Domingo 28 de Septiembre del 2003

DE RELLENO

(En vista de que nuestros silenciosos lectores no hacen méritos suficientes como para que el misterioso cuestionario de Matrix sea publicado en este blog, me limito a poner un post de relleno que viene a enganchar, de algún modo, con las citas fragmentarias. ATPC.)

Un día descubrí que nada me incentivaba más para escribir que leer. Por ejemplo: leía una novela de piratas y quería escribir algo de aventuras; o leía un artículo de opinión y quería rebatirlo; o bien leía un cuento “original” (dentro de lo que se puede, ya se sabe) y tenía ganas de hacer uno propio.

Algún malpensado dirá: “Es un envidioso”. No, por favor. Se trata de una respuesta a un estímulo. El artículo de opinión, por ejemplo, es lo más estimulante que existe entre los géneros periodísticos, porque te obliga a pensar sobre un tema, a analizarlo, a cuestionar los argumentos (y, muchas veces, las intenciones) del autor, y te condena a ordenar las ideas que te surgen en una exposición. Así es como se me da por escribir una respuesta. Con las novelas, en cambio, ocurre siempre una suerte de vicio perfeccionista. Uno dice: “Sí, me gustó la novela, pero acá hubiera sacado a tal personaje, y allá habría hecho que pasara tal cosa”. Luego, uno siente deseos de crear una trama para incluir todo aquello que (pensó) debería haber estado en la novela.

En cuanto a los cuentos “originales”, siempre te abren un camino, te enseñan una puerta. Pero, al mismo tiempo, te insinúan que hay muchas otras por descubrir. Y ése es el estímulo. Basta con que aparezca un planeta con vida para que se nos dé por salir a buscar otros.

Así que, supongo que se entiende, no es envidia.

Pero (siguiendo el rastro de los fragmentos) creo que lo más estimulante de todo son los pedazos inconclusos, los trozos, los retazos. Un párrafo, un mísero párrafo, sacado de contexto y arrojado al océano de las palabras, es a veces el principal disparador de ideas que jamás se pueda encontrar.

Es increíble todo lo que entra en un párrafo...

P.D.: También supongo que la esperanza de que el texto propio genere estímulos en otros escritores (o potenciales escritores) es, a su vez, un estímulo para escribir.

Lunes 22 de Septiembre del 2003

POST UPDATEADO: DELAY

De acuerdo a mis magros conocimientos musicales y auditivos, el delay es un efecto merced al cual las notas de una guitarra eléctrica sufren una suerte de retraso, que las hace llegar a los parlantes, justamente, con atraso.
Pues bien, merced a Horacio, quien hizo un comentario de la índole solicitada en el post precedente, llegó a mis neuronas la particularidad de que en el rejunte huevo-lúger del miércoles pasado también hizo acto de presencia la señorita Analía, quien llegó con retraso.
Pero claro, nadie es tan inteligente como yo, que me di cuenta de que tampoco mencioné a Singing Banzo, que se ganó la Copa Delay al más retrasado de la velada.
Seguimos esperando al menos siete comentarios medianamente inteligentes en el post inmediato anterior a este. Gracias por su atención.

No, esperen, atiendan: el delayoso Horacio, gentileza de su host, Zona Libre, posteó una excelente crónica de la reunión con casi una semanita de atraso (batió mi récord, que fui el ultimo en escribir al respecto). Pueden leerla haciendo click acá.

Viernes 19 de Septiembre del 2003

REJUNTE HUEVO-LÚGER

A las 20 hs. del miércoles 17 conseguí llegar a Milion. O sea, arrastré conmigo exactamente media hora de retraso, lo que va contra mis costumbres inglesas (por alguna extraña razón se me está haciendo imposible llegar a ante-horario, últimamente). En cuanto entré, le pregunté a un mozo que holgazaneaba por ahí si había alguna reserva para una reunión de bloggers. El tipo me puso cara de que no entendía en qué idioma estaba hablándole, por lo que me preguntó a nombre de quién era la reserva. MATRIX procesando datos, no encontré ningún nombre en mi neurona, por lo que le contesté "Y... no sé, debe estar a nombre de huevolúgers...", a lo que el muchacho me contestó que sí, que claro, que estaban arriba. Por supuesto, no me dijo si estaban en el primer, segundo o tercer piso. Desde ya, yo había solicitado que reservaran el living, que está en el tercer piso, según me dijeron. Pero bueno, a falta del dato preciso, me dispuse, previo esquive de las sombrillas del patio, a subir las escaleras que hicieran falta, y a abrir las puertas que hicieran falta, hasta encontrar alguna cara conocida.

Tal vez por costumbre, me dirigí directamente al fondo del primer piso, ahí donde está un verdadero amontonamiento de mesas pequeñas que forman una más grande. Claro, no había nadie. De pronto, sentí que alguien me enlazaba por detrás. No iba a quedarme de brazos cruzados, claro, así que me volví... y adivinen a quién encontré. Sí, señores y señoras: a Patricia, mi novia. Y hete acá que enseguida me comenta algo que... bueno, como es algo bastante de nosotros, los dejo con las ganas. Cuando enfilamos para el sitio donde estaban apelotonados los demás, topamos con un trencito formado por el olvidadizo GuilleBe, el franco-draculesco Lestat y Chelo-San, violinista oficial de la comunidad. Salutaciones de rigor mediante, piramos todos hacia...
Bueno, la verdad es que la habitación ésa me provocó una inmediata claustrofobia: seis mesas dispuestas en círculo, con una especie de pecera porta-velita en cinco de ellas; sillas que faltaban más que sobrar, y con sus nobles traseros asentados en ellas, ahí estaban, por riguroso orden alfabético, Horacio, Irene, Jaco-, Lady God-Diva, Mariano e Ylek. Un puertaventanal invitaba a salir al rellano de la escalera y lanzarse rodando por ella, cosa que nadie estaba dispuesto a hacer debido al vientito que soplaba afuera. Y del altísimo techo pendía... o debió pender en algún momento... el presunto sostén de una gigantesca araña de lámparas de cristal. Después de dar una vuelta completa a esa calesita, finalmente nos sentamos y empezó la reunión en sí.
¿Que en qué consistió la reunión? Ah, no sé, no me pregunten. Lo cierto es que se pusieron todos tan pero tan en pedo que... Bah, pueden leer reseñas de la reunión acá, acá, acá (con fotos incluídas), acá (también con fotos incluídas) y en el weblog de Jaco-.
Ahora bien, es cierto que se llevó a cabo una especie de cuestionario, auspiciado por un sobrio GuilleBe, los restos de un Rivadavia rayado y yo mismo. A no desesperar: en el caso de que este post obtenga más de diez comentarios más o menos inteligentes, todos y cada uno de los interrogantes planteados en él serán escritos acá, puestos a disposición de quien quiera contestarlos y de los "lectores silenciosos" que en alguna oportunidad mencionó GOLLUM.
Veremosss...

Martes 16 de Septiembre del 2003

CITAS FRAGMENTARIAS -Cuarta y Última Entrega-

(de BRADBURY)
(...)

Esa es la vida de Bradbury: un ir y venir de pasiones literarias, algunas compartidas, algunas propias; un largo y fervoroso diálogo con él mismo que desde joven se tomó el hábito de volcar (él diría "vomitar") sobre el papel.
(...)
¿Sigue sintiendo aversión a la tecnología?
Nos están bombardeando con toda clase de máquinas: TV, email, radio, teléfonos, celulares. Estamos obsesionados con estos aparatos que la mayor parte del tiempo no necesitamos. Yo le pregunto a la gente: "¿Para qué vas a usar esto?" ¡Basta! El otro día me subo al avión para ir a Nueva York, y el tipo que se me sienta al lado abre su laptop. Entonces yo le dije: "Por Dios, dejá esa cosa. Necesitás dos o tres horas lejos de toda esa porquería". Otra vez, veo antes de subir al avión a dos hombres que están hablando entre ellos, muy ocupados, celulares en mano. Al subir, uno de los dos me pide si no le cambio mi asiento para sentarse con su amigo. Y yo le dije: "No, no lo voy a hacer. Ustedes necesitan una vacación uno del otro. ¡Vamos, relájense, duerman un poco!" El hombre estaba furioso, pero durante el viaje durmió. Al bajar del avión me dio las gracias.
¿Será que usted puede evitar usar una computadora porque casi no corrige?
En parte. Pero además esos aparatos son ineficientes. Se equivocan. Una vez me regalaron una computadora, y el teclado era tan sensible que cuando lo toqué se disparó rrrrrrr. Lo aguanté un tiempo y dije: "Yo no me equivoco con mi máquina de escribir, ¿por qué me tengo que aguantar esto?" Y la regalé. Además no me gustan las pantallas, me gusta el papel y la tinta. Es más personal.
(...)
En Farenheit, los personajes terminan memorizando los libros para salvarlos del incendio. ¿Qué libro salvaría usted?
(Piensa...) A todos los prefacios de G.B. Shaw, reunidos. Son tan fascinantes como sus obras o más. Él era un charlatán compulsivo, un coleccionista de ideas, y tenía maravillosos debates con G.K. Chesterton en los años 20. Me hubiera encantado estar ahí. Y además, si yo los recitara, la gente pensaría que soy inteligente.
(...)
Siempre le advierto a la gente que no miren los noticieros: son puro funerales y hambruna.
Pero todas esas cosas ocurren...
Pero no se puede contar sólo eso. También hay buenas noticias todos los días. Deberían ir a los aeropuertos y las estaciones de tren y ver la felicidad. Me encanta ver cómo la gente viene y se va, con lágrimas de felicidad, o de tristeza por tener que separarse. Hace unos años hice un largo viaje en tren, y al bajar en una estación vi a dos jóvenes recién casados, y a los padres de ella que estaban ahí para despedirlos. La pareja se iba, se independizaba. Todos lloraban. Y yo los miré y lloré también. Hace unos años estaba en el aeropuerto de Denver y llegó una enorme familia de la India, con todas las mujeres vestidas con esos maravillosos saris y los hombres en hermosos trajes, y pasaron como un barco por delante de mi vista. Los miré y me dije: "¡Qué hermosos que son, mi Dios! ¿Sabrán lo hermosos que son?". Estas cosas jamás salen por tevé.
(...)
¿Cree que existe el Cielo?
A todos nos gustaría, ¿no? Si uno tiene grandes amores en su vida, no quiere pensar en no volver a verlos nunca más. Siempre albergamos una pequeña esperanza. Pero realmente no sabemos.
¿Va a la iglesia?
No necesito una iglesia. Tengo una iglesia, soy el cura, soy el obispo, soy el Papa.
Pero si existiese el Cielo, ¿cómo lo imagina?
Con mis hijas, mi esposa y mis amigos. Sería igual. Claro, si pudiera conocer a Shaw y a Shakespeare ya que estoy ahí, sería muy feliz.
Shaw también escribió hasta muy grande, ¿no?
Sí, tenía 97 cuando Dios le dio por la cabeza con un bate de béisbol. Si yo sigo escribiendo a los 90 como Shaw, voy a estar muy satisfecho.
(...)
¿Se arrepiente de alguno de sus libros?
De ninguno. Uno tiene que respetar a la persona que fue, quienquiera que haya sido. Hay que dejar a esa persona tranquila: hizo lo que pudo, y eso no se debe corregir. Todos mis libros me representan en distintas etapas de mi vida.
Con todo lo que sabemos hoy de Marte, ¿escribiría de otra manera sus Crónicas Marcianas?
No. Yo escribo mitos. No importa lo que Marte resulte ser, de hecho es un planeta muy inhóspito. No hay vida allí en este momento. Nosotros lo habitaremos. Pero mis historias llegarán y serán leídas en Marte a la noche muy tarde, por personas que quieren imaginar que afuera de las paredes de su comunidad marciana, mi Marte existe. Cuando el viento sople a la noche, mis fantasmas volverán a vivir, dentro de cientos de años. Pensarán: "Bueno, quizás este no sea el Marte verdadero, pero me gusta más el Marte de Ray, así que me voy a llevar Crónicas Marcianas a Marte, y lo voy a leer allí." Esto me hace sentir sensacional.

(...)

Autor: J.E.L.
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Sábado 13 de Septiembre del 2003

CITAS FRAGMENTARIAS -Tercera Entrega-

(de COZARINSKY)
(...)

Creo que llega un momento de la vida en que lo único que tenés para seguir adelante es lo que has vivido. Y que no inventás nada. Todo lo que escribís lo has vivido, lo has conocido, si no te pasó a vos, ha pasado a tu lado o a gente que conocés, que odiabas o que querías, poco importa, pero has estado cerca de esas experiencias y vas acumulando todo eso. Y llega un momento en que lo vas descargando. Si tenés un poco de exigencia, tratás de darle una forma que sea interesante para otra gente, si no es el vómito, y le pagás al psicoanalista para que lo oiga. Pero creo que llega un momento de tu vida en que el único capital que uno tiene es el pasado.
(...)
Es una cuestión epistemológica, creo que seguramente se puede llegar a una verdad, no a "la" verdad sino a una verdad de alcances limitados, de validez más limitada aún. Por eso no niego la posibilidad de que alguien llegue a una verdad. Veo las cosas como una serie de intrigas, de acertijos, de enigmas que proponen sucesivas esfinges con las que nos encontramos a lo largo de la vida. Y las respuestas que vamos dando a veces aciertan, a veces no.
(...)
Generalmente el detective termina descubriendo menos sobre la realidad que sobre sí mismo. Hace una investigación sobre hechos exteriores a él, sobre el mundo objetivo y, si alguna verdad encuentra, suele ser una verdad sobre sí mismo.
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Y después la gente, la capacidad de superar el malhumor, las dificultades e incluso la propensión a rezongar, a quejarse todo el día. De pronto, gente que tiene tres empleos por día para sobrevivir está disponible para salir a la noche y quedarse charlando con uno hasta muy tarde en un café, sin que sea necesario prever ese encuentro quince días antes. Hay en ese sentido una especie de mezcla, en el mejor sentido, de disponibilidad, de curiosidad y de facilidad de la gente para entrar en contacto que es fascinante. Es algo más fuerte que todo lo que puede ser negativo, que proviene de la situación social, económica, etcétera.

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Autor: J.E.L.
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Miércoles 10 de Septiembre del 2003

CITAS FRAGMENTARIAS -Segunda Entrega-

(de MATRIX)
(...)

04 - Sábado 28 de Junio del 2003.
Con demasiada frecuencia me pregunto si puedo creer en el amor a primera vista. Y generalmente no sé cómo contestarme. Tal vez, conocer a una persona así, de golpe, sólo implique sentirse atraído por su belleza física. Es lo más normal, y a la vez lo más natural.
Sin embargo, hay algo que lleva todo más allá. Me refiero a los detalles que surgen en una charla. En apariencia trivial, genera puntos de contacto en común. Gustos y opiniones. A veces, también podés encontrar diferencias. Y es ahí cuando se vuelve más interesante descubrir a esa mujer.
Una postal de La Cigale, y en el dorso, Patricia escribió, la primera noche que la vi, anoche:
"Acción y Reacción / Bs. As. = Noche / Causa y Efecto / Los sonidos vienen del alma, no de la voz. Por eso son pocos los que me escuchan, aunque todos me oyen."
Y yo, en una postal similar, me limité a escribir:
Patricia, acordate de una noche húmeda en Bs. As.
Quisimos sintetizar todo, creo yo. La noche de Buenos Aires que compartimos, y la llovizna húmeda que caía. Y también...
También creí tener un destello de su alma, en sus ojos. Como un ángel negro que me hechizara para siempre.

(...)

Martes 09 de Septiembre del 2003

CITAS FRAGMENTARIAS (Primera Entrega)

(de GOLLUM)
(...)

LOS NOVIOS

"La primera aparición increíble que encontré en las narraciones del plebeyo fue la de los novios. Los novios, ¿cómo definirlos? Hemos escuchado miles de historias sobre los novios, algunas buenas, algunas malas. Todas ellas refieren a seres que rondan en torno a hermosas doncellas, aunque algunas veces aparecen mencionados también muchachos poco valientes. Se dice que es natural que las niñas tengan un novio a su lado, aunque también se ha oído de lo terrible que es eso, tanto en boca de hombres como de mujeres, de ancianos y de ancianas, de niños y de niñas. Pues bien, la biografía era, en este sentido, sumamente clara y no dejaba lugar a la duda. El biografiado, o autobiografiado, aparentaba tener un preciso conocimiento de dichas alimañas; es más, se podría decir que tenía forma de verlos o de identificarlos, o de sentir su presencia. Según lo que se desprende del análisis de sus historias, los novios son unas criaturas que, por su accionar y su maldad, pueden compararse a los gremlins, a los duendes o a los geniecillos malvados. Por su materialidad, podría decirse que son criaturas etéreas o fantasmagóricas, en cualquier caso invisibles, que se apoderan de la conciencia de jóvenes bellas e inteligentes. No es extraño que, hoy por hoy, casi todas las jóvenes bellas e inteligentes estén asediadas por esas inmundas creaciones del Averno.
"No me pregunten por qué sólo ellas -hasta donde sé- son víctimas de estos seres. Como bien sabrán todos ustedes, la mitología es así: algunos demonios prefieren a las vírgenes, otros a los nacidos en días pares, algunos los quieren dóciles y estúpidos, y algún otro los querrá a todos. Por mi parte, nunca he sido víctima de un novio ni creo que lo vaya a ser.
"Estimo que los novios -y aquí mi escepticismo me condenó a no considerar durante mucho tiempo otras pruebas que había tenido a la vista- actúan a modo de consejeros. Por decirlo de manera gráfica, se parecen al diablo y el angelito de los dibujitos animados, pero sin el angelito. Se diría incluso que poseen un control a distancia, es decir, que pueden controlar la mente de la víctima aún a varios kilómetros de separación. Déjeseme ilustrar el asunto con un ejemplo extraído de la maravillosa biografía que les mencioné, fechado como 'sábado 25'.
"En la biografía se describe una situación cualquiera, típica de una fiesta. El protagonista de la biografía (ni joven, ni bello, ni inteligente, ni mujer) da vueltas en busca de algo divertido que hacer para darle un poco de sentido a la trasnochada. De pronto, en ese errático deambular, se topa con los ojos verdes más hermosos que ha visto en su vida: a partir de allí, todo lo que rodea esos ojos será también precioso, desde los rulos castaños, los labios delgados y rosados, el rostro sin maquillaje, cualquier cosa. El protagonista se acerca con la obligación autoimpuesta de conocer a la dueña de esos ojos: se para junto a ella y busca la primer excusa que se cruce en su camino para entablar una conversación. Por ejemplo, por cierto gesto (el ceño fruncido) y por la posición en la habitación (alejada de los parlantes) nuestro héroe (el protagonista) se percata de que a los ojos verdes les molesta el volumen de la música. Entonces suelta al pasar:
"-Es insoportable tanto ruido, ¿no?
"-Un poco. No es mala música, pero está un poco fuerte... -dice ella.
"¡Objetivo conseguido! Al menos eso cree el biografiado que, siguiendo la perspectiva pesimista, se esperaba un "Mmmsé...", seco, duro, tajante. Pero no, ella responde y deja abierta la puerta para que el valiente y aburrido deambulador de fiestas meta otro bocadillo:
"-Sí, eso es cierto. Yo acepté venir a esta fiesta por mi amigo y porque sabía que iban a pasar buena música, si no...
"-La verdad, yo no tenía idea de que fueran a pasar estos temas. En realidad vine porque mi novio dijo, y...
"¡Maldición! ¡Apareció! La inmunda criatura se hace presente en el preciso momento en que el héroe se disponía a acomodarse vaya a saber uno contra qué repisa o mueble, con toda la intención de conversar largo y tendido el tiempo que hiciera falta para atravesar la profundidad de esos ojos verdes. Pero no, no y no, el mitológico ser aparece en toda su dimensión aconsejando a la joven bella e inteligente. Y lo que es peor, se delata, se denuncia, se hace nombrar. El héroe se queda petrificado y sin tema de conversación, y de inmediato se siente un imbécil de primera. El geniecillo malvado está allí presente y ya nada podrá ser de la forma en que lo había previsto. El novio se encargará de que todo salga mal.
"-Ah... -atina a balbucear el héroe.
"Ella, haciéndose la desentendida respecto de las oscuras intenciones de nuestro protagonista, sigue conversando como si nada. Pero, para esa altura, el trasnochado aburrido descubre que las palabras que ella pronuncia las dicta el mismísimo malvado geniecillo, a saber:
"-¿Así que vos lo conocés a Juancho? (Juancho es el anfitrión, se sobreentiende).
"-Sí -contesta el héroe con toda la sequedad, dureza y frialdad que no le habría tolerado a ella. Y después, consciente de ese error, agrega -De la primaria. Fuimos a la escuela juntos.
"-Nosotros lo conocimos en el secundario -dice ella.
"'¿Nosotros?', se pregunta el héroe. '¿Nosotros qué? ¿Así que son uno para el otro?'. Y uno se da cuenta de que el protagonista comprende que el malvado geniecillo, denunciado públicamente por la boca de la bella doncella, tiene el tupé de desenmascararse y hablar en nombre de los dos. Y que posee control sobre ella desde el secundario. El protagonista, resignado, hace como que ve a un conocido en la otra punta del salón, se disculpa y se aleja dejando atrás a los ojos verdes más hermosos que ha visto en su vida".

(...)

Lunes 01 de Septiembre del 2003

FRAGMENTOS

(Post filosófico)

Fragmentos. Dondequiera que mire hay fragmentos. Pedazos de algo, aunque no sé de qué. Una trozo roto que no sé si ubicar en un jarrón, en un plato, en un ánfora o en un florero. Piezas pertenecientes a miles de rompecabezas distintos. Fragmentos.

Vivimos en un enorme basurero repleto de partes de cosas: brazos de muñeca, ruedas de auto, la pieza de un motor, la puerta de un horno microondas, un pomo de dentífrico vacío, un palo de escoba, el relleno de un colchón, una bolsa de plástico agujereada, el cierre de una mochila, un trozo de plástico irreconocible... En ese cambalache de objetos truncados, nuestra vista se posa caóticamente en uno u otro, repasando cientos de veces los mismos lugares para descubrir, cada vez, algo nuevo. Y vamos recogiendo lo que nos parece útil, o lindo, o interesante. Y quizás, con un poco de suerte, ensamblamos algo.

Nadie nos garantiza que ensamblemos bien. Se trata de juntar lo que puede ir junto, no lo que tiene que ir junto. Sutil diferencia: hay cosas que no han nacido juntas, pero que la casualidad ha puesto en nuestras manos para que podamos unirlas en una creación “nueva”. Un carrito de supermercado con motor, una Barbie con brazos de He-Man, una caja de zapatos para guardar recuerdos. Reciclaje, que le dicen.

Los fragmentos son la esencia de lo que nos rodea, de lo que somos, de lo que pensamos. Fragmentos que sólo forman parte de un todo una vez que los ensamblamos, nunca antes. Los troncos de los árboles de donde salieron los maderos que formaron parte de La Pinta jamás fueron tablas de barco en estado latente. Un día eran árboles, y al otro día llevaron a la expedición de Colón rumbo a América. Siempre fueron eso: fragmentos. Pulidos, trabajados, matizados y moldeados, acabaron por integrar una nueva unidad que, al desaparecer, volvió a generar fragmentos.

Qué mierda de filosofía posmoderna.

He dicho.