Junio 29, 2004

Thomas Sopz

Thomas Sopz era una de esas personas cuya vida está hecha a base de coser muy juntos pedacitos diferentes de noches juntas. Ahora estos se rasgaban e iban despidiéndose de su dueño, lentamente, pues la vida a su fin se deshace de su huésped en finos hilos de mesura hasta que esta por fin se acaba.
En esos momentos en los que uno ve su vida, Thomas recordó, echó su vista atrás porque el presente ahora carecía de interés.

Ella era una dama con quién había conocido el sol. Su vida radiaba luz cuando la sentía cerca, las viejas calles de Viena no eran sino enormes ríos de exuberante libertad por los cuales ambos corrían juntos. Allí conoció el amor, allí aprendió a escribir sólo para darle palabras al mundo que él, Thomas Sopz, había conocido de su mano y veía ahora a través de ella. Sus palabras y prosa eran vivas, tenían el poder de invocar la realidad que el sentía a su lado, y hacerla patente en cualquier lugar y en cualquier momento en forma de cartas que él le entregaba al verla.

Un día ella faltó a su cita. No avisó. Estuvo esperando toda la noche. En su mano una carta, en su corazón una grieta. Ella nunca volvió a aparecer. Thomas escuchó que esta había conocido a un caballero inglés a través del padre de la muchacha. Ahora estaban prometidos.
Cada noche siguió marchando por Viena como alma en pena buscando la ilusión perdida en rincones que ahora sólo ahogaban su alma. Cada calle era un puñal en su ser, y al poco estos empezaron a sesgar su corazón. En su habitación mezclaba prosa y alcohol en unas cartas que nunca dejó de escribir.
Una noche, su aletargada atención fue atraída por los gritos de fiesta en una casa burguesa. Se acercó a la ventana y allí estaba ella. No hay palabras para describir la emoción que causa encontrar algo tan amado cuando la ilusión de volver a hallarlo ha muerto. Aún si existiesen, Thomas Sopz no podría llegar a conocerlas porque sus ojos recayeron inmediatamente en la figura del hombre que estaba con ella, y en como la cogía.
Esa noche el alcohol haría el resto. El peso del mundo era demasiado para seguir teniéndolo en cuenta.

Al poco tiempo Austria entró en guerra con Servia y Thomas fue llamado al frente. El resto carece de sentido.

Allí tumbado en una trinchera, abrazado a su macuto dónde portaba ya amarillas las cartas que aún conservaba. Allí mismo fue donde Thomas Sopz exhaló su último respiro.
Su cuerpo fue traído como el de otros tanto caídos en batalla. Al tiempo su familia recibió una carta, ¿ironía de quién en sus últimos momentos se sintió a ellas más apegado que a su vida? En ella ponía que Thomas Sopz murió sirviendo a su país.

Lo que no sabían de Thomas Sopz es que su vida realmente acabó una noche, cuando atraído por sonidos de fiesta, se asomó a una ventana.

Escrito por Entrari a las 10:59 AM | Comentarios (0)

Junio 25, 2004

...VOLVÍ PARA QUE ME ENSEÑARÁS QUE PODÍAS VOLAR...

Esto... no es el comienzo de una historia, esto, es la historia de un final, la historia de como todas las cosas que creamos y aun siendo responsables de ellas para siempre las dejamos atrás a lo largo de nuestro camino.
de que la verdadera belleza no esta fuera, de que es invisible para las almas vacías, ciegas, de que solo vemos lo superficial, no vemos el auténtico valor. Nunca podremos ver bien sino con el corazón....rompiendo el espejo de nosotros mismos donde los mundos que descubres detrás son siempre bellos, frescos e infinitos.


Un instituto; un vestíbulo rebosante de vida, fuerza y color, de voces, de libros, de inquietudes, de sueños, de esperanzas.
Yo, cruzo el pasillo principal, buscándola a ella, entonces, a su lado, estabas tú, desconocida, una persona más entre tantas otras, no eras más que una chica semejante a mil chicas, estabas... pensativa, lejana, no pude más que fijarme en ti.
El destino, caprichoso, hizo, primero, un torpe cruce de miradas, después, despertó mí curiosidad..., nuestra curiosidad.
Mi curiosidad, mi parte ahogada de niño, siendo más fuerte que yo, me llevó a acercarme a ti, te dirigí una mirada directa, descarada, insolente, con un saludo comprometedor, buscando algo en tus ojos, tú, ingenua, me devolviste la mirada como llamada por el canto de la sirena sin saber que te estaba estudiando, analizando tu carácter, llamando a tu vida, a tus sentimientos, a tú personalidad...a través de tú mirada.

"... Los ojos, la mirada, son el espejo del alma ..."

Contemplé como una vez más la magia aparecía,...tus ojos... ¡ tus ojos ! , mientras tú me mirabas ingenua, tus ojos me hablaron, tus inocentes ojos me gritaron en silencio...

Por favor, ¡ ayúdame !..."

Escuche en tu mente tu suplica lejana, y perseguí tú voz inconsciente a través de tus ojos, que intentaste alejar de mí convirtiendo tú mirada en una mirada fugaz, pasajera..., pero continué buscándote, persiguiéndote entre los surcos de tú laberinto interior... . Al final, conseguí abrir las puertas cerradas de tú alma, de tú vida....

"... Seguí corriendo ..."

Seguí corriendo en el camino a través de tú vida, buscando el eco de tú voz sin respuesta, con la eternidad del silencio por la indiferencia de los demás. En medio del comino encontré una luz, tu luz, a lo lejos, pequeña y débil en la inmensa oscuridad de tus adentros, después de largos tiempos aquella débil luz
comenzó poco a poco a acercarse a mí, temerosa, desconfiada.

" Al final, pude encontrarte."

Pude ver tú verdadero yo... vi... vi un ángel caído en el suelo, de cabello rizado, rubio, ojos verdes, piel blanca, inocente, frágil, esclavizada por una cadena llamada soledad, y en su otro extremo como únicas compañeras, la angustia y la incomprensión.
Estabas agotada de luchar, de gritar sin esperanza, débil, demasiado débil para poder volar. Tus ojos me miraron de nuevo y me volviste a gritar en silencio:

" Por favor, ayúdame !"
...Y decidí quedarme...

Y entre en tú vida para siempre, te tendí al mano, ayudándote, te empecé a alentar con mis palabras, con mi comprensión, a hacerlo... A LEVANTAR EL VUELO !., y aceptaste el reto de ser libre, de romper tus cadenas, de quitarte el yugo.
Miraste al cielo y extendiste tus alas blancas para abandonar aquella tristeza, aquella soledad.

" ...Me juraste que nada se te opondría..."

Yo te decía: Adelante pequeña, puedes hacerlo L. í puedes hacerlo !.... Y pusiste tú voz en el cielo, toda una vida de sentimientos y sensaciones se concentraron en ese grito.
-1 PARA QUE TODOS LO OYERAN ESTA VEZ !, que habías encontrado un apoyo, una luz, un espejo...

"... Y conseguiste volar ..."

Volaste libre, lejos, grácil, pasaste de ser una estrella solitaria en el cielo de
medianoche a un rayo de luz que se disuelve en la mañana, entusiasmada, volviste
para enseñarme que podías volar, sentir pero... yo ya no estaba allí, yo, "tú
amigo", me fui sin avisar„.. arrastre con mis sentimientos a ti í a ella!, con mí conciencia, haciendoos daño, mis sentimientos siguieron solos, después, su curso, su camino. Yo que fui en busca de mí mismo, te abandoné y deje a otra persona allí, a tú lado, sin que te dieras cuenta, creyendo que aun estabas con migo.
Jugabas, reías, saltabas junto a esa felicidad llamada amistad... pero, al final ese extraño se acercó a ti, te cogió de la mano, asustado, derrotado por si mismo y agotado, viejo y ya sin fuerzas para poder volar, te confesó que ya solo podía volar alto...muy alto...y lejos... si era contigo, a tu lado, tu...mirada de lo inconcebible, niña
de mi alba, escuchaste sus palabras, palabras que no conocías de mí, que no
entendías. Te diste cuenta de que ya no era yo.
Me buscaste nerviosa, sin conseguir encontrarme...te quedaste allí sola ese día, con otra persona, confusa, distinta„.. pero persona.

"Yo (él)"

Despertaste del sueño, perdiste la esperanza, ¿! DEJASTE DE VOLAR !?, te encontraste otra vez con la oscuridad, con la soledad, cogiste de nuevo tu cadena y volviste a abrazar la angustia y la incomprensión, te encerraste en ti misma...
...Y sin más explicación, ella, se suicido en mi vida, hizo un sacrificio por nosotros... cuanto silencio se hizo entonces entre ella y yo, Es como si hubiese cerrado su puerta QUÉ PASO CON EL RUIDO !?, i¿ QUÉ PASO CON LA FELICIDAD !?...

...Con el tiempo, regresé, pero en el camino de tú alma a través de tú mirada encontré tus puertas cerradas por el dolor, marcadas de ira, de odio, de rabia....

" Volví para que me enseñaras que podías volar ".
...No lo conseguí, no volví a ver al bello ángel....
...Y todos los días grabo con mi mirada en la tuya una frase en tú puerta...
"Lo siento, lo siento. Lo siento..."

Escrito por David_Rol a las 07:27 PM | Comentarios (5)

Junio 24, 2004

André

André salió de su casa y cerró la puerta. Bajó la escalera y empezó a caminar por la calle después de cruzar la puerta del portal. Hoy sí brillaba el sol, había estado lloviendo los últimos tres días sin parar, pero por la mañana la luz llenaba las calles y dibujaba sombras sobre la ciudad como si todo lo anterior no hubiese pasado jamás Los pocos charcos desaparecerían en horas y todo volvería a la normalidad. Se sentía bien, realmente bien, sólo, pero con fuerzas para seguir adelante. Y todo desde ayer.
Sus pasos sobre los escalones que subían al parque captaron su atención, lo hicieron simplemente por lo maravillado que estaba por el hecho de querer seguir adelante. Ya no había pena ni tristeza, todo el dolor y el daño ya no existían. Los rayos del sol habían quebrado las nubes y su mundo estaba bien de nuevo. Sólo, pero seguía allí.
Entonces reparó en los pasos. Detrás de él, colándose por sus oídos, pequeños y grandes, pausados y veloces, pasos de todas clases. André sintió miedo, y ese miedo susurraba con una voz mucho más clara que el resto del mundo que percibía, ese miedo decía “Corre”. Y él lo hizo. Como nunca, sin rumbo, pero deseando dejar atrás el sonido de los pies que le seguían. ¡Y aún estaban ahí! Es difícil dejar atrás algo que no ves, algo invisible, algo que sólo eres capaz de oír, pero que sientes que son alfileres lacerando tu cabeza.
André siguió corriendo y las nubes empezaron a poblar el cielo de nuevo. Ya no había sombras, su mundo empezó a poblarse de grises tan rápido como él corría, y mientras más lejos estaba, el sonido se cambiaba por silencio acallando su atemorizada alma. Empezó a llover, cuando las primeras gotas empaparon a André este volvió a sentir el ahogo de la tristeza y todo su dolor perdidos, paró en seco. Miró a lo lejos y decidió que sería mejor volver a casa hasta que hubiese de nuevo sol. Nunca podría salir de allí con lluvia y con una carga tan grande en su mente.

Pero lejos de allí, toda su familia, compañeros y amigos preguntaban por André, el André que yacía ahora en una cama del hospital. El André en coma que soñaba y que había intentado quitarse la vida.

Escrito por Entrari a las 05:51 PM | Comentarios (0)

Junio 23, 2004

Capitulo 1 04

- Perdone, no creo que me haya hecho venir aquí para hablar de mis problemas personales con tanta ligereza.
- Disculpe si le he parecido grosero. No era mi intención hacerle sentir incómodo – 116 volvió a su pose anterior, sus ojos ahora se dirigían a la botella. – Tan sólo les estoy preparando para las respuestas que me ha pedido. Nada más.
- No entiendo la relación que pueda tener el mundo con mi vida privada. – James procuró hacer notar en su noto de voz que empezaba a encontrarse molesto por lo teatral de la situación.
El desconocido se levantó violentamente de la mesa - ¡No sea obtuso! – Su tono de voz bajó rápidamente – Usted se encuentra aquí porque todos hemos hecho una decisión. Todos estamos arriesgando. Lo que yo le propongo es que nunca más sea trivial, James, su vida ha sido parte de la superpie del océano como la del resto. Yo le ofrezco más, mucho más. Yo le ofrezco navegar por encima de ese océano. Yo le brindo la oportunidad de que sus acciones tengan un motivo y sentido. – Arrastró la voz de forma siseante - Motivo y sentido.
- Nadie ofrece nada a cambio de nada. – James se puso de pie para encararse a 116. – Si esto es algún tipo de broma creo que ya ha ido un poco lejos.
116 se sentó. Alargó su brazo hacia la botella y sirvió un poco más a su invitado. Respiró hondo mientras miraba hipnotizado el bambolear del whisky dentro de la botella. – Usted ha pedido respuestas. Yo tan sólo he cubierto su curiosidad. Ahora sabemos los dos lo que queremos el uno del otro.
- Yo aún no sé lo que quiere usted de mí. – James apartó el vaso de delante de él. No le gustaba la situación, lejos de casa, con un lunático dentro de una especie de amplio cobertizo. Dos vasos de whisky era más que suficientes, incluso demasiados.
- Usted está harto de su vida. Nosotros le necesitamos. Nosotros le brindamos un propósito y una utilidad. Y eso le aseguro que va a cambiar su vida.

Escrito por Entrari a las 08:15 PM | Comentarios (1)

Junio 22, 2004

Capitulo 1 03

- No me ha respondido. - cogió el vaso y se lo llevó a los labios. - ¡Maldita sea!- pensó. - ¿Qué es lo que quieren de mi?
Dos hombres sentados frente a frente en una angustiosa oscuridad que se debate contra la insignificante luz de una lámpara, una oscuridad acorralada contra las esquinas de la habitación, y que atravesaba el contorno de la botella dibujando el intranquilo líquido que se movía en su interior contra la mesa después de que James se sirviera otra copa más.
- Habrá tiempo para todo, antes quiero hablar un poco con usted, James. ¿Se ha fijado alguna vez del poder de la, mmmmh… "individualidad"? - 116 bajó su voz para hacer dejar claro la importancia de su pregunta.

- ¿A que se refiere?
- Me refiero al individuo en si. Una insignificante pieza con un lugar asignado en la sociedad. Piense en la humanidad como un océano, y verá que todas las acciones individuales no son más que una pequeña perturbación del todo que observamos:"Historia, política, cultura, tecnología, moda…" - El desconocido se curvó su espalda apoyándose en la mesa, carraspeó y alzó su tono de voz - Podemos pensar que los sucesos que ocurren en nuestras vidas están cargados de importancia. Por ejemplo: finalizar una carrera, fundar un negocio, pedir un préstamo a un banco, o con quién nos acostamos anoche… pero todo ello se difumina y desaparece. Por ejemplo, el mundo sigue igual desde su divorcio, será un gran dolor personal para usted, James, pero es solo una persona entre miles de millones. Al final la superpie del océano no ha cambiado.
James se sintió ofendido por la última observación de 116. De forma inconciente se alejó del extraño estirando un poco su cuerpo y pegándose a la silla. Este ahora le observaba mirándole directamente a los ojos…
- Perdone, no creo que me haya hecho venir aquí para hablar de mis problemas personales con tanta ligereza.
- Disculpe si le he parecido grosero. No era mi intención hacerle sentir incómodo - 116 volvió a su pose anterior.

Escrito por Entrari a las 12:14 PM | Comentarios (2)

Junio 21, 2004

Gracias

La pena fluye en nuestras vidas en ríos, cuyas orillas de cristal no pueden ocultar el dolor si no es ahogándonos en él. El reflejo de sus aguas es engañoso… nunca sabemos lo lejos que queremos estar del dolor si no es mirando sus aguas.
Ya no entiendo nada de la vida. Absolutamente nada. Pero por fin me es indiferente. ¿Me oyes? Estoy por fin por encima de todo ello, al menos esta noche. Me da igual. No merece la pena sufrir más, nunca dejé que tuvieses tanto poder sobre mi vida, has matado un espejismo. La desolación me ha hecho fuerte. Yo soy ahora el que lo lamenta por ti. Yo soy el que vuelve a ese río, escucho la melodía de esa corriente que me ha sido tan familiar y es una sonrisa lo que se dibuja en mi cara.
Sé que tú, allá lejos en tu mundo, miras sus aguas de la misma forma. Y sé que cuando atraída por su música te ahogues en sus lágrimas, no tendré que sumergirme en la pena nunca más para traerte fuera conmigo.
Gracias.

Escrito por Entrari a las 01:08 AM | Comentarios (0)

Junio 15, 2004

Capitulo1 02

- ¿Y bien? – Dijo James
- No le gustan los rodeos. Aún así hemos de hablar un poco. ¿Bebe? – El extraño abrió un cajón y sacó un único vaso que puso en el centro de la mesa. Del cajón además hizo aparecer una botella de whisky sin etiqueta. Llenó el vaso hasta dos dedos y lo empujo hasta situarlo delante de James.


James miró con desconfianza al vaso. Estaba allí, a más de una hora en coche de casa, dentro de una habitación que parecía un abandonado almacén de obra, y delante de él un desconocido. El nexo de unión entre dos extraños era una nota recibida hace dos días firmado por un número, 116, unas coordenadas para su GPRS y tres palabras “No te arrepentirás”. ¿Sería el desconocido “116”? Algo estaba claro, si algo le pasaba tardarían tiempo en dar con él… nadie sabía a dónde había salido esta mañana.
- Beba James. Si cree que le he traído aquí para hacerle daño ya hubiese surgido la ocasión. ¿No cree muy rebuscado hacerle venir para envenenarle en medio de la nada? -. Mientras 116 hablaba, James miró de nuevo el vaso.
- Ya no bebo. Lo he dejado -
- Vamos, aquí no hay secretos. Sabemos que desde tu divorcio has dejado la bebida. ¡Claro que lo sabemos! Pero también que sigues disfrutando de alguna copa en la tranquilidad de tu casa de este mismo whisky. No crea que ha sido fácil conseguirlo, ¿sabía que de las cinco botellas que llegan a nuestro país de esa destilería una es para usted? -
- Soy escocés, me trae recuerdos de casa y del pueblo de mis padres.- Se reclinó en la silla mirando incomodo el vaso pensando que quizás debería beber un poco.
- Recuerdo ya, fue hace muchos años, que cuando yo fui convocado en su día, mi mentor hizo esto mismo y me ofreció una copa de Oporto. Disculpe que no le acompañe, pero mi médico me ha prohibido la bebida. - 116 Sonrío. – Ya no soy un zagal. –
- No me ha respondido. – cogió el vaso y se lo llevó a los labios. - ¡Maldita sea!- pensó. - ¿Qué es lo que quieren de mi?.

Escrito por Entrari a las 08:24 PM | Comentarios (1)

Sabio

Una vez juntos, Sabio y su amiga Blanca se unieron a su grupo de toda la vida, rodeados de personas. Pasado el tiempo, Sabio reparó en la persona que se encontraba frente a el, sorprendido observó como aquella persona rodeada de tanta sociedad adquiría un tono blanquecino, después amoratado, sé alarmó al percibir un extraño olor a podredumbre y ver con sus propios ojos como a aquella persona se le caía a pedazos la carne ya descompuesta, le entró nauseas, ante aquella transformación quedo un muerto en vida, un muerto viviente...a gritos, busco a su amiga blanca en suplica de ayuda, pero ya en vano, ya tarde, la vida de su amiga Blanca había huido por las cuencas varias de sus ojos.
Corrió para alejarse de aquello, pero ocurrió que al tiempo en toda aquella confusión ya no alcanzaba a distinguir a vivos de muertos, paró y se giró dejando de darles la espalda...ya no había ninguno...ya eran todos iguales, sé unid a ellos como si nada con una extraña sensación de pesar mientras se tocaba la carne consumida y vacía donde creía recordar que antes estaba su corazón

Escrito por David_Rol a las 07:35 PM | Comentarios (1)

Junio 14, 2004

Capitulo1 01

- Siéntese. -
La habitación era oscura, toda la luz que entraba parecía calculada milimétricamente con la idea de causar agobio a cualquiera que entrará. Sus ojos tardaron en acostumbrarse al contraste provocado por la claridad del día del cual había pasado a la inmensa penumbra que allí se hallaba. Se sentó.
- No tenga miedo, comprendo que este nervioso, yo en su día lo estaba. -
- ¿Quién es usted? –
- No se lo imagina, ¿verdad? Yo soy su oportunidad, yo represento una opción de los dos caminos en los cuales ahora se separa su vida. –


La figura detrás de la mesa echo mano de una pequeña lámpara en la cual James había reparado desde que se sentó. La encendió. No sabía que esperar en una situación así, una parte de él quedó en parte defraudada al ver a una persona de aspecto absolutamente trivial cuando la luz embebió la habitación. Si cabe, lo único destacable de ese tipo era que esa mañana no se había afeitado.
- Disculpe lo extraño de esta reunión. - Prosiguió el desconocido – Las condiciones no son las más notables pero si las suficientes. Nos ha llamado la atención.
- ¿La atención?, ¿a quienes?
- Veo que no está nervioso. Lo esperábamos. Cree que no tiene nada que ocultar. Es posible que así sea, siempre ponemos mucha atención en los cabos sueltos. Creo que vamos a entendernos.
James se fijo más en la persona que le había citado en aquel lugar. Pelo cano, ojos marrones y gran nariz. Su cara parecía estar acercándose a la barrera de los sesenta años, pero su aspecto no era del nada intimidatorio. Incluso después de haber oído hablar, casi diría que daban ganas de confiar y creer en lo que esa persona expusiera. James sabía por experiencia que eso último podría ser lo más peligroso. Él era analista de sistemas, controlaba grandes bases de datos para bancos con cuentas de clientes cuyo estricto secreto era uno de los servicios añadidos por su empresa. Uno nunca puede evitar ver nombres junto a los números en los indispensables mantenimientos, tampoco evitar a dónde va o de dónde viene el dinero. Algunas de esas personas tenían el mismo aspecto que la que tenía delante.

Escrito por Entrari a las 08:10 PM | Comentarios (0)

Junio 11, 2004

Doce horas

Me levanto de la cama y apenas recordaba mi último sueño. Deben de ser cerca de las siete de la mañana. 15 minutos, justo el tiempo necesario para hacer el recorrido hacia la cafetera y conectar el calentador. El café está horroroso.
Una ducha rápida, secarme con la toalla e ir corriendo a la habitación. ¿Me he afeitado?. Bueno, ya da igual. Desnudo miro encima de mi cama, he puesto la mochila ahí y no he reparado en ello. Da igual, mientras pienso que ponerme repaso si está todo dentro. Listo. Me pongo mi ropa interior, pantalones vaqueros… estos no… vale he de adelgazar un poco. Hace calor, una camiseta de color claro. ¿Dónde están las zapatillas? Debajo de la maldita cama. Mierda, ya han pasado 20 minutos. Llego tarde.
Cierro la puerta, bajo las escaleras, miro el buzón de pasada. Salgo del portal y el gato pedigüeño que tenemos todos los días maúlla con la esperanza de que mi presencia sea acompañada de comida. Hoy no. Cuando llevo recorrido la mitad del camino me doy cuenta de que me he dejado la mochila en casa. ¡Joder!
Doy la vuelta, corro, miro la hora… ¡Tarde! Ya le pediré un papel a alguien y un boli. Veo el autobús a lo lejos, la gente está subiendo. Saco de mi bolsillo el abono y hago un sprint… si, tengo que volver al gimnasio. Me pongo en la fila, espero a subir mientras respiro. La gente me mira. Me he puesto la camiseta del revés… procuro disimular, ¿se nota?, miro, ¡Se nota!... Cierro los ojos. Respiro hondo… ya no me acuerdo de mi sueño, pero sí de que aún me quedan al menos otras doce horas despierto.

Escrito por Entrari a las 02:28 PM | Comentarios (0)

Junio 08, 2004

Nada

En la habitación todo era azul. Sentado en el suelo y apoyado en la pared, miraba a su alrededor sintiendo una angustiosa paz. Ahí dentro todo era extraño, no había nada, sólo una pequeña ventana por la que entraba la luz. Se incorporó para ver el exterior e intentar ubicarse, recordar como había llegado allí. Al levantarse, sintió que la cabeza le daba vueltas. Tuvo que apoyarse con una mano en la pared. La ventana era muy pequeña, lo que le extrañó aun más, ya que no había ninguna puerta y lógicamente tendría que haber entrado por ese agujero que no era mayor que su cabeza. Por fin se asomó. La luz le cegó, pero poco a poco sus ojos se fueron acostumbrando a la claridad. Fuera no había nada. Era extraño, porque él siempre se había imaginado la nada de color negro.

Escrito por Tirolesa en tanga a las 11:29 AM | Comentarios (1)

Junio 06, 2004

Anne Post 1

Anne caminaba por las calles sin reparar en el camino. Alrededor de ella caminaban estudiantes y trabajadores por igual, así mismo algún distraído turista, eso sin contar los inevitables grupos de niños que goteaban a lo largo del día presentando sus profesores, con igual pasión, la supuesta casa de Cervantes que el McDonalls de la plaza principal.
Sus pies ya conocían de antemano a donde se dirigía todas las mañanas sobre esa hora. Llegaba tarde, pero apenas prestaba importancia a los minutos que le había robado el tren al parar- -Ajuste de horario.- imaginaba ella. Merecía la pena ver su “Estepa Castellana” adquirir los colores de verano que tanto amaba, podía ignorar Alcalá y sus piedras llenas de historia que ahora pisaba. No ver las casas recuperadas del antiguo claustro o de los habitantes originales que se hacinaban alrededor de la Universidad Complutense era fácil, solamente eran parte del paisaje que ya conocía, como el que mira una foto reciente, el todo tan sólo existe para que sepamos encontrar el camino.

Escrito por Entrari a las 10:39 PM | Comentarios (2)

Junio 05, 2004

Carta a M

Carta a M:

La vida es tenaz, persiste, se abre paso a través de las dificultades, eso me han dicho otros. Cuando te conocí, vi como esta se había abierto paso a través de tus muñecas, para ver por si misma ese mundo del cual nos hablan los demás.
Te conocí ayer, pero esa noche estuve a tu lado, cuando gota a gota de rojo carmín, la vida iba a buscando tus dedos para sentir la tersura de los caminos que habían hallado en pieles ajenas. Cuando acarició el aire que respiras, descubrió que el mundo olía a ocre y a desinfectante, mientras poco a poco, pintaba pasión y te asombrabas del lienzo que era tu baño.
Anoche reparé en ese camino dejado por tu vida en tu brazo izquierdo y pregunté. Tú me sonreíste mientras el azul de tus ojos se clavaba en los míos y me condenaste para siempre a verlos en las olas. -“No es nada”- Dibujaste esas palabras en el aire, yo en este papel.

Escrito por Entrari a las 01:46 PM | Comentarios (0)

Junio 04, 2004

Lluvia

Afuera llovía. De no haber sido por las tres horas que llevaba haciéndolo sin parar, incluso podía haber resultado algo que despertase una mirada hacia la ventana. Abajo en la calle, los niños corrían entre los charcos ajenos a la preocupación de estar completamente calados, una señora miraba al cielo debajo de la terraza de un bar, ajena a la incesante procesión de gente aferrada a su paraguas que regresaba a casa después del trabajo.

Escrito por Entrari a las 04:29 PM | Comentarios (1)

Prueba

Debajo de la piedra apenas había sombras.

Escrito por Entrari a las 02:53 PM | Comentarios (1)