13 de Febrero del 2005

Un heroe silencioso

Otra vez la historia de siempre. Parecía increíble, él, que intentaba ser un James Bond.

¿Cómo he llegado a este punto? ¿Acaso no soy partícipe de mis actos? La respuesta era turbia, como los recuerdos que lo traían hasta aquí, alejándolo de su destino. Pero allí está, aterrorizado. Rodeado por la policía, desnudo, con un pato en la mano, ante aquella ostentosa embajada de un país innombrable que probablemente jamás pisaría.

Las tantas de la mañana. Invierno. La luz de un sol que no calienta le hace salir de su recurrente pesadilla. Pálido y frío se incorpora como puede. Cierra los ojos para fingir que se encuentra bien pero cuando los abre está de rodillas, penitente, postrado ante aquel sumidero de porcelana intentando expulsar un alimento nocivo fruto de si mismo. Te odio gritó sin garganta.

Intentando huir de la rutina sus recuerdos le abruman. Cada día es más dificil distinguir la verdad de la mentira, su propia mentira. Puedes hacerlo, esta vez puedes hacerlo! se repite una y otra vez. Convencido de que le ayudará a mantener la fuerza la próxima vez.

Abrió los ojos y los volvió a cerrar, con fuerza, le dolían los párpados pero la cordura se escapaba por cada poro de su cuerpo. ¿Qué hago aquí? El sudor se acumula en su barbilla y gotea sobre la nieve. Abrió los ojos, despacio, muy despacio. Mierda se dijo mientras apretaba los dientes. Aquella cegadora luz era todo lo que él deseaba y odiaba. Cerró los ojos de nuevo e intentó pensar. Caminaré un poco, sí, eso es, primero caminar un poco. Aferrado a su cordura como un niño a un peluche deshilachado dió un paso, y otro, Otro más, sí eso es, otro más.

Inspirar, expirar. El corazón late con naturalidad. El aire está viciado pero le sustenta todo el oxígeno que necesita. Venga, abre los ojos, lo estás deseando. Los abrió. Allí estaba, en medio de todo aquel caos, era su luz. Piensa venga piensa... Cada segundo se hacía eterno y se agolpaba en su pecho ahogando su respiración.

El aire frío entra por la ventana y lo despierta de un sobresalto. Ya debería estar acostumbrado y tiró de la cisterna.

Tumbado en cama con el brazo estirado hacia la persiana observa la luz pasar entre sus dedos. Igual es así como tiene que ser. Y se dispone a salir de casa, con la vista baja y la hombría malherida.

escuchando: Girl Nobody - Cages (Lemon8)

Pensado por algo más que huesos a las 21:03 | Categoría: ser o no ser cebolla
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