Lunes 30 de Junio del 2003

SEÑORITA CORAZÓN

Me acuerdo de una noche, el 19 de Diciembre de 1998. Me acuerdo de que Richard Coleman la hizo subir al escenario. Me acuerdo de que estaba vestida, como cada uno de los muchachos, de negro riguroso. Pero con ese toque de femineidad que sólo algunas rockeras tienen. Me acuerdo de que acompañó uno a uno los acordes frenéticos de los coros en esa gema llamada Enloquecida con su voz diferente.
Se llamaba María Gabriela Epumer. Y hoy, lamentablemente, su mano que digitaba sobre las seis cuerdas; su voz que entonaba canciones; hoy, en un día nublado y gris, se apagó. Se apagó su corazón. Y, de alguna manera, en algún oscuro rincón, también murió un pedacito del mío. Que se fue, ahora lo sé, cuando esa noche inmortal ella cantó aquello de "(...) lo que ves / es toda la intención de respirar."

Sábado 28 de Junio del 2003

SÁBADO, 02.27 A.M.: PELIGRO AL LEER

Tengo una lista de nombres. Irene; Singing Banzo; Horacio/Legión (o Legion/Horacio, vaya uno a saber... en todo caso, El Barón Ashler); Siouxsie; Mariano; Jaco... exceptuando al Barón Ashler, a los demás ya los conocía personalmente. Y hete acá que el Barón Ashler se reveló como un excelente orador, más allá del mote de "Maníaco Textual" que ostenta en su nuevo weblog. Un honor y un verdadero gusto haberlo conocido, sin lugar a dudas.
También, hubo caras (literalmente) nuevas-nuevas: en un rincón, Daedalus, que escribe un weblog en Alemán/Español y fue con Mica, su coequiper; y en el otro, Pattyce, de quien pude comprobar que... primero: al ser solitaria buscó la ¿cálida? compañía de la comunidad... y segundo: que de aburrida tiene un cero.
(Sí, ya lo sé, yo de nuevo...)
Este... lo siento muchísimo, pero me niego y me niego a creer lo que mis ojos pudieron leer en ese D.N.I.; la realidad poco y nada tiene que ver son esos malditos números, y bien poco me importan, he dicho.
(Sí: agárrense, nomás...)

Ahora, acá, solo, tranquilo, sobrio (remarquemos la palabra: sobrio), me doy cuenta de que no busqué ni pude buscar tanto comprender lo que se decía ni el sentido de lo que se decía como evitar el hecho de descubrir lo gestual, la gracia de los movimientos que parecen no percibirse: abrir y cerrar una mano de dedos finos y piel suave, caliente; dibujar en el aire variadas y gráciles figuras que tienen vida más allá de las palabras que las acompañan; mover un pie, acomodar una silla... Reconcentrada en la búsqueda de las palabras adecuadas, olvidada de aquel lenguaje gestual, corporal, que también la hace ser. La intriga. Buscar sus ojos, convencido de que me aturde sólo un reflejo, y entonces ¡ahí está!... encontrar un rayo de luz que atraviesa y quema. Funde y confunde y arrastra y enmudece. Un momento, un instante, una sonrisa, un encuentro fortuito de miradas, y un ojo digital que se cierra y vuelve a abrirse (si tal cosa fuera posible), tras buscar y encontrar y dejar registrado para la eternidad ese perfil.
¿Se entendío, no?
En el fondo, creo que terminé borracho. Pero no por los efectos del alcohol. Casi juraría que la mezcla de garúa, llovizna impreceptible casi, acariciadora; viento frío; humedad; nocturnalia; y la rememoranza de aquellas palabras...

Sin hablar, sólo roces
quiero ver tus ojos rojos

...sumados a todos esos detalles... me volvieron repentinamente susceptible, gracias a Dios. Si no fuera así, no podría estar acá, ahora, concentrado pero torpe a la vez, acaso errático, meditabundo, buscando una palabra que consiga definir todo el cúmulo de sensaciones.
Algo que en cierto modo se aproxima, pero que milímetros antes se niega a ser, a tomar la identidad de. Algo que se acerca a la definición exacta, pero que sin embargo no la alcanza. Algo, finalmente, que intenta ser un resúumen y condensar en sí todas las Verdades... algo, alguien...
Angela. Julián Darsteller podría explicarla. Yo no. Y puedo jurarlo, sin embargo: también yo la vi, estuvo ahí. Y rebalsa de este placebo. Que hace tan bien.

Jueves 26 de Junio del 2003

!!!

Cagamos...
Bienvenidos a la nueva versión de PLACEBO, powereada por New Blogger.
O sea, olvídense de comentar, porque esta porquería no nos da la posibilidad de tener esa cosita maravillosa que se llama HABBICOMMENTS funcionando correctamente.
Listo, ya me deprimí. Cierren todo, si lo desean, y que el último que salga que apague la luz, por favor.

UPDATE: Blogger, sonaste. En argentina existe un genio llamado Javier Rodríguez. :p

Martes 24 de Junio del 2003

POST SCRIPTUM

"…intoxicated with the madness, I'm in love with my sadness…"1. (THE SMASHING PUMPKINS - ZERO)

"Todo escritor sabe que el verdadero asesino de su novela es él mismo. El escritor es la chica del bar y el amante de la chica del bar, el gangster y el policía, el homosexual y el fascista, el marxista y el heterosexual, la víctima y el asesino. Con la referencia mítica de ouroboros, la serpiente que se muerde la cola, el asesino (...) es el escritor".
(MANUEL VÁZQUEZ MONTALBÁN - CARVALHO Y YO: ¿QUIÉN ES EL A-S-E-S-I-N-O-?)

Lunes otra vez. De nuevo un final de tarde. Que se vuelve principio de noche. Las luces del cielo se van apagando, y mueren por fin. O morirán, en un rato.
Yo. Solitario. Estoy sentado en mi rincón del bar; un café doble con cinco sobrecitos de azúcar descansa a mi lado. Las mesas de pool con paño azul, ahí atrás, parecen esperar que algún parroquiano se acuerde del vicio y lo despunte. Karina sostuvo que eran de color violeta, aquella noche. Y tenía razón. Pero la luz artificial del tubo que alumbra desde encima le da un brillo raro, que vuelve el paño de un color azul todavía más extraño, como aureolado. Que recuerda a la condensación de los cristalitos de hielo que, a veces, rodean al disco del sol, que ahora está cayendo y alarga las sombras, allá afuera.
Un libro de tapa anaranjada me acompaña. El viejo Truman, Music for chameleons (1980)2, en mi poder desde hace una semana, aunque lo despaché en cuatro noches. Un prefacio; seis cuentos, más bien cortitos; una nouvelle derivada de las 316 páginas que utiliza para contar los pormenores de un asesinato cometido In cold blood (1966)3, aunque con un final un tanto decepcionante -la nouvelle, digo-; por último, siete conversaciones y retratos. Todo ordenadito en 282 páginas por Compactos Anagrama, Barcelona, 1994. Adecuada traducción del original copyright Random House Inc., New York, por un tal Benito Gómez Ibánez. Edición prolija, con un excelente aprovechamiento del espacio para la presentación de los textos. Salvo por lo insulso del final mencionado, puedo decir que es un libro digno, muy pasable. Sobre todo, por las conversaciones que el amigo Capote mantiene, y donde aparece como un personaje más, por decirlo de alguna manera. Lo recuerdo sin necesidad de (h)ojear las páginas: una empleada doméstica en su día de trabajo, fumando cannabis; un asesino serial del clan Manson, o su musa inspiradora, más bien; y hasta la propia Marilyn Monroe, pequeña tragedia de adorable criatura durante y tras el funeral de (leo, lo siento) Constance Collier, el 28 de Abril de 1955.
Una visión interesante, aunque no del todo nueva, es la entrada del autor en la narración y su protagonismo. Al fin y al cabo, se quiera o no, siempre hay algo del propio escritor que se refleja en el texto, por más ficcional que éste sea. Y ni qué decir cuando el escriba decide tomar un retazo de su propia vida y contarlo en plan de ficción. Novelar los hechos, en otras palabras...
Y hablando de palabras, hay algunas que me están rondando últimamente: Escritura lineal. Diario íntimo. Reflejo. Cámara. Esa es la idea. Ser yo, acá, en un papel rayado. Yo. Mi café. La Curva. El bar. La tarde que sepulta la noche. La camarera que viene y se va. Los autos que circulan por el cruce de avenidas. Las mesas de pool abandonadas. El reloj que no deja ni por un segundo de marcar los minutos que se van escurriendo hacia el futuro.

Futuro. Es tan sinónimo de Karina... Le prometí que cuando ella cumpla los 35 años vamos a casarnos. Ella, claro, se me sonrió. Quiere tener seis niños. Yo, por lo pronto, me conformo con uno, pero "Sí, ¿por qué no?". Debe ser algo hermoso engendrar vida, y ver cómo aquello que empezó siendo dos terminó convirtiéndose en uno solo. Y verlo crecer. Sentirlo mientras late dentro de la panza de su mamá. Siempre voy a envidiarla sanamente; porque ella, mujer, puede crear vida y albergarla, mientras que yo, hombre, sólo seré un instrumento, primero; y un observador, después.
Y hasta podría convertirme en un destructor, tal vez. Sin embargo, eso es futuro. Ya vendrá.
Ahora, el presente, esta tarde, este libro, estas hojas, conforman un mosaico, un collage inacabado, capaz de expresar muchos tópicos, a la manera de un inmenso mural que es preciso terminar de llenar. Inclusive a la distancia.
La ciudad de La Plata no queda tan lejos de Boulogne Sur Mer, pero tampoco es un sitio al que se llegue caminando, desde este bar. La secuencia indica el ferrocarril Belgrano Norte, la línea de subterráneos C, el tren de la compañía Metropolitano, y después sí, caminar las dos cuadras que separan la terminal de trenes platense de su departamento. Como aquel Viernes de Enero, la tarde que para ahorrarme treinta minutos de hacer nada en uno de los andenes de la estación, me mandé solito hacia ese laberinto de diagonales y -ni siquiera yo sé muy bien cómo hice- le toqué el timbre y después esperé pacientemente a que me abriera la puerta de calle, para gran asombro de su amiga Samantha puesta ante mi altura, 188 centímetros, y la propia Karina, que se preguntaba cómo había hecho para llegar a su puerta sin ayuda4.
Tiempo después de mi visita, le escribí una carta. Y en uno de los fragmentos me acordaba de una postal.

(...) "Me acuerdo que había entrado a bañarme y que, cuando salí, solamente estaba encendida la luz de la cocina. Y ahí te vi.
"Estabas casi de perfil, ligeramente vuelta de espaldas, KRN. Sentada casi en posición de loto sobre la alfombra. A tu lado, había un cenicero, y el cigarrillo se consumía. Tu guitarra aceptaba gustosa tus caricias... No guardo conmigo ningún recuerdo de sonidos, porque no escuchaba, en ese momento. Yo estaba parado, ahí, mientras vos tomabas el faso y le dabas una pitada, y lo volvías a su lugar. Dejé mis cosas y no hice otra cosa que mirarte, contemplarte, verte ser. En esos momentos, yo no existía, todo eras vos, tu existencia en esa penumbra, una música invisible a mis oídos, pero más presente que nunca.
"Todavía hoy lo recuerdo, Tesoro, y me emociono. Sin proponértelo, me regalaste un instante de Infinito, de eso que todos buscamos y casi nunca encontramos.
"...Y yo te encontré." (...)

Y alguna noche volverá el Paraíso para mí, mero mortal, podría añadir hoy.
Otra vez es preguntarse dónde estarás. Ya la noche más negra se cierne sobre la ciudad. Y yo sigo sentado, esperando que la puerta de calle se abra hacia fuera de un tirón, y que ella entre. Verla entrar, e iluminar con su presencia este sitio cargado de una melancólica tristeza. Y que atraiga todas las miradas, cómo sólo ella puede lograrlo. Y que venga hacia mí. Y volver a sentir el roce tibio de su boca. Y saberla con su lunar único, en el labio superior, como una minúscula manchita de chocolate que la vuelve tan sensual...
Pero sé que ya no puede suceder algo tan mágico. Sé que ella, Karina, no puede venir para acá. Ni yo, Jonathan, ir hacia allá. Por una sencilla, real y cruel razón.
Porque fue esa misma noche que tuve su tremenda visión cuando la cámara se activó. Cuando todo sonido y creación e imitación cesó. Cuando mis manos se cerraron con firmeza alrededor de su cuello y escribieron una línea perfecta en su garganta. Cuando su lunarcito de chocolate se ennegreció. Cuando ya el humo no estuvo más en foco y el tabaco sobrante se volvió cenizas. Cuando todo proyecto conjunto feneció junto con el último suspiro ahogado de Karina. Que manchó la alfombra con las lágrimas cristalinas que vertieron sus ojitos, que me miraban sin terminar de comprender que no pudiera aflojar el apretón en su cuello, mientras sus uñas se quebraban en el intento desesperado y vano de liberarse.

La verdad... esta tarde-noche me mueve a la añoranza. Pero la carta que le escribí todavía está acá. Y, si viajo a buscarla, sé que nadie contestará mis timbrazos. Definitivamente, In Cold Blood me había gustado más. Truman Capote sabía de qué se trataba la escritura de lo real, estoy seguro.
Y yo, solitario de nuevo, también empiezo a saberlo: la realidad es un movimiento educador tremendo y la hemos subestimado.

Marzo-Abril del 2003.

1 ...intoxicado con la locura, / estoy enamorado de mi tristeza... 2 En castellano: Música para camaleones. 3 En castellano: A sangre fría.. Traducción de Fernando Rodríguez para Editorial Sudamericana, Buenos Aires, 1991. 4 Una tardía confesión: me ayudó cierta señorita de la estación, quien me facilitó un plano de la ciudad para orientarme.

BOMBARDEEN BUENOS AIRES (Parte 2)

Hete acá el cierre del artículo de Marcelo Cohen:

Las grandes estrellas del país ya no son los actores, ni las vedettes, ni los Premios Nobel, ni los cantantes peinados con spray. La primera plana del cartel la ocupan los periodistas. En un medio donde la "palabra fluída" es un valor adorado con prescindencia del sentido, las labores del poeta declinan en expresiones como "hacer verso", en tanto el periodista se dignifica en la misión de "servir a la verdad". Versátiles, nuestros hombres de prensa visten alternativamente las ropas del sentido común, la indignación, la franqueza o la reflexión, y pretenden ser, no el molde de la opinión pública, sino su encarnación. Algunos, se ve, están convencidos de ser voceros de algo o alguien en lugar de especialistas en fabricar realidad. El malentendido estriba en la suposición, ilusoria, de que lo comunicado en la noticia -que siempre se comenta, por otra parte- es la vida misma. Se olvida, por supuesto, que el lenguaje periodístico, como cualquier lenguaje, instaura una realidad, que es reducción o recorte en el cual están ausentes gruesas zonas de lo que se vive. De la presunción de poseer el espejo del mundo, no obstante, provienen la arrogancia y el prestigio de muchísimos informadores. Y bueno; la inclinación de nuestra sociedad a que le mientan es compulsiva, siempre y cuando la mentira tenga buen aspecto. Consecuencias: veletismo y un aire crecientemente arbitrario en los mass media, siempre revestido de simpatía. Más aún: el programa informativo cobra características de show. En un extremo, los badulaques del noticiero de canal 9 intercalan chistes entre violaciones y bombardeos, como si estuvieran presentando un festival a beneficio. En el otro, el joven reportero de un semanario conquista más mujeres que el cantautor de protesta. Los periodistas están en posesión de la verdad lisa y llana, algo cuyas acciones han experimentado un alza violenta, y el poder que obtienen de esto -no importa el monto personal- les concede un aura canónica y festiva.

La pregunta que me surge tras la lectura de un artículo escrito hace quince años es cuánto poder de observación seríamos capaces de desplegar nosotros, webloggers, en nuestros pequeños globos terráqueos particulares.
Extrañarnos de nuestros lugares, comenzar a mirar la ciudad y sus habitantes con ojos de exranjero, extraño, diferente, exiliado, marginado. Algo muy interesante es lo que hizo Mini-D, cuando vino a Baires, no hace mucho. Lo que me gustaría proponer es que, de una forma u otra, empecemos a construir nuestra porción de verdad sobre la ciudad. Que busquemos aquellos personajes que, de tan comunes, ocultan su verdadera dimensión a la mirada del ciudadano medio. Obviamente, podrán decirme que es eso lo que hacemos en la blogósfera. Bien, yo contesto: potenciémoslo todavía más. Exprimamos la neurona a fin de dar la más personal, asombrosa e inexacta visión de los sucesos que envuelven nuestra cotidianeidad. Los lectores, sean de la época que sean, seguramente estarán agradecidos.

Lunes 23 de Junio del 2003

BOMBARDEEN BUENOS AIRES (Parte 1)

Me siento obligado a citar textualmente un extracto de Ocho millones de actores vocacionales, agudísimo retrato de la ciudad de Buenos Aires. Su autor es Marcelo Cohen. Excelente traductor de Scott Fitzgerald y Purdy, en el '76 emigró a España. Una década después, repatriado momentáneamente, trató de comprender los cambios y las continuidades que tenían lugar en la ciudad y sus habitantes.
Por supuesto, el artículo es bastante más extenso, y aparece completo en "El Nuevo Periodismo", revista Punto y Aparte de Montevideo, número 17, de Diciembre de 1988. Con un poco de suerte, supongo que podrá conseguirse en alguna buena hemeroteca.
En realidad, los dos últimos tópicos tratados por Cohen son los que más me llamaron la atención. El primero es el de las mujeres argentinas en general y porteñas en particular. El segundo, hace referencia a los periodistas. Hoy, me gustaría mostrarles las palabras que se refieren al primero:

Buenos Aires es una de las mayores aglomeraciones mundiales de mujeres hermosas. Morenas de ojos claros, indias espigadas, pelirrojas de pómulos salientes. Esta belleza, con todo, se diluye bajo la parafernalia destinada a exaltarla. Los apósitos multiplican la artificialidad. Dan miedo, en el fondo. Por otra parte, la liberada mujer argentina, moderna y pispireta, está obligada a vestir una ropa comparada con la cual el corset victoriano parece un ensueño de comodidad. El pantalón ajustado hasta el jadeo no sólo es cruel con el hombre que mira al pasar; tal vez sea el pasaporte a la escoliosis, cuando no a la insensibilidad clitoridiana. La futura enfermedad social femenina será el síndrome del culo parado. La víctima, claro, a la altura del victimario. Hay en esto algo más que una cuestión de gustos. Cada mujer que ofrenda su trasero a la mirada pánica está redimiendo a un machito atosigado por el miedo a "perder el invicto". Por lo común, este miedo se expía en frases hechas: no parece que haya otra lengua popular en la cual tener suerte se exprese como "tener culo" y la amenaza más severa al rival sea la de "romperle el orto". Sin embargo, las mujeres no tienen culo sino "cola", "colita", "pavito". Putas, sí, pero vírgenes en lo más resbaloso. Una cola se puede pisar, pero perforarla es más complicado. En todo caso, siempre le queda al varón la posibilidad de comérselas, a las mujeres. Véase si no la variedad de símiles alimenticios: churro, bombón, cachito de pan, sólo en los últimos años reemplazados por la metáfora animal: potra, yegua, loba, etc...
... ¿Conocen un retrato más acertado del femenino ser nacional modelo '88 y de cómo los "caballeros" solían tratarlas? Aquellos y aquellas de más edad, con algo más de vida en sus espaldas, ¿cómo vivieron esos años de la "liberación democrática"?

*Pronto, el segundo tópico.

Jueves 19 de Junio del 2003

BIBLIOGRAFÍA

Siempre digo que la frase que mejor define mi relación (más bien, podría decir, mi apego casi enfermizo) con la lectura es: "Un libro es un buen amigo". Sin lugar a dudas, a lo largo de los años, esa amistad intimista (en cierta medida, más voyeurista que intimista, en tanto que leer un libro es como espiar el diario íntimo de un amigo) se alimentó incesantemente. Y hoy puedo decir, no sin orgullo, que me deleita sumergirme en los marginales recovecos de un libro, en la sabrosa inmediatez de un articulo, en el rompecabezas de la lectura fragmentaria de obras más abarcativas... en fin, me fascina como el primer día emprender la aventura que cada escrito me ofrece.
Llegando ya a mediados de año, se me ocurrió ponerme a repasar la lista de todo lo que he leído en estos seis meses, tanto por placer como por obligación académica. Y la fría estadística es esta:

Libros nuevos (13): Abaddon el Exterminador (novela - Ernesto Sábato), Drácula ( novela - Bram Stoker), Frankestein (novela - Mary Shelley), Fueiserá (ensayos - Ray Bradbury), El informe de Brodie (cuentos - Jorge Luis Borges), Historia de dos ciudades (novela - Charles Dickens), Cuentos de los años felices (cuentos - Osvaldo Soriano), El país de las últimas cosas (novela - Paul Auster), El extranjero (novela - Albert Camus), A sangre fría (novela), Música para camaleones (cuentos, retratos y notas - Truman Capote), Restos humanos (novela - Alvaro Abós) y La civilización en debate (ensayo - Alberto Lettieri).

Libros releídos (13): Ficciones (cuentos - Jorge Luis Borges), El factor humano (novela - Graham Greene), El Hobbit (novela), El Silmarillion (cuentos - John Ronald Reuel Tolkien), Aventuras de Sherlock Holmes (cuentos - Arthur Conan Doyle), Esfera (novela - Michael Crichton), La venganza de Nofret (novela), El misterio de Listerdale (cuentos), Poirot infrige la Ley (cuentos - Agatha Christie), El juguete rabioso (novela - Roberto Arlt), ¡Viven! (novela - Piers Paul Read), Sobre héroes y tumbas (novela - Ernesto Sábato) y Robin Hood (novela - Anónimo).

Artículos, cuentos, ensayos, fragmentos (15): Literatura, crónica y periodismo (artículo - Aníbal Ford), Los pobres dickensianos (fragmento - Gertrude Hummelfarb), Los placeres de la imaginación y otros ensayos de The Spectator (fragmentos - Joseph Addison), Una modesta proposición y otras sátiras (fragmentos - Jonathan Swift), Aventuras de Rocambole (fragmentos - Pierre-Alexis Ponson Du Terrail), Regueros de tinta. El diario Crítica en la década de 1920 (fragmentos - Sylvia Saitta), Aguafuertes porteñas: Cultura y Política (fragmentos - Roberto Arlt), La gracia del lector crítico: Nalé Roxlo y el Ulysses de Joyce (artículo - Víctor Pesce), Antología apócrifa (cuentos - Conrado Nalé Roxlo), Dos mil quinientos años de literatura policial (ensayo - Rodolfo Walsh), Estructura del "suceso" (ensayo crítico - Roland Barthes), "Marginalia" (fragmentos), Los crímenes de la calle Morgue (cuento - Edgar Allan Poe), Publicado en Toronto. 1920-1924 (fragmentos) y Los asesinos (cuento - Ernest Hemingway).

Reduciendo atrozmente cualquier sentimentalismo, animosidad y/o reflexión suscitada por todas las palabras que conforman cada uno de esos escritos a mero cálculo de Perito Mercantil, podría decir que, en seis meses, y sin contar los nombres de la tercera lista, leí 26 libros, entre nuevos y ya existentes. Un promedio de 4,33 libros por mes. Hummm... me parece que es demasiada poca lectura para 182 días, ¿no?
En fin... lo cierto es que, tras repasar el listado precedente, me doy cuenta de que incorporé varios autores nuevos a mi catálogo; y cada nuevo autor es como un mundo que será preciso empezar a explorar en profundidad. Esa es, pues, mi meta para lo que resta de este 2003.

Y usted, GOLLUM, ¿cómo anda de lecturas?

Miércoles 18 de Junio del 2003

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Jueves 05 de Junio del 2003

UBI EST?

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Este ordenador se autodestruirá en 5 segundos....

¿Es que nadie lo ha visto en estas semanas? Vamos, estoy tratando de tomármelo de la mejor forma posible, pero no es muy agradable perder el contacto así como así. A ver si nos entendemos: cuando me vine a España (como bien notaron los observadores) me quedé tranquilo con el verso de que "por medio de internet no se pierde la comunicación, el trato es fluido, estamos siempre conectados". Las pelotas. La Matriz se colgó y ahora no la encuentro ni con señales de humo.

Si un árbol cae en mitad del bosque y nadie lo oye y nadie lo ve, ¿hace ruido?

Bien, estoy preocupado y falto de inspiración. Así que me limito a reiterar mi llamado a la solidaridad. Me cago, estoy temiendo cosas feas, y una de ellas es que Matrix haya decidido dejar de escribir definitivamente, en cualquier medio y soporte. Si eso ocurre, como le dije en una oportunidad, es como si dejara de existir...

Merde!

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Autor: GOLLUM
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