con su correspondiente retoño. Por tanto, era una compañía armamentística, y no tabacalera, la demandada.

Pero ahí no acababan los cambios. En el libro, tanto Wendall Rohr como Durrwood Cable (abogados de la acusación y de la defensa, respectivamente) utilizaban el mismo juego sucio y tenían a su disposición una idéntica plantilla de selección de jurados. En la película, a Cable casi ni lo vemos, y Rohr se convierte en el típico abogado idealista, algo inocentón y convencido de que la verdad acabará ganando sin tener que recurrir a ninguna treta. Muy emotivo.

Idéntico cambio sufren Easter y Marlee. Si sus homólogos literarios eran personajes seguros de sí mismos, dueños de la situación y en apariencia implacables en su juego de coacción, en la gran pantalla se ha querido dotar a los protagonistas de cierto lado humano y alguna que otra inseguridad. Hasta cierto punto me gusta, pero desvirtúa a los personajes; el Nicholas Easter original jamás hubiera pensado en abandonar su empresa, y en libro Marlee le plantaba cara a Fitch en numerosas ocasiones y con una facilidad asombrosa. Esto hace que el final de la historia también cambie. Sin querer desvelar mucho, tras leer la última página la impresión que te quedaba era la de que Easter y Marlee habían ganado. En los créditos de la película, sin embargo, tienes la sensación de que es la verdad la ganadora. Un cambio muy a gusto del cine, supongo.

Gracias a Dios, Rankin Fitch sigue siendo Rankin Fitch, y, encima, magníficamente interpretado por Gene Hackman (aunque quizás con menos poder y autoridad del que goza en el libro original). Es de agradecer, además, que hayan respetado casi la totalidad de los nombres literarios, incluso de los jurados más insignificantes como el suplente Philip Savelle. Y la película, pese a los cambios que he mencionado (que, sin duda, eran necesarios para transformar un libro de semejante temática en algo más interesante para el público en general) sigue siendo tan interesante como el libro de Grisham. Un libro que, por cierto, aprovecho para recomendar a quien aún no lo conozca.

Escrito por Narux a las 01:37 PM | Comentarios (86)

Febrero 26, 2004

La sonrisa de Mona Lisa

Ayer fui a ver esta película, de la que esperaba poco y obtuve menos que eso.

La sonrisa de Mona Lisa - Cartel promocional


La sonrisa de Mona Lisa, como ya todos sabréis, es una película protagonizada por Julia Roberts quien, después de su historial de mujer enamorahombres, ahora se mete en la piel de una maestra progre de 1953 que lucha por abrir los ojos de las alumnas de una de las escuelas feneminas más conservadoras del país, y demostrarles que no todo es ser guapa, casarse pronto y formar una familia.

El planteamiento está bien, y resulta interesante. El problema es justamente ése: que de ahí no pasa. Apenas hay desarrollo, ni profundización, más allá de lo previsible y lo tópico. Al empezar la película, ya sabemos que el personaje que interpreta Julia va a tener que luchar por no ser despedida, que va a descubrir que no es la dueña de la verdad absoluta, que la chica que más la odia acabará dándole las gracias por sus enseñanzas, y que probablemente descubrirá el amor de alguna manera u otra. No hay nada más, ningún detalle que no esperes, ningún giro imprevisto, ningún diálogo ni situación que te haga pensar... nada.

Como dijo una de las personas con las que fui a ver la película, "estoy dos horas mirando al techo y me quedo con el mismo mensaje". Para pasar el rato no está mal, ni es aburrida, pero uno espera más de una película que aborda un tema semejante.

Escrito por Narux a las 06:36 PM | Comentarios (3)

Enero 26, 2004

¡Heil, Hynkel!

Hace pocos días conseguí otra de mis joyas cinematográficas:
una edición de lujo de El gran dictador, de Charles
Chaplin
, en edición de lujo (dos DVD y una buena caja, esencialmente).





Vi por primera vez El gran dictador hace unos tres años, en clase de
Historia. Recuerdo en especial escenas memorables como el baile de Hynkel
con el globo terráqueo, o el encuentro de los dos dictadores, momento
desternillante donde los haya. También son de destacar las luchas del
barbero con la guardia de asalto, o el momento en el que éste afeita
a un hombre a perfecto ritmo de música clásica.


El gran dictador, escrita y dirigida por Chaplin en plena apoteósis
del Tercer Reich, es una parodia hiriente e hilarante, aunque en ningún
momento se burla de las víctimas del Reich; al contrario, recrea fielmente
la angustia de los judíos del ghetto, y su absurda, y a veces irónica,
situación, que cambiaba en función de lo que Hynkel necesitase
conseguir de ellos.


El propio Chaplin interpreta a dos personajes: el dictador de Tomania,
Hynkel, y un barbero judío ex-combatiente de la 1ª Guerra Mundial.
Ambas interpretaciones son fabulosas, pero la del dictador es memorable, por
la genial imitación del discurso de Hitler, por el aire
afeminado que otorga al personaje (¿haciendo alusión quizá
a esa teoría marginal que propugna la homosexualidad del famoso dictador?),
por representarlo como un personajillo insignificante que intenta hacerse destacar.


Al dictador Hynkel le acompaña el Reichminister, Garbitsch
(parodiando a Josef Goebbels) y el mariscal Herring
(Herman Goering).
También veremos una relación amor-odio
muy satirizada con el dictador de Bacteria, Napaloni (Benito Mussolini),
interpretado de forma desternillante por Jack Oakie, quien
obtuvo una nominación al Oscar por el papel


Escrito por Narux a las 12:15 AM | Comentarios (0)

Noviembre 23, 2003

Nuremberg

El viernes hice algo que jamás debería de haber hecho: intentar
ver una película en TVE.

Se trataba de Nuremberg, que me llamó la atención
al empezar, y que a medida que avanzaba en la trama demostró ser una
auténtica patochada. La peli, evidentemente, trata sobre los jucios de
Nuremberg contra los nazis, y la visión que da de los mismos no puede
ser más maniqueísta y asquerosamente norteamericana: están
los buenos, usease, los yanquis, defensores de la paz y la justicia para el
bien de la humanidad y bla bla bla. A su lado, cómo no, los ingleses,
que aparecen como chupa cu... traseros (seremos fisnos) de los anteriormente
mencionados. En tercer lugar, los franceses, que apenas salen (quizá
porque los yanquis no se atrevieron a ponerles como chupa-traseros). En el cuarto,
los soviéticos, que aparecen representados como una panda de borrachines
y trogloditas cabezas cuadradas (en un momento de la película, el yanqui
y el inglés compadecen a los soviéticos por no caer bien a nadie...).
Por último, evidentemente, tenemos a los malos malísimos: los
nazis, a su vez clasificados en nazis malos y nazis buenos o nazis arrepentidos.


Como ya he mencionado, la peli era un asco, porque los norteamericanos y los
ingleses hacían las veces de paladines de la justicia y la paz mundial
(algo irónico, teniendo en cuenta lo que estos señores andan haciendo
en Iraq). Había un soldado norteamericano que trataba con la punta del
pie a los líderes nazis y soltaba discursitos al más puro estilo
yanqui. Por supuesto, también estaba la inevitable historia de amor entre
el fiscal representante de los Estados Unidos y (¡cómo no!) su
secretaria.


Lo único destacable es una frase que el mariscal Herman Goering
le suelta a un soldado de los E.E.U.U. : "si ustedes me están
juzgando ahora, es porque nosotros perdimos la guerra. Todos sabemos como va
a terminar esta función"


Claro que lo peor con diferencia son los anuncios de TVE. No sé cómo,
pero a las 3:00 am todavía no había terminado la película.
Y empezó antes de las 12.


Así que... una y no más, Santo Tomás.


Escrito por Narux a las 11:54 PM | Comentarios (0)

Noviembre 15, 2003

La Maldición

Hoy, Aaroncito y yo hemos visto La Maldición, de los creadores
de la versión original (usease, la japonesa) de The Ring.


Creedme: los japos que saben hacer películas
de miedo (aunque a mí no me ha dado miedo, pero es que yo soy así
^_^U) Lo que pasa, claro, es que no es como las típicas películas
yanquis en las que te lo dan todo trillado. Aquí te tienes que partir
un poquito el coco, memorizar bien nombres, caras (aunque es difícil
porque, para un occidental, son todos iguales...) y demás... y sólo
así te enteras de lo que ha pasado, y por qué ha pasado.


Me ha llamado la atención una cosa: que la gente se partía de
risa cuando decían los nombres japoneses de los personajes. Nosotros,
los otakus, estamos totalmente acostumbrados a nombres como Rika, Izumi,
Tatsuya, Hitomi, Yuki.
....., pero aún recuerdo la impresión
que me provocó el ver por primera vez Marmalade Boy
y conocer a Ginta o a Meiko.

Y, por lo visto, los nombres japos son motivo de risa. ¿Se reirán
ellos cuando oigan nombres como Pedro, Paco o Raquel?


Escrito por Narux a las 11:46 PM | Comentarios (0)