Escrito por: Newton
Ideado como un Centro Comercial y Exposición de Industrias esta especie de “torta modernista”, no encontraría un mejor final para su tan indefinido propósito que el quedar destinada a al olvido y mas recientemente como centro de entrenamiento y estación principal de la policía política del país.
Ubicado en el punto de conjunción de los sectores más densos de la ciudad y en el área mejor servida por el sistema de vialidad del Área Metropolitana, esta “deliciosa” obra encarnaba el imaginario arquitectónico de una época marcada por el uso del vehiculo automotor como expresión de la tecnología imperante, a través de la cual y a una velocidad que se perfilaba como el signo de los “nuevos tiempos”, esta construcción demostraría que el futuro estaba mas cerca de lo que la humanidad podía imaginar. Como siempre sucedió lo inesperado…
Esta gran masa de concreto helicoidal (hasta hoy) es una forma geométrica triangular que resulta de la forma piramidal de la colina que constituye su base. Esta edificación (sumamente deteriorada) consiste en un manto helicoidal de doble espiral, cuyas rampas entrelazadas envuelven a la colina, con aceras aéreas en una pendiente muy suave (2,5% en promedio) a lo largo de las cuales se localizarían locales comerciales, cuyos módulos permitirían una integración horizontal y vertical (no sabemos si al mismo tiempo) para que la altura de los locales pudiera estar ajustada a medida que ascendiera, como una manera de conservar la pendiente uniforme.
En efecto, con la doble espiral se posibilitaba que el techo de los locales de la espiral ascendente fuera el estacionamiento de la espiral descendente y así sucesivamente hasta comprender seis rampas en total, con un recorrido de cuatro kilómetros y una superficie de exhibición de tres kilómetros. Además, las aceras de peatones estarían protegidas por la vialidad superior construida en volado dándole un carácter sincrónico a ambos movimientos. Paralelo al sistema de movimiento vehicular (velocidad) y sus respectivos estacionamientos, la circulación peatonal continuaba el mismo recorrido de la espiral, en este caso por la parte interior y se complementaba con cuatro núcleos de circulación vertical y escaleras mecánicas. Considerando todo esto, el proyecto permitiría el manejo de velocidades que abarcaban desde el peatón hasta el tráfico urbano perimetral, intentando que las discordancias de las diferentes formas de movimiento fuesen la base fundamental de su programa.
Por lo visto la caída de la dictadura solo hizo estallar una situación por demás maquiavélicamente insostenible: eso de “vender antes para construir después” sonó como el adagio popular de que “música paga no suena” sobretodo considerando las inestabilidades propias de los países latinoamericanos donde la viveza, los artificios, el descontrol en las cuentas; aunado al desorden propio de estas ciudades, era lógico pensar que algo tan “hermoso” no podía llegar a concluirse con “loables” intenciones.
Quizás tenia buenas intenciones pero la arquitectura no se gobierna a si misma, necesita gente que la piense y es obvio que en este caso paso de ser una Ucronia a una especie de “jarrón chino” sin forma actual y sin propósitos inmediatos. Una vez más queda demostrada la capacidad que tenemos de olvidar…
Escrito por: Newton
Especulativamente, los aeropuertos han sido considerados No-Lugares debido a esa difusión comunicacional desbordada que los hacen parecer como lugares (entre lo maléfico y lo divino) sin asideros emocionales, urbanísticos, existenciales y sin ningún otro beneficio que no sea mercadear el libre transito transoceánico. A pesar de contener y manejar una gran masa de personas chocando como átomos, estos espacios se sitúan entre lo “estático” de su función y lo “dinámico”de un tiempo obstruido por el retraso localizable (pues nunca un vuelo se adelanta), sin que todo eso logre ser entendido como algo irreal; considerando que mas allá de donde se quiere ir o la espera prolongada de lo que esta por venir, el “no-lugar” es un eufemismo de lo no existente pero no en lo físico sino en lo situacional…
Observe detenidamente su posición en la barra… notara que no es diferente a un aeropuerto (y no me refiero al aspecto que una barra pueda tener en cualquier lugar) sino a la que usted presta toda su atención actual: la bebida adelante y los ojos fijos en ella demuestran una incertidumbre descollante en la espera; un brazo apoyado relajadamente y en una de las otras manos la bebida, está se convierte en un disfrute sobre una espera con expectativas relativas; la posición frontal hacia las mesas es probablemente un “arrival” exitoso. Poco a poco su cuerpo gira al compás de un reloj psíquico que le impide sustraerse de que esté no es lugar inexistente, por el contrario: usted comienza a ver que lo que se creía desconectado en todos los niveles (sentimental, físico y espiritual) adquiere una dimensión real dentro de lo universal, considerando que el Local esta siendo constantemente invadido de viajeros nuevos y expectantes…
Una especie de levitación se descubre en la soledad de infinitas imágenes con cada ligero sonido de un vaso, con cada viaje hacia el “bathroom”, con cada mirada desde un cómodo mueble… el tiempo diluido por la risa es un tiempo extraviado en la realidad, buscando la contradicción de un siglo tumultuoso dentro de cuatro paredes sin techo… sabiendo que para viajar en el espacio “no-lugar” hay que tener un tiempo fuera de la realidad…
Buenas Noches… ¿Qué desea tomar?
Adriana Barrios (Venezuela) El altar magnánimo, 2005. Instalación. Dimensiones variables
Escrito por: Newton
El pabellón desarrollado por Venezuela en la bienal de Venecia sigue siendo un misterio mediático enmarcado en las informaciones que se reciben y discuten sin que nada haga referencia, en detalle, a que o a quien esta dirigido esta exposición. Me es difícil pensar como un esfuerzo tan grande en tiempo-dinero-arquitecto (Carlos Scarpa) pueda realmente presentar algún tipo de solución, bien sea distanciándose o imitando modelos, a través de fotos hermosamente tomadas desde el cielo y además apoyándose en “dos escuetos textos” (que yo no diría escuetos sino insulsos) para crear un efecto pirotécnico de que nuestras ciudades son diferentes porque son menos o mas evaluables a través de la variable consumista, como si fuera malo ser “desarrollado” o como si fuera muy bueno tener ranchos que se erigirán (en un futuro integrador) como atalayas sobre el neon, de la incipiente y casi metafórica, Metrópolis anhelada…
En un extrañamiento cotidiano, se suceden “dimes y diretes” en la “política urbana” local, que al tiempo irreal de los barrios y las intervenciones fragmentadas de una ciudad con ritmo frenético en su violencia y sus expropiaciones, no deja de ser paradójico como el ambiente urbano sobrevive a constantes “invasiones” llenas de “habladores de oficio” que se limitan artero escleróticamente a proponer sueños, que no por ser oníricos dejan de ser banalmente ingenuos y ridículamente conectados. Los barrios es un problema, que siendo o no erradicados, son una meta-realidad que esta deteriorando la “ciudad” en un proceso indetenible que no requiere soluciones arquitectónicas ni urbanísticas imprescindibles sino tal vez una especie de “ciudadanía” que se proyecte mas allá de las formas. Los barrios son una realidad tan peligrosa como la ciudad formal: llenos los dos de problemas en los servicios, inseguridad cabalgante y mala distribución política, causa problemas al momento de asignar prioridades que delimiten el espacio construido como algo aglutinante y no como pedazos pegados por una serie de redes subterráneas llenas de buenas intenciones pero excesivamente agotadoras…
La lectura propuesta tiene varias caras: por un lado se habla de una ciudad donde todos estemos incluidos; por el otro la ciudad se presenta como un “realismo mágico” difícil de superar porque la esperanza de que algún día lo disfrutaremos es tan maquiavélica que se desplaza entre pensar los espacios públicos futuros como islas de “pequeños medianos” donde (léase clase media profesional) se construiría un porvenir, hasta llegar a la imagen prospectiva de que estaran rodeados paranoicamente por piratas marginalmente formales dispuestos a arrebatarles los pocos “espacios” que con tanto esfuerzo los políticos diligentes tanto lucharon “para beneficio de todos” y para decepción de los “inadaptados”…
La imparcialidad no puede dejar que la complacencia mediática y sus consecuentes revoluciones empañen el foco de la cámara. Poco me importa si los barrios se van a Australia, yo no quiero viajar por una “ciudad-rancho”…
Escrito por: Newton
Una critica a: El Defensor del Lector. Superbarrio, supervecino. Domingo 08/10/2006. Ultimas Noticias. Pág.2)
En la ciudad formal o marginada las vicisitudes de la cotidianidad asumen la forma de quejas o reclamos por parte de los habitantes (en Caracas mayoritariamente lo hacen las mujeres), teniendo como canal integrador el uso de los medios de comunicación para darle viabilidad a la percepción que se tiene de esta ciudad, en donde los problemas abundan (como en todo el mundo) sin dejar de lado una especie de conciencia colectiva capaz de articular el espacio citadino desde sus dinámicas y escurridizas polémicas. Son variadas y volubles, no ha si en las leyes, que inflexiblemente tienen como objetivo garantizar a través del Estado una pronta resolución utilizando los departamentos especializados para tal fin.
“El articulo 82 consagra el derecho de todo ciudadano a gozar de una vivienda digna, derecho en el cual se encuentra comprometido el Estado Venezolano”. Por supuesto mas allá de informar o estar informado de este derecho, la problemática se va ramificando en situaciones mas “triviales” pero no menos trascendentales: remodelaciones, recolección de basura, mantenimiento o reparación de servicios básicos como agua y luz se convierten en una panoplia de arreglos y concesiones que no siempre benefician al “colectivo local” o que en el mejor de los casos termina bajo la lupa escrutadora de los medios comunicacionales para hacerle ver a “los otros” la incompetencia del Estado o su ensalzamiento ante la “opinión publica”.
Esta situación genera controversias entre los mismos habitantes que tienen como medida el compartir la cercanía de un mismo ducto de basura, una fachada deteriorada o una plaza sin servicios, considerándose que todo lo que es compartido requiere una toma de conciencia por encima de las diferencias. A veces sucede que de manera afortunada los “vecinos” comparten una misma clase o condición social y los problemas son arreglados, tomando como base la división del trabajo para un fin coordinado y exitoso. En otras ocasiones lo mas difícil no es arreglar una tubería (a menos que el proveedor del servicio sea un inútil) sino el tratar de que un grupo de habitantes, en ocasiones de diferentes niveles socioeconómicos, se logren poner de acuerdo en la solución de un determinado problema.
La ciudad en este punto se comienza a visualizar como un territorio de confrontaciones al margen de la ley, una especie de guerra secreta entre los ciudadanos, y éstos contra el Estado, configurando así un escenario urbano con características que lo harán ciudad si logra establecer responsabilidades y respuestas. Castigo panóptico de lo inverosímil pero real, como si cada paso en el crecimiento de la ciudad se hiciese a ciegas pero tanteando. Son los ciudadanos con su accionar los que construyen el Estado regulador. Sin eso, simplemente los escenarios son una pantalla donde termina proyectándose una mala película de nuestras vidas…
Escrito por: Newton
Critica del articulo:Aceras y Brocales. La tierra urbana. jueves 28/09/2006. Ultimas Noticias. Pág. 12
El escenario actual en la mayoría de las ciudades importantes de Venezuela se presenta como un viejo dilema entre la apropiación de los espacios óptimos para el desarrollo de las potencialidades económicas de algunos asentamientos humanos formales y la expropiación de tierras “inestables” por parte de los “otros” que se consideran marginados, para la supervivencia, no solo propia sino también para estar cerca del progreso que implica estar cerca de los servicios urbanos que garantizan un crecimiento tanto personal como demográficamente colectivo. La tierra siempre ha tenido esa aura de riqueza para quien la posee y en eso el Estado nunca ha concientizado (o no de forma aparente) la importancia que significa administrar sus espacios colectivamente para su uso racional dentro del marco legal que se asocia a el conjunto por encima de los intereses personales.
Pero… eso nunca sucede. El dominio de la tierra, políticamente hablando, siempre es sobrepuesto como personal, lo que significa en este país una propiedad privada llena de grandes privilegios, que terminan configurando una ciudad a la medida monetaria en perjuicio de los espacios estadales, gracias a la incapacidad (en la mayoría de .los casos premeditada por aliados públicos y privados) de los mismos “constructores” ad-hoc que ante el poco o casi ningún dialogo retroalimentado con la población, termina en serios desastres urbanos residualmente despreciables y económicamente inflacionario. No se presentan propuestas o planes… simplemente la ciudad va creciendo de manera amorfa y sin compromisos, llevando esta situación a encontrarnos con valores desproporcionados con respecto a su uso, y peor aun, en una situación de especulación inmobiliaria, incluso hasta en los terrenos difícilmente habitables.
Una vez mas la invasiones, ya no solo de “terrenos marginales”, sino también de partes de la ciudad con edificaciones consolidadas se transforma en un problema de seguridad Estatal, pues eso requiere la movilización de contingentes de funcionarios en todas las instancias gubernamentales para sofocar la euforia (o la necesidad) de construir y vivir cerca de la ciudad. No importa como ni cuando… el hombre urbano solo quiere “estar” sin prestarle atención a nada que no sea su entorno inmediato, que en el caso de las ciudades venezolanas termina siendo de la puerta enrejada para dentro…
¿Acaso es posible tener ciudadanos productivos cuando el espacio urbano es un espejismo? Quizás la buhonería, la industria de la construcción, el Estado anónimo, los que viven alquilados, indigentes, invasores y todo cuanto tenga que ver con el uso (o desuso) del espacio urbano tenga alguna explicación acerca de cómo se vive en la ciudad. Yo no la tengo…