Ana Caína por la tangente: Abril 2003 Archives

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Neuroticaína.

Me pasan últimamente cosas que tras una reflexión concienzuda y racional creo que sólo dan a entender una verdad clara como la mañana de Alhaurín de la Torre:me estoy volviendo más neurótica. No, mi atracción por el judaísmo se queda en su música tradicional y no, tampoco me he comprado unas gafas de pasta, y como no tengo hijastras chinas pues no hay peliro de salir deshonrada; pero es peor. Tengo manías nuevas y comportamientos obsesivos que trastornan mi juicio y nublan mi ya de por sí londinense razón.

La conclusión a la que he llegado tiene sus fundamentos en una serie de hechos que acontecido me han en estos días. Después de estar pensando un rato en ellos , haciendo descansos para cantar con voz de falsete y echarme mi incipiente flequillo popero a un lado, he llegado a la conclusión e que debo enfrentarme a mis miedos y temores más profundos para así poder poner fin a la paranoia que poco a poco se va apoderano de mí, y convertirme finalmente en una persona normal, equilibrada y con los pies en la tierra. (Bueno, lo de enfrentarme a mis miedos es broma; por ahora sólo voy a enumerar algunas de las cosas que me tienen con el moscón tras la oreja.

Hecho número 1. Se trata del búho extraño que tengo encima de la mesilla del salón. La otra noche me senté un rato a ver la tele y descubrí que el búho me mira. Todo el rato. Nunca antes me había fijado, supongo que porque no veía tantos programas aburridos como ahora. El búho es raro y tiene un toque misterioso. Además se le puede desenroscar la cabeza. Pensé desenroscársela y guardarla en un sitio desde donde no pudiera mirarme, pero tal vez se lo tome como una afrenta personal y cuando lo vuelva a enroscar caiga sobre mí una terrible maldición uruguaya o me castiguen los dioses. Podría desenroscarlo para siempre, pero mi tía lo usó una vez para meter dentro esmalte de uñas y da mala impresión sin cabeza y con ese tono sangriento que cubre todo su interior. Lo cambié de sitio varias veces y seguía mirándome. Lo puse de espaldas pero era peor, lo veía reflejado en la tele y no apartaba los ojos de mí. Ya no sé qué treta usar. Me da miedo la cara que pone, como si le hubiera dado un aire. Además me recuerda a un muñeco que tenía de pequeña que también me miraba. A aquel le hice cosas horribles, desde maquillarlo como a una cualquiera (estilo Barbie) hasta convertirlo en un skinhead en una de mis sesiones de peluquería drástica. No sé dónde estará, y me pregunto si no será el mismo , ahora reencarnado en objeto de decoración, que vuelve para saldar una cuenta pendiente. No puedo romperlo ni atacarle, porque seguro que se seguiría reencarnando en objetos hasta tal vez llegar al punto de poseer a Alfred. Por lo visto tendré que seguir viviendo con esta carga, siempre observada, siempre bajo la vigilancia del ojo atento del búho. Nunca más podré comer en el sofá ni andar por la casa en paños menores. Intento pensar que todo es obra de mi imaginación hammeriana pero es inútil. Cada vez que intento sentarme en el sofá me dan escalofríos.

Hecho 2. Desde que escribí el post de los heterogays y me reencontré con Jarvis Cocker me he obsesionado. Todo empezó como un juego, como un cockerteo sin importancia con lo popero. Como hacía mil años que no lo escuchaba me puse dos o tres cedeses de golpe. Y al rato empecé a sentir toda clase de cosas siniestras de las que, aunque bien es cierto que alguna vez había notado leves síntomas, nunca me había preocupado. Pero fue más fuerte esta vez.Súbitamente, en menos de cinco minutos, me hallé peinada con la raya al lado y me subí (más) las solapas de la camisa. Me puse mis gafas ésas heredadas de mi abuelo (era un tecno-fashion muy moderno él, le echo de menos) y empecé a hacer un montón de gestos sumamente impúdicos como señalar a mi invisible público o enarcar las cejas mientras hacía los coros con singular energía y afilaba mis uh-uh-uh-uh-uhhs hasta la cuerda vocal más alta. Qué espectáculo. Y no podía parar. De todo esto además no me acuerdo en absoluto, me lo ha contado el voyeur de enfrente. De lo único que tengo una vaga impresión es de haber empezado a cantar lo de mis-shapes y luego todo se volvió borroso.

Hecho 3. Un miedo irracional al espacio de debajo de mi cama. Antes no me pasaba, pero ahora no me acuesto, hago salto de longitud. No me atrevo a acercarme demasiado a la sombra de debajo de la cama porque quién sabe si no es una puerta a otra dimensión, o a la peluquería de la otra dimensión, a juzgar por los restos que encuentro cuando barro. Me he formado incluso un retrato guiándome por esas pistas que dejan, un perfil básico de las criaturas sobrenaturales que habitan al otro lado. Todas son canosas, no se peinan y comen la misma marca de galletas que yo. Aunque muchas veces intento tranquilizarme pensando que no hay nada debajo de mi cama, yo en el fondo sé que sí, que hay algo, pero no quiero saber qué es y me da pereza averiguarlo porque no alcanzo.

Estos y otros hechos creo que certifican mi creencia. Estoy a punto de cruzar una nueva puerta rumbo a la crisis mental, o mi abuela conseguirá finalmente llevarme al Diario de Patricia, y no al día del tema "Soy raro", sino al del tema "Uno de nosoros es raro". En fin, patata, camisa de fuerza y calabacín.

Abril 17, 2003

S.S atípica.

capirotes.jpg
La imagen de hoy habla por sí sola.
Ver dorso.
Poco más se puede añadir. 85 años haciendo capirotes. Ya tengo a alguien cuyos pasos seguir.
Mis gracias repetidas y reverenciales a D. Primera Vocal Vertical, que fue el que lo recogió del suelo.


Expresado por Ana Caína a las 05:37 PM | Comments (23)

Abril 14, 2003

Heterogays lamibles.

the machote compilation.jpg

Releyendo releyendo veo que mi misoginia puede parecer sospechosa, pues si bien predico y revoloteo mucho sobre ella bien es cierto que he dedicado ya dos (2) posts con el tema común femenil, el de las chicas Fellini y el de las en’soperras. Así pues, soy consciente de que mucho malpensante y freudiano retorcido podría creer que mi misoginia no es sino una forma de disimular mi lesbianismo intrínseco. No se equivocarían si no fuera porque dicho lesbianismo, practicado con gozo y amor verdadero por mí misma a lo largo del tiempo no es sino un autolesbianismo o egosexualidad reprimida. Pero no entremos en esos temas sucios y perturbados, y me moderaré hablando de mis más oscuras y apasionadas fantasías con esos hombres a los que nunca conoceré y más vale así, porque acabaría engañándoles conmigo.
El del caballero lamible (lamible, adj.: Apetecible, jamonáceo, acañonado, que insta a ser magreado-Diccionario de la Real Academia Caínica) es un grupo extenso, casi más que el de las en’soperras, y está lleno de infinidad de subgrupos que estimulan las glándulas salivares de apocalíptica forma. Sn embargo hoy me voy a centrar en una sola categoría: el heterogay.


Muchas veces he expresado mi aversión por esta clase de tipos. Bueno, pues para los que me lo hayan oído alguna vez, era mentira. Me son indiferentes, como el resto del mundo. Pero no puedo ignorar mi sentido estético tan homosexual (como indica el diseñete nuevo del blog), así que les dejo entrar en el club de los mozos lamibles con un mirar lánguido de “quiero y no puedo, ni aunque fueran sólo heteros”.
El heterogay es un tipo fácilmente identificable. Lo difícil es saber a qué subgrupo pertenece, ya que existe una fusión cada vez más amplia de características. Para facilitar la diferenciación adjuntaré unas cuantas fotejas para que puedan ver algunas versiones de heterogays lamibles y su correspondiente clasificación caínica según las coordenadas x, y, z, A, B y C, donde x=porcentaje de gaydad, y=porcentaje alolitado, z=lamibilidad. A su vez, A= subgénero, B=subgrupo dentro del subgénero, y C=otras apreciaciones:

01.jpg
Heterogay 1. El primaveras.
x=90%
y=52% en la época de esta foto. Hoy en día de todas formas está sumamente acartonado.
z=Pasable, aunque el gesto es demasiado espantawomen.
A=Pertenece sin duda al subgrupo del heterogay modosito, cuyas características principales son cierta tendencia al abuso del puchero, los morritos y las caras de desamparo. También suelen fomentar esta clase de heterogays su vena sensible. Estos hombres sí lloran. De hecho es uno de sus hobbies. Famosa es la Competición Internacional del Llanto por la Integración de California, donde miles de gays y heterogays de todo el mundo se reúnen para participar en el concurso, esgrimiendo sus más letales armas quejumbrosas.
B= Dentro del grupo modosito, éste es sin duda espectaculero. No hay más que analizar su vestimenta. La pretensión última que tienen es ser confundidos con mocitas ingenuas y románticas. Llevan siempre bolsos raros y abusan de los estampados.
C=El individuo de este ejemplo, conocido por un montón de sobrenombres según la época, tiene el honor de haber conseguido ser sumamente gay siempre en sus distintas fases musical-aparentes. Pero sin duda se lleva la palma en la época de los setenta, cuando se volvió heterogay despendolado, paseándose por ahí con plumas y plataformas y parecido a una versión masculina elegantona de Aramis Fuster en el maquillaje.

02.jpg
Heterogay 2. El dandy asalvajado.
x=40%, y todo concentrado en la miradita.
y=10%
z=Alta al natural. Con sombrero y así peinado, sólo aceptable.
A=El mozo se puede encuadrar en la categoría de los sibaritas. Muy pijos, muy snobs, muy afectados. Están orgullosos de su heterogaydad , sea heteroísmo o gayría a secas, porque les hace sentir diferentes, salvajes, con calcetines más chulos. Coleccionan toda clase de mariconaditas señoriales y siempre huelen a colonia cara y fashion. Cuando se emborrachan dicen frases célebres de Oscar Wilde compulsivamente.
B=Dentro de los sibaritas éste se puede catalogar como campestre. Les gustan las flores, los pájaros, la primavera, los taparrabos de leopardo y su expresión cariñosa favorita para llamar a la pareja es "tigre" o "pantera".
C=Todos se llaman Adolfo. No sé todavía por qué.

03.jpg
Heterogay 3. El rey de la noche.
x=En la primera foteja ya alcanza un 70%, pero en la segunda adjunta el 30% restante.
y=40%
z=Depende; en el primer ejemplo alcanza cotas muy altas; en el segundo parece el bisnieto sarasa de Hitler.
A=Lógicamente pertenece al muy amplio subgrupo del heterogay chulapo. El de este documento gráfico es una curiosa mezcla entre el Chaval de la Peca y la Sta. Rottenmeier. El heterogay chulapo tiene la parte gay en el look y la hetero en el comportamiento, o a la inversa. Pero siempre es así, no falla.
B=Dentro de su chulapería, es de la sección Discotequeros. Va siempre vestido como un gentleman de tasca ochentera decadente pasado por un filtro de purpurina, luz, color y canciones de Marisol; habla como un macho man, ejerce de buitre y siempre es uno de los dos tipos que entran juntos al baño de la roller disco.
C=El que he escogido para el ejemplo también es heterogay cantando. Pasa del susurro erógeno al gritito primaveras (ver heterogay 1) en menos que pestañea un personaje manga.

04.jpg
Heterogay 4. El lolito abizarrado.
x=90%
y=96%, pues evidentemente nos hallamos ante un prototipo lolitesco.
z=Muy alta.
A=Hablemos de la lolitez. En el heterogay ésta va siempre asociada a un aspecto de tirillas vicioso, como de principiante butanero matasuegras de alegría. El heterogay lolito es peligroso, es el que llena las puertas de los servcios de los institutos con su nombre y el teléfono debajo. Parece cándido e inocente pero en realidad esconde grandes secretos depravados (suele esconderlos, por cierto, debajo del colchón de la cama o en el fondo del armario).
B=Además de lolito corresponde al subgrupo rarucio. El heterogay rarucio siempre hace cosas incongruentes y se viste como una mezcla de todos los heterogays anteriores. Es muy creativo y le encanta el espectáculo. Casi todos tienen un oscuro pasado como participantes en concursos musicales infantiles donde imitaban a Camilo Sesto, José Feliciano o algún integrante de Abba.
C=El de este ejemplo hacía un montón de cosas de invertido en Velvet goldmine, solo o acompañado del Ewan McGregor, que en esa peli también estaba de lo más mariquita.

Espero, queridos lectores, haberles ayudado con estos breves esbozos a comprender un poco más el apasionante mundo del heterogay.Me he dejado un montón de ejemplares entre las teclas, pero supongo que menos da un chinarro. Si alguno se interesa más de la cuenta y quere pedirme consejo para pasar de capullo a mariposón no duden, se lo ruego, en hacérmelo saber.

Abril 13, 2003

Entrañable.

Había concertino de Albert Pla a las ocho y media, y Alfred y yo salimos contentos y rumbosos hacia el lugar donde Tercera Vocal Vertical me había indicado que se desarrollaría el evento. Como siempre, mi orientación hizo de las suyas y aparecí en el sitio equivocado. Alfred no paraba de refunfuñar y me metía prisas y pelos en el bolso. Finalmente tras mucho andar di con el sitio, justo cuando el concierto había llegado a su fin. Alfred gimoteaba: tenía la ilusión de conocer al Pla, de intercambiar impresiones con él. Y cuando estaba a punto de golpearle hasta dejarle inconscente para que dejara de sufrir, lo visualizamos. Bueno, lo visualizaron los verticales, yo sólo fui en la dirección que ellos me señalaron y tras dar unos cinco pasos la mancha borrosa que veía se convirtió redepente en el gran bardo. Alfred no ha dormido esta noche con la emoción; primero fue Sr. Chinarro, ahora Albert.
albert, alfred y moi.jpg

Como Tercera Vocal, me sentí automáticamente atraída por el Pla. No parece un kinki cantante, sino uno anónimo. Se le puede hablar y ese tonillo macarra cansao de su voz hace que una se sienta como en casa, tirada en el sofá y con resaca. Un gran caballero.
Tras el encuentro, fui con los verticales a un bar donde me esperaba otro gran hombre, éste desconocido; iba con una pegatina genial en medio de su camisa, a través de la cual se transparentaba una camiseta de winston. Él no parecía ser consciente de su elegancia, y nos hizo partícipes de diversas bromas y chascarrillos que me sonaron bastante horizontales. Armándome de valor le pregunté si sería posible que me diera una pegatina como la que él llevaba. Al principio se mostró reacio en broma, y cuando trajo las tapas me dio no una , sino un
libro entero de pegatinas, con varios modelos de distintos tamaños.
Cuando nos íbamos le rogué que se hiciera unas fotos conmigo y Alfed, a lo que accedió encantado. Ya no había duda; era un horizontal verdadero, porque uno de los rasgos característicos del horizontal es su oscura atracción por las cámaras, grabadoras y demás aparatos capaces de retransmitir sus hazañas. Se portó como todo un señor, y la foto adjunta tiene, a mis ojos, un encantador toque de interrogatorio mafioso, con esas sillas en las que nos aposentamos para posar , justo debajo del foco. mafiosamente.jpg

Sin embargo, a pesar de todas las emociones vividas, lo que me llenó de júbilo la pasada noche fue el amable gesto de Tercera Vocal, que me da ganas de llorar cada vez que lo recuerdo; porque me regaló la famosa bolsa de tierra de fregar que consiguió en el Mercadona, ese hallazgo de la empresa de limpieza española. Aún pasarán muchos días hasta que encuentre un lugar de honor donde poner el saquito. Lo que sí garantizo es que estará visible, para que quien me visite se percate de la opulencia frikal en la que vivo.
Me gustaría seguir hablando de cosas entrañables pero voy a perder el autobús y hoy toca comida familiar. No quiero que m padre empiece a regañarme sin que yo esté, así que corro rauda a encontrarme con mi destino. To be continued si sobrevivo.

Expresado por Ana Caína a las 11:42 AM | Comments (11)

Abril 11, 2003

Cansancio y café irlandés.

Con esas palabritas podría definir el ritmo básico del día de hoy. Ni siquiera me apetece hacer tontadas y he rechazado una invitación cimematecática atractiva porque no puedo con mi alma. Se deba a lo que se deba, la verdad es que hoy no es un día apropiado para moverme del sitio y creo que puede que no me saliera aunque lo intentase, porque llevo desde las tres de la tarde bebiendo café irlandés ininterrumpidamente. Reflexiono sobre otros tiempos y otros peinados con cierta nostalgia peligrosa y me rasco compulsivamente la nariz, gesto heredado de mi entidad paterna que significa que algo me molesta o cabrea. Para colmo no paro de respirar. Es sencillamente indignante. No sé a qué dedicaré el resto de horejas del día, pero presiento que haga lo que haga irá acompañado de más café awhiskado, de más picores nasales y de más frasecillas de congoja y fastidio entre dientes. Desesperatio desesperationis. Espero no acabar cometiendo una locura y no ver ninguna de mis películas de video,porque posiblemente me hallo en posesión de si no la colección de cintas más depresivas existente, sí una de las más efectivas en lo tocante a capacidad de empuje al suicidio. Y como suicidándome haría felices a un montón de personas pues paso, que sufran ahí, que lloren como sabedores de mi existencia lo que no supieron evitar como desconocidos míos. Qué gentuza.
Lárgome ahora a grabar en video las mgas de pan que hay debajo de mi sofá.
Hala pues y santiguados queden.

Abril 10, 2003

Abril 07, 2003

En'soperras, guaponas y otras damas de mal vivir.

A pesar de mi misoginia amplia y a menudo expresada ruidosamente no puedo sino quitarme la permanente ante el valor, arrojo y disciplina guarrindonga de estas grandes féminas universales. Mis heroínas al descubierto. Todas ellas son dignas de pertenecer al ilustre club de alterne de reciente creación llevado a cabo por mi personalidad 534, o Madame LeBorde.
superzorras.jpg

Sin estas mujeres aún me costaría más soportar la esencia afeminada de mi persona. Sólo puedo decir que únicamente me enorgullezco de haber nacido hembra al recordar que ellas existen o han existido, que como moi también sufrieron lo suyo bajo la pesada carga del rulo térmico, la manopla anticelulítica o la baja cosmética.
Sería muy difícil hablar de todas ellas. Unas, famosas. Otras, cobijadas bajo la máscara de pestañas barata del anonimato. Lo que sí puedo asegurar es que hay unos claros subgéneros dentro del amplio grupo de mis mujeres más idolatradas.

1. Las reinonas. Sin lugar a dudas, el grupo más glamouroso dentro de mi catálogo horrortera de tarascas admirables. Lo que las define es la grandeza del gesto, la grandeza del pectoral y la grandeza del aderezo. Famosas son las divas Mae West, ("Cuando soy buena soy muy buena, pero cuando soy mala soy mejor") , la fenomenal y perfecta Dolly Parton (para ya redondearlo, cantante de country) o, ya rozando el cielo del glamour de carnaval tropical , mi más querida diosa, la inconmensurable Divine.
wowMae20West.jpg

dolly-parton.jpg

divi42.jpg

2. Las artistas pícaro-cañís. Un estamento plagado de joyitas. La mayoría de ellas han sido olvidadas injustamente, a pesar de ser grandes actrices con sobrado talento para el drama, como la deliciosa y elegante Fedra Lorente (famosa Bombi del 1,2,3), Susana Estrada o Silvia Tortosa. Fedra.jpg
La Tortosa.jpg
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Otras aparecen a veces en la tele, de rábanos a peras, dejándonos a todos admirar el nivel de su intelecto y abrasándonos a menudo con su gloriosa luz de estrellón de los buenos viejos tiempos sin sostén. He ahí Mari Jose Cantudo, que de vez en cuando se pasea por la palestra televisiva demostrando que el glamour no muere, se reserva para los fiestones marbelleros o las colecciones fílmicas de Parada y compañía.

3. Las guarrillas entrañables. Qué sería de nuestra memoria sin ellas. Esas guarrillas extranjeras que han hecho las delicias económicas de la venta por correo con su fijación por los modelos de las últimas páginas del catálogo (tres por cinco euros). Verdaderas zorreznas talentudas, modernas, ochenteramente angélicas.Tiparracas que nos dan envidia por su sentido del término "insinuante" y por la trabajada gimnástica de sus naturales poses y más delicados gestos. Fox, Samantha, la reina del calendario de camionero. Lords, Tracy, emperatriz del porno hortera, el pelo frito y el cutrelux lujurioso. Y ella:
sabrina.jpg

Nos hacen recordar otros tiempos, aquella época lejana en la que los encantos femeninos casualmente enseñados con el ritmo de la música vencían a cualquier partido de fútbol , aquellos añetes en los que las criaturas pre-menstruantes poníamos nombres como Loreto o Lydia a nuestras Chabeles _que siempre acababan haciendo honor a semejantes nombres, los Danis pueden atestiguarlo_ . Una lágrima me rula por el moflete cada vez que a mi mente acuden aquellas melodías...Boys, boys, boys. Mama Chicho me toca..

4. Las estrellas del culebrón. Otro subgrupo repleto de brillo, talento y laca. No se olvida fácilmente a la acartonada Lupita Ferrer relatando en off las maldades a las que iba a someter a la dulce, encantadora, buena y pobre Jeanette Rodríguez. La edad de oro del culebrón venezolano nos trajo aquellos éxitos indiscutibles que fueron Cristal, Topacio, Rubí, La dama de rosa. Y musicales: Que por qué te quiero, gemía el Luis Alfredo al acabar una de estas series mientras no paraba de manipular su bufanda del rastro , poniendo voz a la romántica melodía casiotone de fondo.
cristal.jpg

Pero no sólo de telenovela sudamericana vive la maruja española. Porque todas las damastras de culebrón son igual de fascinantes. Con sus mansiones decoradas lujosamente con objetos del todo a cien más próximo a los estudios, sus modelazos de hombrera ancha y cadera estrecha, sus pintalabios grasientos en tonos fucsia ( o rosa furcia), rojo pasión y naranja nacarado. Sean de la nacionalidad que sean, todas pertenencen al inalcanzable reino de la viborona que habla sola y urde maquiavélicos planes contra la primera pardilla que aparece.

5. Las otras. Los subgrupos crecen y se desarrollan de tal forma que me sería imposible, además de sumamente cansado, dedicar un apartado a cada uno. Pero el mundo está lleno de féminas estilosas cuyos pasos seguir, cueste lo que cueste.
Ruby Rats!!!.jpg
Esas Xuxas, con su sentido del ritmo, del color y de la combinación de estampados. Esas Ruby Rats. Esas mujeres del montón caro de la sección de Saldos musical-televisivos. Qué grandes son. Qué pequeña me encuentro. Con qué rogativas y miradas tristes acudo al pie de sus pedestales imitación oro a pedir consejo, a desentrañar los secretos de la elegancia telefílmica, buscando una luz guía, un destello luminoso que me convierta al fin en la tipa más cutre y tirada del barrio.
Haré lo posible por seguir siendo una entidad presuntamente femenil con la fuerza ovular que de ellas agradecidamente recibo.
"Eres alta, rubia platino,
anda y que te zurza un chulo latino..."
Fabio McNamara.

Abril 05, 2003

No me da la gana.

Apreciados amigos y gentes sobre las que prefiero no pronunciarme, porque mi nombre suena a extranjero:
Hoy quiero decir una de mis frases favoritas de una manera oficial y con galones plateados en las hombreras. Corrijo, no sólo decirla. En realidad mi verdadero propósito es tatuármela en alguna parte, o , mejor, obligar a alguien que me acompañe a tatuársela en alguna parte visible. Sería perfecto. "No le da la gana", y una flecha que me señalara, como una de ésas camisetas tan geniales pero de más calidad, en piel (estoy incluso pensando hacer algún amigo extranjero para darle más caché :en piel, y de importación).

Pero no quiero entretenerme con esas minucias, porque siendo tan difusa podría acabar hablando sobre cualquier cosa, como el tercer brazo que me salió el otro día (razón por la que no he podido escribir antes, ya que no sabía con qué mano teclear y como la indecisión es un 90% de mi materia acabé sufriendo una crisis aguda de ansiedad ante tamaña problemática).
No me da la gana. No quiero. "No ze me apetece", como diría Oñate. No se puede negar la fuerza arrolladora de estas razones. El no me da la gana es la expresión comodín por antonomasia, es universal, vale para un roto, para un descosido, es ideal. Siempre queda bien decirlo porque es una expresión arreglá pero informal, y le vendría muy bien a Antoine, el rey de la excusa cutre. No he oído jamás peores razones que las suyas. Uno dice: "Mañana entonces salimos". Él responde: "Creo que la idea no está lo suficientemente madura". El otro día le llamamos y se iba a Estepona. "¿Pero no te ibas ayer y volvías hoy?"_pregunta Vozenoff, siempre tan acusador bajo su capa de ingenuidad mancomunitaria. A lo que Antoine, y esto es estrictamente veraz, responde con el siguiente evangelio:
1. Sí, su idea era irse a Estepona el jueves y volver el fin de semana, pero había puesto una lavadora el miércoles.
2. La ropa lavada, contrariamente a lo que él había pensado que ocurriría, no estaba seca al día siguiente (el jueves).
3. En la lavadora que puso el miércoles estaban todas sus camisetas negras.
4. Según dijo, Antoine nunca puede llevar debajo de sus indumentarias ésas de mohicano una camiseta que no sea negra. Sin camiseta negra no puede ir a ninguna parte. Se siente perdido, sin rumbo, en el lodo, como un pancho cualquiera.
5. Consecuentemente, al no estar secas sus camisetas negras no podía salir, y por tanto no podía irse a Estepona, con lo cual tuvo que esperarse al viernes, y ya el fin de semana pues tendría que pasarlo allí.

Una vez leída la excusa antoinesca, compárenla con esto:
1. Antoine no se fue el jueves porque no le dio la gana.

Ahora, para los más aburridos o para los posibles fans de Sánchez-Dragó, les propongo el bonito experimento de sumar todas las letras de la excusa antoinil. Después sumar las de mi excusa alternativa. Luego, proceder a restar las dos cantidades. Yo no lo he hecho porque el Dragó me da sueño y siempre que me aburro me introduzco canicas en las cavidades nasales, actividad sumamente entretenida. Pero los que lo hagan podrán comprobar que se ahorran un montón de letras, respiración y saliva. Sin contar el caché que tiene responder así, breve, concisamente, como un tipo duro, como un hombre autosuficiente y altivo, peligroso, punky (si acompaña la frase con algún gesto obsceno), grunchoide (si se acompaña la frase con una deficiente higiene), nihilista (si se dice con tono lánguido, boina y un tocho de Schopenhauer bajo el brazo) y un montón de cosas más que le pegarían a Antoine mucho más que su estilo pringado a secas, que él siempre ha defendido y que yo siempre lucharé por hacer desaparecer, pues la reina pringosa del grupo soy yo.
Tienen tanto que aprender de mí. Estos dos días he pronunciado el no me dal a gana un montón de veces, aprovechando que ha estado aquí la unidad materna y más entidades genealógicas. Incluso, para cuando estaba más vaga de lo normal, creé un apócope para abreviar, enemegé.
No me da tiempo a seguir elogiando las virtudes del enemegé porque me largo en breve a un concierto de música sacra, al que asistiré con mi súper chapa de Totus Tuus o caballería pontificia, a ver si consigo mosquear a algún calvo de los que se duermen siempre en la tercera pieza. Y porque enemegé de seguir escribiendo. Hala pues y con Dios.