Miércoles 24 de Marzo del 2004

FRAGMENTOS DE CAPARRÓS

PortadaLo que sigue son extractos de una entrevista realizada a Martín Caparrós en Agosto del 2001, a propósito de su novela Un día en la vida de Dios, publicada por Seix Barral.

Hay una costumbre literaria que consiste en iniciar las novelas cuando el protagonista se despierta. La suya comienza diciendo que aquella noche Dios no había dormido bien. Esa costumbre debe venir de La metamorfosis, de Franz Kafka. En ese libro, Gregorio Samsa un día se despierta y descubre que se ha convertido en una cucaracha. Me parece que mi novela es una metamorfosis al revés. No es la historia de cómo un ser pensante se transforma en cucaracha, sino de cómo una cucaracha se transforma supuestamente en Dios. (...) (La gran idea de la oficial “Dios”): se trata de darle a esa materia viva la información de que lleva en sí su propio final. O sea, en un punto, se le ocurre la muerte. De modo que empiezan a ocurrir cosas con esos bichitos que había creado, que finalmente son los hombres. Me parece que el libro es la historia de lo que va pasando a partir del momento en que se le ocurre esta idea maravillosa que nos ha beneficiado tanto a todos. Pero para contestar a tu pregunta, yo no digo que Dios tenga jefes, porque me parece que esta oficial es algo bastante distinto. "Dios" es como la empiezan a llamar irónicamente sus colegas de trabajo cuando descubren que esos estúpidos bichitos que ella inventó, los hombres, creen que existen dioses. Como piensan eso, consideran que su creador es un Dios. Entonces la oficial que los creó pasa a ser llamada en sorna por sus compañeras "Dios". ¿Por qué es una mujer? ¿Por qué no? Si hubiera sido hombre, no me lo hubieras preguntado.

Porque Dios es un hombre viejo, con largas barbas blancas, sentado en el cielo.
Sí, en nuestra cultura judeocristiana, en sentido estricto, sin duda. Sin embargo, dentro de la cultura judeocristiana, hay restos de momentos previos al que cristalizó la Biblia, en los que Dios era femenino. Y esos restos todavía se ven incluso en algunos pasajes del Antiguo Testamento. Es lo que ha quedado de esa idea primera de que Dios era femenino. Se supone que la mayor parte de las culturas han tenido diosas, el rol creador de la mujer es evidente. Más que el de los hombres.
(...)
Una parte divertida del libro es la de Abraham y Sara y el faraón en Egipto. Es una visión un poco picante de la historia del patriarca que se narra en el Antiguo Testamento.
Parece picante porque nadie lee la Biblia. A mí me sorprende encontrar que la Biblia dice con toda claridad que Abraham se hace pasar por hermano de Sara porque al faraón le gustaba Sara como mujer y la deseaba. Entonces, él, para sacar algún beneficio a la belleza de su mujer, se hace pasar por su hermano. Eso está en la Biblia, está en el Antiguo Testamento, ahí sí que no inventé nada. Sin embargo, se tiende a pensar que esos grandes libros son como los curas quieren hacernos creer que son. En general son una síntesis de todo lo humano, están llenos de crueldades increíbles, de bajezas notables, de sexo y droga y rock and roll, de todo lo que hay en la vida de los hombres. Son relatos sobre los hombres que toman como pretexto a un Dios para contarse.
En la novela usted trata de mostrar cómo hace Dios para entender este mundo extrañísimo que inventaron sus hombres. ¿Cuál es su estrategia?
Lo que hace Dios es venir de tanto en tanto a este mundo, encarnarse en alguien y tratar de completar su aprendizaje. Y lo completa tanto que termina despreciando y odiando a los hombres. Elegí momentos sucesivos de la historia. Esos momentos terminan conformado ese día en la vida de Dios, el día en que se ocupa de ese pedrusco lejano que llamamos la Tierra. Es una sucesión que elige distintos momentos en la historia de la humanidad, desde el caso de un luchador egipcio en Tebas, del 2000 A.C. hasta la época de la construcción de la bomba atómica en Los Alamos. El tono del texto es bastante homogéneo. Todas esas escenas están contadas por el mismo narrador, que es Dios, y no va a andar cambiando de tonos por 100 años más o 300 años menos. ¡No le vas a pedir esas minucias!
(...)
(Un día en la vida de Dios, su novela) es un paseo de lo más picaresco que puede parecer ambicioso desde cierta chatura en la que a veces nos regodeamos. Y yo no pienso en mi actitud como escritor. Escribo. Esa me diferencia de cierta tradición en la literatura argentina en que está llena de escritores que piensan en su posición de escritor. A mí me divierte más escribir.
(...)
Si yo fuera un creyente de verdad, trataría de disimular por todos los medios que Dios es responsable de este desastre. Lo que me atrae de la historia es esa especie de desesperación que le agarra a Dios cuando se da cuenta de que los hombres que inventó no entienden nada, cuando ve que los hombres que inventó inventaron a su vez sus dioses que no tienen nada que ver con ella que es una especie de pobre trabajadora venida a menos, mal considerada en su empleo. Ver cómo intenta hacer algo con eso sin conseguirlo, sin lograr torcer el rumbo de esa necedad, y cómo finalmente termina hartándose de todo y dándole a los hombres su merecido, me hace gracia.
Cuando usted habla de sus lecturas, menciona libros históricos, antropológicos, filosóficos. ¿No lee literatura?
Yo soy generoso y olvido. Es cierto que leo más historia, antropología, ensayos que literatura.
¿Lo nutre más para sus libros?
No. Para nutrirme prefiero los fideos. Y sin embargo esta novela es el resultado de la lectura de un libro bastante malo del autor de La naranja mecánica, Anthony Burgess, que a mí me parece un gran autor menor, aunque tiene una novela genial como Poderes terrenales. Estaba leyendo un libro muy malo de él que creo que se llama Ultimas noticias del mundo. No tenía nada que ver con mi tema, pero me hizo pensar en esta idea de la visión subjetiva de Dios. Lo cual demostraría que la literatura se multiplica a sí misma. ¿Para qué sirve la literatura sino para producir más literatura que a su vez sea consumida como literatura para que a su vez produzca más literatura?
¿También la mala?
Sí, la literatura ha perdido casi toda relación con el mundo y funciona en ese círculo cerrado. Y así estamos, bienvenido sea.
(...)
Estoy cada vez más principista. Leo solamente los inicios de los libros. Estuve leyendo el principio del último libro de Don DeLillo porque me gusta mucho el baseball. Luego empecé a leer el famoso principio de Moby Dick, de Melville. Y estoy a punto de desarrollar una hipótesis sobre la cual sólo hay que leer principios, porque son los sectores de los libros en los que los autores más han trabajado. Suelen ser los mejores. Por otra parte, para dedicarse a una forma de la lectura histérica que sería como la más productiva, esa lectura que te deja con las ganas, habría que leer sólo principios. Una lectura que no resuelva.
¿Que no se consuma?
Claro, que no se consuma, que no resuelva sus propias contradicciones y, por lo tanto, trate de crear alguna contradicción que opere sobre lo exterior. Para eso habría que leer sólo principios.
(...)
Dios, totalmente ofendida e indignada con lo que los hombres han hecho del mundo, les da, o cree que les da, los medios para acabar con ese mundo, que en este caso sería la bomba atómica. Después ella descubre que ni siquiera ha sido capaz de eso.
Algunos de los rasgos que suelen atribuirse con insistencia a la narrativa del siglo XX aparecen aquí: el narcisismo, la ficción dentro de la ficción, la escritura que narra la historia de la escritura, la concentración extrema de los tiempos.
En cuanto a la condensación de los tiempos, para cada cual un día puede sugerir cosas muy distintas. Para Dios y para mi novela, un día es el tiempo que dura poco más o menos la historia humana. Así que su vida dura todo eso. Una figura quizá sí bastante conocida en la literatura contemporánea es la del narrador que no termina de entender lo que narra. En ese sentido, Dios me parece como el mejor ejemplo de eso, una narradora que no consigue entender lo que está contando. Lástima que lo que está contando es la historia del mundo. Y en cuanto a estas otras características de las que hablabas, del narcisismo, de la autoreferencia, espero que por una vez no me acusen de estar haciendo mi autobiografía cuando cuento la vida de Dios.

Escrito por J.E.L.
Comentarios

Gracias por reste post. A veces aqui en alemania tengo muy poco tiempo para leer cosas como esta, y sólo lo cosigo por la red, como hoy es el caso. En cantador, me encantaria tener el libro :)
(y... eso de la teoría principista, tengo una amiga que siempre lee primero el final del libro, de manera compulsiva, no puede dejar de hacerlo, asi que tiene razón, habría que armarse de teorías al respecto ;)

Comentado por Sikanda

A mi me gusta la foto 5 que al parecer se llama negro angel que asolas m... yo la hubiera hecho tapa de este libro.
Eso de una mujercita histerica tipo decada del sesenta, me parece peyorativo y discriminatorio.
La pregunta de por que mujer... tambien. Pero para mi hablar de la discriminacion es discriminarnos asi que no entro en ese juego.
Hasta las cucarachas tienen alas y pueden volar... y revolcarse extasiada en cualquier letrina para comer los hedores de las diarreas y las orines...
Quien sera la alemana que comenta? tal vez la de los seis libros? Habrase visto!
Leer de atras para adelante... o al verres... no le hace: lo importante es lo que queda en el balero... ja, ja, ja!
Hay que leer negando, puteando, y jodiendo un poco.
Sino la palabra esta muerta. Ana

Comentado por las gracias que nos hace Dios!

perdon... y mil veces perdon... me persigue mi estiloortografico... y esta vez es un error de con-cordancia! las cucarachas... se extasian... o la cucaracha se revuelca sola... Oh! la concordancia! Oh! las letrinas donde las cucarachas se extasian y exitan! oh!

Comentado por gracias hacen los monos... no yo!
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